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Año XII - Edición 218 26 de septiembre de 2013

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III Jornadas de Enseñanza del Derecho

  • Nota de Tapa

Con el objetivo de compartir experiencias de enseñanza de asignaturas jurídicas en la Universidad y en el Nivel Medio, durante los días 9 y 10 de septiembre la Dirección de Carrera y Formación Docente llevó adelante las “III Jornadas de Enseñanza del Derecho” que en esta ocasión se organizaron en torno a cuatro ejes: perspectivas didácticas en la enseñanza del Derecho, buenas prácticas de enseñanza del Derecho en el Nivel Medio, implementación de TIC’s en la enseñanza del Derecho e intersecciones entre la enseñanza del Derecho y otras disciplinas. Las palabras de apertura estuvieron a cargo de Juan Antonio Seda, director de Carrera y Formación Docente de la Facultad; mientras que la conferencia inaugural fue dictada por Felipe Fucito.

Para comenzar, Juan Antonio Seda planteó como objetivo de estas jornadas el producir un diálogo, una reflexión, una producción académica vinculada a la forma de dar clases. Para ello se cuenta con un recurso ya instalado: los docentes y cursantes de los talleres pedagógicos de la Dirección de Carrera y Formación Docente y las cátedras del Profesorado para la Enseñanza Media y Superior en Ciencias Jurídicas.

“La Dirección de Carrera y Formación Docente es un emprendimiento de nuestra Facultad que tiene más de 50 años. El área de capacitación pedagógica en la Facultad de Derecho viene de 1961”, informó. Lo que se busca es dar clase de manera innovadora para que el estudiante sea un sujeto activo en el proceso de aprendizaje; sin embargo, la Facultad tiene limitaciones y contextos institucionales como, por ejemplo, el hecho de contar con 90 estudiantes por curso que a veces dificulta el objetivo.

Acto seguido, se dio lugar a la conferencia inaugural de Felipe Fucito, quien en primer lugar se refirió a la enseñanza universitaria en general. Existe en el país una trayectoria de conflictos en las cuales cada grupo ha querido desplazar a otro respecto de las tendencias liberales, nacionalistas, en la enseñanza en general. En este sentido, mencionó los golpes de Estado que trataron de definir la educación en la universidad pública, la universidad elitista, las necesidades de la primera posguerra y la incorporación de las minorías étnicas.

El expositor realizó una clasificación teórica de las universidades (de acuerdo a su función de investigación, fortalecimiento de la competitividad, selección para empleos de alto nivel, preparación para papeles de liderazgo social, educación general postsecundaria, educación de entrenamientos especializados) y de posibilidades reales (elitistas, de masas o fundadas en la necesidad de incorporar o generar movilidad social para sectores bajos).

Para continuar con su disertación, hizo alusión a la idea de universidad democrática lo cual implica que la misma no puede depender de ningún control oficial ni oficialista en cuanto a líneas ideológicas únicas que deben ser transmitidas. La universidad democrática tiene ideologías plurales y los alumnos pueden, eventualmente, elegir estas ideologías y los profesores existen para darlas.

Entrando en el tema de la enseñanza del Derecho, comentó que Abogacía es considerada una de las carreras “baratas” porque se piensa que basta con ser abogado para ponerse a dictar cualquier materia de Derecho. El siguiente punto que resaltó es si se quiere una universidad profesional, de información sobre tareas o conocimientos específicos, es decir, formar profesionales o informar sobre Derecho. De acuerdo con Carlos Cossio, las facultades de Derecho se dirigían a los que no buscan el conocimiento del Derecho sino vivir del Derecho; son facultades profesionales que tienen un objetivo laboral para la mayor parte del alumnado. En este sentido, criticó a la falta de dedicación a la preparación práctica y al enciclopedismo. A partir de investigaciones hechas por el orador, expresó: “los alumnos vienen a prepararse para trabajar y vivir con una salida laboral (…) no hay una cantidad significativa de alumnos que les interese los estudios del Derecho para su conocimiento o que tengan una vocación autónoma para la enseñanza”. En ese sentido, Fucito consideró que existe la creencia de que no es posible vivir de la educación jurídica y que, además, esta constituye un área del conocimiento que permite encontrar alguna salida laborar más o menos adecuada. Si bien buscan insertarse laboralmente fuera de la universidad, Fucito resaltó la cantidad de graduados que no ejercen la profesión.

Entre las críticas existentes en la enseñanza del Derecho mencionó la memoria exigida en las materias codificadas, la admiración del código que no permite una crítica y termina haciendo sumisos a los alumnos; la hegemonía de discurso; la transmisión por parte de los profesores de sus experiencias o la enseñanza de normas abstractas; la dificultad de los profesores con respecto a la devaluación educativa del nivel secundario por lo que terminan armando guías de lectura que bajan el aula universitaria a la secundaria. Esto último, de acuerdo con el expositor, “si bien es muy voluntarioso, no es nuestro trabajo, nosotros acá no podemos enseñar a leer y a escribir, eso es trabajo del secundario”.

La jornada continuó con trabajos en comisiones, entre ellos Perspectivas didácticas en la enseñanza del Derecho, lntersecciones entre la enseñanza del Derecho y otras disciplinas y El pensamiento de Gilbert Simondon y la pedagogía.

Finalmente, el panel de cierre estuvo integrado por Anahí Mastache, María Laura Pérsico y Carlos Huberman.

“Los alumnos vienen a prepararse para trabajar y vivir con una salida laboral (…) no hay una cantidad significativa de alumnos que les interese los estudios del Derecho para su conocimiento o que tengan una vocación autónoma para la enseñanza”, expresó Felipe Fucito.