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Año XVIII - Edición 326 19 de septiembre de 2019

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El profesor Philip Pettit fue distinguido como doctor honoris causa de la UBA

  • Nota de Tapa

En el Salón Rojo, el 29 de agosto se realizó el acto en el que se hizo entrega del diploma que acredita al profesor Philip Pettit como doctor honoris causa de la UBA mediante resolución del Consejo Superior 1164/2019. 

Presidieron la ceremonia de investidura el decano de la Facultad, Alberto J. Bueres, y la vicedirectora del Instituto Gioja, Luciana Scotti.

Roberto Gargarella (profesor titular de la Facultad) brindó la laudatio académica. Para comenzar, realizó una breve referencia a la formación y a la amplia obra producida por el homenajeado. Cursó sus estudios de grado en National University of Ireland. Obtuvo un máster en Cambridge University y en 1970 se graduó como doctor en Filosofía en Queen’s University. Asimismo, fue profesor en la University College, Dublin, entre 1975 y 1977. Desde el 2002, es catedrático Laurence Rockefeller de Ciencias Políticas y Valores Humanos en la Universidad de Princeton. En el 2013, fue nombrado Distinguished University Professor de Filosofía en la Universidad Nacional de Australiana en Canberra, donde ha desarrollado buena parte de su actividad académica.

Por otro lado, Gargarella manifestó que sus temas de investigación van desde la teoría moral a la teoría política, desde la filosofía de la mente a la metafísica y sus trabajos están en permanente diálogo con disciplinas vecinas, que incluyen a la psicología, la sociología, la economía o la antropología social. Ha publicado más de doscientos artículos en revistas científicas de primer nivel y es autor de otros veinticuatro libros que fueron traducidos a más de dieciséis idiomas. Subrayó que “el profesor tiene frecuentes colaboraciones con otros autores, lo que significa, en sus palabras, buscar un mínimo común con otra persona y ha cultivado la práctica de pensar y escribir en conjunto con otros colegas. Alguna vez Pettit definió su proyecto como un programa sartreano”.

Además señaló que “la consistencia y continuidad que se advierten en la sustancia de sus escritos se reconocen también en los métodos empleados por el autor, en particular en la persistente pretensión de vincular el pensamiento filosófico y la propia experiencia”, y puntualizó: “El ejemplo más notable, pero de ninguna manera el único, de dicha conexión es el que ofrece Pettit cuando propone el texto en el que ilustra su lectura de la libertad como no dominación”. En este sentido, detalló que “en el prefacio de su libro Republicanismo desarrolló la idea de la libertad como no dominación, la idea de que nadie debe quedar sujeto a la interferencia arbitraria de ningún otro, como forma de dar cuenta de la peculiares experiencia opresivas que vivió en su paso por instituciones y seminarios religiosos cuando intentaba ser cura”.

A continuación, Philip Pettit expuso su conferencia magistral de investidura, titulada "Neo-republicanismo, neoliberalismo y neo-populismo". En primer término, indicó que hay tres áreas principales de la justicia que todas las teorías deberían tener en cuenta: la justicia social, la justicia política y la justicia global. En su ponencia, se enfocó en la justicia social y la justicia política.

Seguidamente, caracterizó el enfoque del neorepublicanismo en contraposición a otras tradiciones que son poderosas en el mundo hoy en día: el neoliberalismo y el neopopulismo y planteó el neorepublicanismo como alternativa a estas dos tradiciones imperantes. La idea fundante del republicanismo, explicó Pettit, se remonta a la larga tradición republicana desde la República romana que se fue difundiendo por Europa hasta la actualidad. Esa idea es el principio de la libertad, entendida como ausencia de dominación o libertad como no-dominación (freedom as non-domination).

Para abordar este principio, el homenajeado se enfocó en la diferencia de ser controlado por otra persona y ser limitado por otra persona. En la primera suposición, sostuvo que la idea de ser controlado se asocia con ser dominado por otra persona o por las leyes. En la segunda, solo hay una interferencia. En este marco, especificó que la tradición republicana insiste en que para ser libre es necesario que no seas controlado por nadie en el marco de tus elecciones personales.

Más adelante, recordó que para los romanos había dos maneras en las que uno podría no ser libre. Una de ellas era vivir en un país como Roma y ser un esclavo o una mujer. No eras libre porque estabas sujeto a la dominación de otro. La otra forma era la de vivir en una sociedad gobernada por una monarquía absoluta, incluso si eras una persona adinerada y no estabas sujeta a dominadores privados porque sí estabas sujeto a dominadores públicos o a un gobierno que es tirano. No obstante, los romanos pensaban que los ciudadanos de Roma no estaban dominados ni privada ni públicamente porque aunque todos estaban limitados por la ley, ellos eran quienes controlaban las leyes que se les imponían y, por ende, ellos establecían los términos dentro de los cuales el Gobierno podía actuar en relación con ellos. En esta línea argumental, aseveró que esto muestra dos aspectos del neorepublicanismo, como una teoría de justicia doméstica y como una teoría de justicia social, que sugiere que tenemos que tener una ley que nos habilite a tener el mismo rango de elección que otros tienen: las llamadas libertades fundamentales en la tradición republicana. La ley debe identificar cuáles son estas elecciones y luego garantizar a las personas el ejercicio de esas elecciones.