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Año II - Edición 41 24 de diciembre de 2003

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Dos Décadas de Democracia en América Latina

  • Nota de Tapa

Un histórico encuentro tuvo lugar el pasado viernes 12 del corriente en el Salón de Actos de esta Facultad. Los ex presidentes Raúl Alfonsín (Argentina), Patricio Aylwin (Chile), Julio María Sanguinetti (Uruguay) y José Sarney (Brasil) se reunieron a fin de disertar sobre la experiencia de la transición democrática en sus respectivos países.

El acto contó además con la presencia del Rector de la Universidad de Buenos Aires -Dr. Guillermo Jaim Etcheverry-, el Decano de la Facultad –Atilio Aníbal Alterini- y el Dr. Alberto Ferrari Etcheverry, que tuvo a su cargo la coordinación de la mesa.

El Rector inauguró el acto agradeciendo al Decano Alterini  haber sido invitado a recibir a los disertantes, “huéspedes ilustres que prestigian nuestra casa y símbolos de la recuperación de la democracia en nuestros castigados países”. Destacó la importancia para la región de que se produzca un encuentro de estas magnitudes y entendió que resulta significativo el hecho de que se desarrolle en la universidad pública. La universidad es la esencia misma de la democracia –explicó-, en tanto desea dar respuesta a una de las profundas necesidades humanas: la curiosidad inextinguible, un interés tan profundo como la propiedad y el poder. Constituye el impulso del saber y la enseñanza en sociedades abiertas y democráticas, por ello -agregó- constituir universidades dedicadas a la expresión del intelecto libre y a la formación de personas capaces de actuar en una sociedad abierta supone hacerlo en una atmósfera de libertad que respete todas las posiciones antagónicas; “esa y no otra es la esencia de la universidad”.

Acto seguido tomó la palabra Alberto Ferrari Etcheverry. Resaltó el hecho de que la transición a la democracia en cada uno de los países vecinos respondió a sus características nacionales, culturales y políticas de modo original y singular. Posteriormente leyó una misiva del Presidente Néstor Kirchner, en la que refiriéndose al pasado gobierno militar, recordó palabras de Eduardo Galeano expresando que “fracasaron quienes quisieron prohibir el agua, porque no se puede –nadie puede- prohibir la sed”. Asimismo, manifestó su deseo de adherirse al compromiso de seguir trabajando por una América Latina próspera y unida. Finalmente, el moderador agradeció la participación de los estudiantes de la Revista Jurídica de la Facultad –Lecciones y Ensayos–, quienes se ofrecieron a recibir preguntas del auditorio.

El primero de los disertantes -Raúl Alfonsín- abordó, desde una perspectiva académica, el tema de las exigencias y deudas que todavía tiene la democracia, es decir: la pobreza y la educación. En este sentido, recordó que América del Sur no es el continente mas pobre pero si ocupa el primer lugar en la brecha social. Asimismo juzgó que el estado debe ser independiente de los poderosos y de las potencias más fuertes que puedan influir en nuestras decisiones, y explicó que no puede enfrentarse en debida forma este tema sin definir la profundidad del fundamento filosófico que respalde las medidas a adoptar. Así, con citas de Federico Engels y Antonio Gramsci y críticas tanto al politólogo conservador Samuel Huntington como al ensayista de izquierda John Holloway, se adentró en una clasificación de tres tipos de Estados a fin de obtener “el Estado que queremos”.  En primer lugar, se encuentra el "Estado Justo" de Platón, donde los artesanos dependían de las ordenes de sus jefes y donde todo cambio importaba una degradación de generaciones. En segundo, el "Estado Realista" de Maquiavelo, que subordina la moral a la razón del estado y cuyas versiones actuales pueden verse cuando se apela a ciertas estructuras de propaganda con el propósito de convencer al pueblo de tomar medidas olvidándose de su libertad. Finalmente, el tercer tipo es el querido, el Estado Legítimo, el que hace coincidir la libertad con la coacción, defiende tanto la autonomía de la persona como también la autoridad y se basa en el método del consenso y del diálogo. Un estado legítimo de libertad más igualdad. Sin embargo -advirtió- para llegar a él hay que luchar por la vigencia del derecho internacional, en la actualidad quebrado por razones hegemónicas, y de los derechos de segunda generación, que hacen a la justicia social y a la dignidad del hombre. Al respecto destacó que, en el presente, los presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Néstor Kirchner retornan a la idea que tuvo con José Sarney y a la que de inmediato se sumó Julio Sanguinetti de darle la importancia que se merece al MERCOSUR, puesto que sólo desde la integración podrá combatirse las presiones para entrar al ALCA. Finalmente, concluyó que la filosofía que debe guiar al país es la del Estado Legítimo, que parte de la base de la libertad más igualdad, y que teniendo a ésta como sustento debe encontrarse un consenso respecto de cuales son las desigualdades que el pueblo está dispuesto a soportar con convivencia, aunque siempre manteniendo un límite mínimo: el de la igualdad de oportunidades.

Seguidamente, hizo uso de la palabra el Ex Presidente Patricio Aylwin. Efectuó una síntesis del la transición de la democracia en Chile. Se remontó a los antecedentes de la dictadura, remarcando la crisis de gobernabilidad que sufría el gobierno constitucional de Salvador Allende. Posteriormente, se refirió al Golpe de Estado del General Augusto Pinochet, a sus objetivos declarados –eliminar el cáncer marxista e instaurar una nueva legitimidad de sus instituciones-, y a sus violentos métodos. Explicó que las reformas del gobierno militar permitieron una importante liberalización y apertura al exterior de la economía chilena, pero a costa de una agravada desocupación y deterioro en la salud y la educación. Continuó con un desarrollo de los sucesos históricos hasta el inicio de la transición, es decir, la elección presidencial en la que fue electo.  Recordó que al momento de asumir tuvo que enfrentarse con tres problemas principales: a) las aberrantes violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante el gobierno militar; b) las desigualdades e injusticias entre los niveles de vida dentro de su pueblo y c) lo que denominó la “conformación autoritaria centralizada y poco representativa de la autoridad pública”. Sin embargo, explicó que en atención al informe y rol ejercido por la Comisión Nacional de Verdad y Reconciliación, a la política de concertación social entre empresarios y trabajadores y a las reformas institucionales para la democratización de las estructuras de gobierno que se desarrollaron durante su mandato, podía afirmar que la transición democrática chilena finalizó con su mandato.

Julio María Sanguinetti inició su disertación refiriéndose a la Guerra Fría, advirtiendo que no fue fría en América Latina, ya que se la pagó con “tributo de sangre” en una dialéctica que oscilaba entre guerrillas y Golpes de Estado estimulados o aceptados. Posteriormente examinó los procesos de democratización que, sin perjuicio de las peculiaridades propias que mantuvieron en cada país, fueron inspirados por el espíritu de la transición española, a partir de la cual, bajo la consigna de que "de todo excluido se hace un enemigo", se intentaba incluir a todos en la sociedad. Así, se explayó sobre los distintos métodos de transición que tuvieron lugar en Argentina, Uruguay, Brasil, Paraguay, Nicaragua y Chile. Pasados ya veinte años, el escenario internacional es distinto. Ya no tiene lugar la guerra fría –lo que facilitó en gran medida que no se rompiera la fragilidad de las democracias latinoamericanas- y las potencias mundiales son otras. Nos encontramos -expresó- con “un mundo que no está en guerra, pero que no tiene paz en ninguna parte”. Al culminar, explicó que en esta sociedad distinta –con una familia, una política y una economía distinta- los valores de la democracia son insustituibles, puesto que,  en definitiva, la democracia no es más que ello: un esquema de valores al que debe llegarse a través de los ideales, aunque no de las utopías.

Por su parte, José Sarney apuntó que en Sudamérica el Siglo XX fue marcado por los choques de las ideologías en los que el autoritarismo tomó, en cada país, sus características propias.  Indicó que la transición es un período difícil, ya que se desarrolla en tiempos en que reina el interrogante de cómo conciliar la democracia y la gobernabilidad en países pobres con instituciones débiles. Posteriormente, distinguió dos grandes temas propios de la transición: la restauración y la consolidación de la democracia. Finalmente, se refirió al proceso de integración iniciado durante su mandato y a través del cual se puso fin a la tradicional enemistad recíproca con el pueblo argentino. En este sentido, afirmó que en la actualidad el futuro de Latinoamérica depende, en gran medida, de la unión entre Brasil y Argentina.  Anticipó que cuanto más se consoliden los lazos entre ambas naciones, más fuerza tendrá Latinoamérica frente a la comunidad mundial, y más sencillo le resultará entrar al mundo del futuro, del conocimiento, de la cooperación y la competitividad.

Al cierre del acto, Alberto Ferrari Etcheverry dio tratamiento a las inquietudes receptadas del auditorio por los estudiantes de la Revista Lecciones y Ensayos.