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Año XIX - Edición 350 17 de diciembre de 2020

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Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres: logros y desafíos en la lucha contra las violencias por motivos de género y diversidad

  • Nota de Tapa

El pasado 25 de noviembre se llevó adelante la jornada "Logros y desafíos en la lucha contra las violencias por motivos de género y diversidad" en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres

El Programa de Género y Derecho, el Área de Igualdad de Género y Diversidad para Estudiantes y la Red de Profesoras de la Facultad de Derecho organizaron este panel para discutir los desafíos pendientes en materia de la erradicación de las conductas violentas por motivos de género en diversos escenarios como la universidad y el mundo del trabajo, así como también poner en perspectiva recientes avances en la materia a nivel nacional, regional e internacional.

Las palabras de apertura y moderación estuvieron a cargo de Laura Pautassi (directora del Programa de Género y Derecho). “Hoy el programa ha tomado una institucionalidad realmente relevante porque forma parte de las demandas del movimiento estudiantil, de las demandas de les estudiantes en general, y el gran dato que podemos aportar es que se ha duplicado la oferta concreta de cursos profesionales en términos de género”, señaló.

Seguidamente, expusieron Mónica Pinto (profesora emérita de la Facultad), Marita Perceval (epistemóloga feminista; directora regional de UNICEF, 2016-2019; senadora nacional, 2001-2009), Juan Pablo Mugnolo (doctor en derecho por la Universidad de Granada; vicedirector del Departamento de Derecho del Trabajo y Seguridad Social) y Maria Nieves Rico (antropóloga social feminista; especialista en políticas para la igualdad de género; funcionaria de las Naciones Unidas, 1992-2020).

En primer lugar, Mónica Pinto expresó: “El 25 de noviembre es una fecha importante que la Facultad, por lo menos en los últimos diez años, se ha permitido recuperar. Si bien la práctica habitual era salir a las escalinatas y tener arte durante el 25 de noviembre, en esta ocasión esto no es así y es una buena oportunidad para poder compartir con queridas colegas de siempre”.

Por otro lado, puntualizó: “Esta violencia contra la mujer es una cuestión que corta el planisferio y reposa sobre una actitud muy enraizada dentro de la cultura en general que es la de discriminar a las mujeres. La violencia contra la mujer es una expresión de las relaciones de poder históricamente desiguales entre hombres y mujeres en la sociedad”.

Asimismo, planteó que “la violencia un comportamiento aprendido; es algo que se enseña porque se enseña que hay unos que son inferiores a otros y que además tienen poca capacidad para gritar y en la medida en la que sea un comportamiento aprendido existe la posibilidad de poder cambiarlo”. Y concluyó: “Ojalá de acá a un cierto número de años podamos decir que las tasas de violencia contra la mujer han descendido ilustrativamente y que podamos todas algún día pensar que estamos más cerca de esa sociedad libre de violencia que lo que habíamos pensado”.

Marita Perceval, a su turno, se refirió a una campaña lanzada por mujeres académicas de la Universidad Nacional de Colombia: “Cuando se llevan el crédito de tus ideas, es violencia; cuando te hacen dudar de tus capacidades y te dicen que las mujeres no piensan desde la razón, sino desde la emoción, es violencia; cuando no reconocen tu autoridad en temas en los que eres experta, es violencia; cuando te interrumpen, también es violencia. Nos sumaremos a la campaña contra la opresión epistémica porque ni es natural ni es normal”.

Luego sostuvo que “no se trata de que haya solo leyes o más leyes”. Y contó: “Yo llegué en el 2001 al Senado, fue mi primer espacio político de representación, y no podía si no acordarme de aquello que Rosa Camacho nos dice con tanta claridad irónica y contundencia conceptual cuando nos advierte ‘miren, no se trata únicamente de que logremos comernos un pedazo más grande del pastel, sino que de lo que realmente nos debemos ocupar es de cambiar la receta'''. En esta línea, resaltó: “Hay que buscar e incluir otros ingredientes hasta ahora ausentes: las mujeres, las disidencias, la diversidad, la perspectiva de género, los métodos no sexistas de investigación y también ser conscientes de que al cambiar los ingredientes cuando nos decidamos a compartir el pastel, si somos feministas, la repartición debe ser igualitaria porque surgimos por nuestra vindicación y reivindicación, pero también por la de todos, todas y todes los, las y les oprimidos, oprimidas y oprimides”.

Por su parte, Juan Pablo Mugnolo comenzó diciendo que “la cuestión de la violencia en el trabajo no es una novedad para el mundo y no es una novedad para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) (...). Desde una concepción machista lo que se procuró es excluir a las mujeres del mercado de trabajo. Si vemos el primer convenio vinculado al tema, la violencia aparece oculta. Este convenio prohibía el trabajo industrial de mujeres”.

Luego remarcó: “Claro que la OIT ha ido revisando sus normas y nos encontramos que casualmente a cien años de la creación de la OIT, el 21 de junio de 2019, se produce una declaración muy importante: la Declaración del centenario de la OIT para el Futuro del Trabajo”. En este marco, amplió: “Lo que hace es lanzar las líneas sobre las cuales la OIT proyecta su trabajo hacia el futuro y aparece un acápite sobre la construcción de un mundo de trabajo libre de violencia y acoso en donde se hace expresa referencia a la igualdad de oportunidades y a la participación equitativa en el mercado laboral, a la igualdad de remuneración a la repartición equilibrada de las responsabilidades familiares, a la conciliación de la vida profesional y privada, la promoción de la inversión en la economía del cuidado y a la protección contra la violencia y el acoso en el mundo del trabajo y ese mismo día se sanciona el Convenio 190 que responde a esta última línea planteada la declaración del centenario y es el primer tratado internacional que se avoca a regular la problemática de la violencia y el acoso en el ámbito del trabajo junto a la recomendación 206”.

A continuación, Maria Nieves Rico destacó que “en el año 1981 en el primer congreso feminista de América Latina y el Caribe las mujeres latinoamericanas ya determinaron que este día, el 25 de noviembre, iba a ser el día para recordar la importancia de luchar contra la violencia hacia las mujeres y fue recién en el 2000 cuando Naciones Unidas también adopta este día junto con el resto de los países del mundo como la fecha oficial”.

Además expresó: “Me parece muy importante cómo este tema, esta preocupación, estas leyes, las políticas públicas que hay y el convenio de la OIT en realidad son producto de un proceso en el cual las organizaciones de mujeres y las mujeres feministas son las que tuvieron el impulso, la fuerza y las ganas de incidir, de estar y de decidir cada una en el espacio en el que le correspondía”.

En cuanto al 25 de noviembre, detalló: “Es un día de denuncia y de demanda. No solamente denunciar la violencia de género, sino de demanda hacia los poderes del Estado y hacia la sociedad en su conjunto”.

Por otra parte, expuso que “cuando vemos cómo se tipifica la violencia en las leyes nacionales o cómo se la define en la Convención Belém do Pará, en la CEDAW misma, encontramos que es un acto, un hecho, una conducta, una acción, que se realiza sobre las mujeres y que tiene determinado tipo de consecuencias”. Y puntualizó: “Estamos hablando de un dispositivo político y cultural y sexual de dominación. La violencia contra las mujeres es un mecanismo que está activo permanentemente. Es el reflejo de las relaciones de poder, de jerarquía y de control sobre los cuerpos, sobre las decisiones, sobre las opciones, la participación y el movimiento de las mujeres. Es, también, la expresión del miedo a otro y a cambiar un status quo, un orden social”.

Finalmente, Cristina Carreras Lobo, coordinadora del Área de Igualdad de Género y Diversidad para Estudiantes, y Lorena Balardini, coordinadora del Programa de Género y Derecho, efectuaron el cierre de la actividad.

Cristina Carreras Lobo expuso acerca del Protocolo de acción institucional para la prevención e intervención ante situaciones de violencia o de discriminación de género u orientación sexual. “El protocolo de acción institucional sirvió como disparador y modelo para que se implemente en otras universidades, en otras instituciones, en empresas y también que se creen protocolos internos en los partidos políticos porque como bien sabemos la violencia la sufrimos en todos los ámbitos”, especificó.

También comentó: “Con el dinamismo del derecho, las demandas del movimiento feminista y el trabajo mancomunado, nuevamente se articularon con los distintos responsables de los protocolos en las distintas unidades académicas, se generaron acuerdos, se crearon las redes y las alianzas estratégicas para que en 2019 se modificara lo que es el protocolo, que había quedado escueto”. Y detalló que “se ampliaron las situaciones que comprende, es más abarcativo del trabajo que realiza cuando se elevan las denuncias en el ámbito administrativo, que es ahí donde se da ese complejo entramado entre las distintas áreas y por donde transita el expediente, sobre todo para resguardar y no revictimizar a quienes denuncias; se establecieron nuevos procedimientos para la resolución de conflictos; se implementaron medidas autosatisfactivas”.

Asimismo, contó que “en este año particular se pudo dar respuesta a la demanda por casos de acoso virtual, que no está contemplado en el protocolo, pero se aprobó a fines de abril un procedimiento especial para la atención de denuncias urgentes y consecuentemente se generó una conciencia de la utilización de las herramientas institucionales para evitar el contacto con docentes y estudiantes que no sea meramente el académico y evitar el uso de las redes sociales como medio de contacto y todo tipo de intromisión en la esfera privada de les estudiantes”. Y remarcó: “Tenemos la responsabilidad de crear un espacio libre de violencias y discriminación de cualquier tipo para poder avanzar en una construcción de una igualdad de género y de oportunidades para todes”.

Lorena Balardini recordó que “el año pasado se sancionó la paridad en el Consejo Superior de la Universidad de Buenos Aires y también en el Consejo Directivo de la Facultad. Con Laura asesoramos a los consejeros. Ellos nos convocaron para conversar sobre cómo podemos transversalizar el enfoque de género y cómo pensar una resolución que adoptara ese enfoque y el año que viene hay elecciones en la UBA y yo quisiera dejar la idea de cómo llevar adelante una campaña con candidates haciendo énfasis en esta idea de paridad, cómo defender esta noción de paridad que logramos en toda la UBA”.

En relación con los espacios de poder privilegiados, retomó lo que se viene trabajando con la ley Micaela y cómo la ley Micaela es el piso mínimo de conocimientos y de contenidos, pero también es una oportunidad de agujerear esos espacios, esas tramas y esas relaciones de poder.

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