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Año XIII - Edición 235 28 de agosto de 2014

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Derecho e historia, los contextos del reconocimiento del genocidio armenio y de la penalización de su negación

  • Nota de Tapa

La cátedra libre sobre Holocausto, Genocidio y Lucha contra la Discriminación invitó el pasado 13 de agosto a Gérard Malkassian para disertar Derecho e historia, los contextos del reconocimiento del genocidio armenio y de la penalización de su negación”. Estuvieron presentes los profesores Roberto Malkasian y Gregorio Flax, coordinador de la cátedra libre.

Para comenzar, Gérard Malkassian hizo una breve reseña histórica de los últimos 50 años y recordó que el combate por el genocidio armenio comenzó, en una primera etapa, por el combate armado durante los años ‘70. Pero, paralelamente, y cada vez más, señaló que la estrategia jurídica es la que avanzó y se posicionó en primer lugar, la cual dio resultado sobre todo a partir de los años ’80. Observó que los disturbios internos e internacionales influyeron sobre el devenir y lo que pasó con la cuestión: la caída de la Unión Soviética, fin de la Guerra Fría y la independencia de Armenia. “A partir de entonces, hay un Estado Armenio que está presente en la escena internacional”, expresó.

“Las leyes que reconocen el genocidio armenio son interpretadas como una especie de lectura oficial de la historia”, opinó. En cuanto a la historia, reconoció que tiene importancia en este tema, debido a que no es solamente historia, ya que cada día el pasado sombrío de Turquía vuelve a surgir en el presente. Así, indicó que todos los días hay personas que se enteran de que son nietos de armenios, y son aquellos nietos de armenios que han podido salvarse del genocidio. Seguidamente dio como ejemplo el caso de la hija adoptiva de Mustafa Kemal Atatürk, quien se enteró de que era huérfana armenia. “No olvidemos que hasta la sede de la presidencia turca, es decir, el palacio, se sabe hoy que es una casa robada, confiscada a los armenios”, recordó. Asimismo, sostuvo que ya no es posible juzgar y condenar a los responsables del genocidio, a menos que se piense que el crimen es colectivo y hereditario. No obstante, hubo procesos contra los responsables de los crímenes en Constantinopla en el año ‘19, los cuales llegaron a su fin y los culpables fueron condenados a muerte. Aun así, esos tribunales de Estambul nunca fueron reconocidos, ni por los gobiernos turcos posteriores ni tampoco por la comunidad internacional.

En lo que respecta al caso francés, hizo una reflexión acerca del estatus de una ley de reconocimiento del genocidio armenio, donde partió del texto de la ley francesa y citó: “Francia reconoce públicamente el genocidio armenio”. Subrayó que en el texto no se indica ningún culpable, ni ningún país o lugar y tampoco hay fechas y circunstancias, por lo que esta ley fue ampliamente criticada. Remarcó tres críticas que le han llamado la atención: la primera dice que esta ley no es constitucional, de hecho, no es una verdadera ley, ya que no tiene poder normativo y no prescribe ni prohíbe nada; la segunda expresa que es una ley de la memoria, la cual apunta a reconocer y honrar los sufrimientos de una parte de la población del país francés, pero no concierne al resto de la población; y, por último, la tercera crítica establece que este tipo de leyes que expresan que hubo genocidio armenio pretenden dictar la historia, pero esto corresponde a los historiadores y no al parlamento o tribunal de un país.

Hacia el final, mencionó la ley de penalización de la negación del genocidio e indicó que la Asamblea Nacional francesa adoptó una ley penalizando la negación del genocidio armenio. Esto terminó en el 2011, en una ley más general, que apuntaba a la represión de la contestación en el sentido de negación de la existencia de genocidios reconocidos por la ley. Este proyecto de ley fue adoptado por el parlamento francés, pero en 2012, la ley fue invalidada por el Consejo Constitucional de Francia. “El motivo del rechazo de la ley, según el Consejo Constitucional, se dio debido a que el genocidio armenio no constituye en sí mismo un delito, porque este genocidio no ha sido reconocido en Francia por un tribunal nacional o internacional”, evocó. Asimismo, manifestó que negar la existencia de un genocidio llega a ser delito cuando ese genocidio ha sido objeto de una sentencia judicial. Para finalizar, reconoció que después del debate de la ley de despenalización del 2011 y 2012, el público francés, no armenio, se sintió muy ajeno a aquella disputa, y muchos franceses tenían el sentimiento de haber sido arrastrados en un combate que no era el suyo. También aludió a que actualmente el gobierno francés prometió una nueva ley de penalización de la negación del genocidio.

“El motivo del rechazo de la ley, según el Consejo Constitucional, se dio debido a que el genocidio armenio no constituye en sí mismo un delito, porque este genocidio no ha sido reconocido en Francia por un tribunal nacional o internacional”, evocó Gérard Malkassian.