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Año XVI - Edición 287 29 de junio de 2017

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Conferencias del profesor Daniel Markovits

  • Nota de Tapa

Con la organización de la Secretaría de Investigación, los días 12 y 13 de junio en el Salón Rojo el profesor Daniel Markovits brindó dos conferencias. Cabe destacar que el orador es profesor de Derecho y titular de la Cátedra “Guido Calabresi”, Yale Law School. 

El primer día, Daniel Markovits disertó en torno a la meritocracia y sus críticos. Tras ser presentado por Marcelo Alegre (secretario de Investigación), el profesor indicó que hablaría acerca de un nuevo tipo de desigualdad económica y aclaró que a pesar de que la información que él brinda viene de Estados Unidos algunos de los fenómenos ocurren mundialmente.

Acto seguido, se refirió al fenómeno de la participación de la renta nacional total y cómo varió en Estados Unidos en el momento de la Gran Depresión en 1929 y entre los años 1950 y 1970 en un período conocido como Great Compression, momento en donde la participación cayó mucho más. En este sentido, sostuvo que en otros países se han dado patrones similares, pero con detalles diferentes. Así, explicó que entre 1920 y 1930 la forma central de desigualdad económica tenía que ver con la diferencia de la clase media y los pobres. En Estados Unidos la información sistemática acerca de la pobreza no fue reunida antes del principio de los años 60. “El índice de pobreza estadounidense lo desarrolló Mollie Orshansky y el Departamento de Agricultura en 1960. Antes de esto no había estadísticas oficiales sobre la pobreza”, especificó. Sin embargo, contó que las mejores y más responsables estimaciones sugieren que en 1930 quizás el 75% de la ciudadanía estadunidense estaba absolutamente inmersa en la pobreza, en 1940 quizás un 50% y en 1950 quizás 30% lo estaba. En este marco, mencionó el libro The Other America, de Michael Harrington, en el cual el autor documentó historias de personas que no tenían ni ropa, ni comida, ni entretenimiento.

Por otra parte, enfatizó que “hoy en día el componente central de la desigualdad económica no se preocupa por la brecha que existe entre la clase media y los pobres, sino en la brecha entre la clase media y la clase alta”.

Luego, se enfocó en la pobreza por ingresos en Estados Unidos. “Una decisión tenía que tomarse respecto al nivel de la pobreza por ingresos en torno a si uno debería incluir los pagos de transferencia del gobierno como parte del ingreso económico de los pobres”, relató y aclaró que los defensores de la pobreza en 1960 decidieron que esos pagos no deberían haber estado incluidos en el cálculo del índice de ingreso de los pobres, ya que si lo hubiesen estado entonces parecería que una persona al enfermarse, se enriquecería. “Dejando esto de lado, lo que esta decisión significó es que cuando el gobierno activaba el estado de bienestar, no parecía que este reduzca la pobreza porque todos los pagos de transferencia que hacía no se incluían en los ingresos”, señaló y enfatizó que tomar esta decisión hizo que la pobreza sea más visible.

Seguidamente, manifestó que “hoy hay más desigualdad dentro de los más ricos de la población que la que la existe dentro de la población en su conjunto. Así de concentrada se ha vuelto la desigualdad en lo más alto de la distribución norteamericana; es una gran transformación en la naturaleza de la desigualdad económica”. Más tarde, resaltó: “Hay mucha pobreza en Estados Unidos, más que en otras naciones ricas y más de lo que es excusable, pero hay muchísima menos de la que había en 1960”. Asimismo, aseveró que “en la mitad del siglo XXI la desigualdad económica solo giraba en torno a la pobreza y la diferencia entre los pobres y la clase media; hoy la desigualdad gira en torno a la riqueza y la diferencia entre la clase alta y la clase media. Pero también hay una segunda gran diferencia que es cómo los ricos se vuelven ricos”.

También, desarrolló que en 1900 para saber quién era pobre solamente había que preguntarle cuántas horas trabajaba por semana; a mayor pobreza, mayor horas de trabajo. En este marco, hizo mención del libro The Theory of the Leisure Class en el que se observa que las élites inventaban un montón de pasatiempos extravagantes para demostrar que no necesitaban trabajar para sobrevivir y por lo tanto tenían tiempo libre. “Hoy en día la situación es muy diferente: los ricos hoy trabajan y más de lo que solían hacerlo”, resaltó.

El segundo día, el profesor se refirió a la solidaridad y el mercado. En primer término, explicó que su exposición consistiría en “un esfuerzo de presentar una reconstrucción neoliberal de los mercados económicos fuera de Estados Unidos, y de intentar observar desde adentro cuáles podrían ser las normas y los valores que entren en esta forma de orden social”. En este sentido, expuso que las órdenes del mercado establecen un lugar para la cohesión social que es importante y, a su vez, autónomo. Asimismo, aseveró que la solidaridad del mercado ejerce una fuerza poderosa y centrípeta que mantiene el orden frente a las fuerzas centrífugas que constantemente amenazan con desmembrar las sociedades cosmopolitas, y agregó que la teoría de la solidaridad del mercado genera una sociología filosófica y legal de las órdenes del mercado. En su recorrido, afirmó el profesor, la teoría se enfoca especialmente en el régimen legal por el cual se forman los mercados económicos. En esta línea, opinó que en vez de enfatizar la solidaridad, los abogados, economistas, e incluso los filósofos entienden los mercados convencionalmente como tecnología distributiva. Sobre las teorías distributivas, disertó que plantean a los mercados como un mecanismo para distribuir bienes a través de las personas mediante servicios como la inversión eficiente, la producción y, finalmente, el consumo.

Por otro lado, se refirió a la cohesión social, que depende de fuerzas centrípetas que contraatacan las fuerzas centrífugas. Estas fuerzas centrípetas pueden actuar en dos dimensiones: formas verticales de cohesión social, que son las relaciones asimétricas entre autoridad y deferencia, y formas horizontales de cohesión social, que son las relaciones simétricas por una reciprocidad de autoridad.

Más adelante, desarrolló que la solidaridad del mercado surge a partir de dos mecanismos que responden a un defecto del enfoque clásico. Primero, la estructura económica del mercado cambiario establece los precios como marco proporcional capaz de manejar los desacuerdos sobre los valores. Segundo, la estructura normativa compuesta por ocho partes del contrato establece obligaciones integradoras capaces de mantener la autoridad de las órdenes del mercado como la prudencia del comercio clásico no podría.

Hacia el final, sostuvo que la teoría de la solidaridad del mercado es novedosa en dos sentidos. Primero, porque enfatiza la solidaridad en vez de la distribución y se aparta del conocimiento recibido de los mercados. Segundo, la teoría también se aparta del conocimiento recibido sobre la cohesión social. Además, articula una forma horizontal de solidaridad en vez de una solidaridad vertical más familiar y asociada con la política y el estado. “Se podría decir que la solidaridad del mercado no implica una mera coordinación ni una completa cooperación, sino una opción intermedia: colaboración”, reflexionó.