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Año X - Edición 173 14 de abril de 2011

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Conferencia sobre parlamentarismo

  • Nota de Tapa

Con la organización de la Cátedra Libre Democracia y Estado de Derecho “Dr. Raúl Alfonsín”, el pasado 31 de marzo se desarrolló en el Salón Auditorio de esta Casa de Estudios una conferencia sobre parlamentarismo en homenaje al segundo aniversario de la desaparición física del Dr. Raúl Alfonsín, en la cual participaron como expositores los Dres. Raúl Gustavo Ferreyra (Profesor Titular de Derecho Constitucional) y Eugenio Raúl Zaffaroni (Profesor Emérito de la Facultad de Derecho de la UBA y Juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación). También estuvieron presentes los coordinadores de la Cátedra Libre, abogados Carlos Mas Velez y Leandro Abel Martínez.

Para comenzar, el Dr. Raúl Gustavo Ferreyra recordó el discurso de Parque Norte que el Dr. Raúl Alfonsín había brindado en diciembre de 1985. De tal modo, precisó que en ese momento el ex Presidente planteaba dos consignas: la ajuricididad observada en el siglo XX en Argentina, y el desafío y reto que tenía la generación de argentinos vivos de abandonar la decadencia moral e institucional. Resaltó entonces que el mejor sistema parlamentario que funciona en el mundo es el alemán, a través de la Ley Fundamental de Bonn de 1949 que en muchos rasgos reprodujo y desarrolló ideas de la Constitución de Weimar. A su vez, indicó que el mejor sistema presidencialista se encuentra en la Constitución de Filadelfia de 1787. Sin embargo, observó que la democracia constitucional que se puede practicar en Alemania no es la misma en Estados Unidos, ya que la unión de democracia y Constitución que persiguen ambos países resulta eminentemente distinta. Hizo referencia, asimismo, a los sistemas que funcionan mal, como Bélgica y Honduras. Así, brindó las características del sistema presidencialista, como modelo que busca la eficiencia y las notas tipificantes del sistema parlamentario, que persigue la responsabilidad y el control. También se refirió a las evidencias arrojadas por nuestro país, donde existe una democracia pasiva o delegativa con la principal cualidad que consiste en que cuando el presidente gana elecciones, tiene la capacidad para resolver absolutamente todo en todo momento, característica que se desarrolla en los modelos presidencialistas o hiperpresidencialistas. Aseguró entonces que si bien la democracia constitucional argentina es representativa, al ser pasiva o delegativa, el presidente es considerado la encarnación de la Nación.

Por otra parte, hizo mención a la Constitución de 1853/60, indicando que “resulta frágil en sus controles porque no funcionan, toda vez que el presidente de Argentina es la persona que mayor cantidad de atribuciones jurídicas constitucionales tiene en el mundo porque puede juzgar, administrar y legislar”. En virtud de ello, aseguró que la concentración de poderes no se da con el desarrollo de una vida democrática constitucional. Por lo tanto, “se requiere de una ciudadanía activa, como reclamaba Raúl Alfonsín en Parque Norte en 1985, y de nuestra inteligencia para resolver la rigidez de los mandatos y desenvolver este sistema presidencial”, opinó. Explicó que tampoco está a favor de parlamentizar el presidencialismo, introduciendo variantes provenientes del parlamentarismo en el modelo constitucional ya que es necesario estudiar a fondo las debilidades del hiperpresidencialismo y no bastará una sola reforma de la Constitución Nacional para remediarlo. “La posibilidad de cambio está relacionado con el desarrollo humano, lo cual supone hablar de una reforma constitucional para la variación de un modelo”, concluyó el disertante.

A continuación, el Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni aportó su visión socio-política tomando en cuenta los modelos comparados, para concluir en que si bien algunos funcionaron bien y otro no, en líneas generales, no hay dictaduras parlamentaristas. “El parlamentarismo domina en Europa pero no hay un modelo milagroso que garantice que no vayamos a tener crisis políticas porque son un fenómeno inevitable de la política”, manifestó. Así, advirtió que se puede tener un modelo que atenúe los efectos de las crisis políticas, permitiendo que no lleguen a ser una crisis de sistema y lo pongan en riesgo. Haciendo un análisis de nuestra historia, reconoció que hemos dado marchas y contramarchas pero hemos avanzado en la ampliación de la base de ciudadanía real en función de movimientos desde los países centrales, algunos autoritarios y paternalistas. También aludió a los movimientos regresivos de contención o reducción de ampliación de la base de ciudadanía real y afirmó que los sistemas que no nos preservan de las crisis pueden favorecer la reiteración de este tipo de movimientos de acciones regresivas. Comentó además que “tenemos cruzados concretamente en nuestro país el sistema presidencial con el sistema electoral; y tampoco hay un sistema electoral ideal que garantice una representación perfecta de todas las voluntades; cada uno responde a cierta intencionalidad”, aseveró. Puntualizó entonces que un sistema presidencialista serio funciona con un sistema electoral de mayoría y minoría, sometiendo al ciudadano a elegir entre dos opciones. Por otro lado, afirmó que un sistema parlamentario tiende a funcionar mejor con un sistema electoral de cociente electoral ya que permite una mayor expresión del ciudadano. Recordó además que de casi todas las crisis de los países de América Latina que han puesto el sistema en riesgo, se salió con soluciones de tipo parlamentarista.

Asimismo, aclaró que un control de constitucionalidad centralizado que hace caer la vigencia erga omnes de la ley no es incompatible con el control de constitucionalidad difuso, que funciona en el caso. No obstante, especificó que el sistema de constitucionalidad de Argentina es débil porque se aplica al caso y no brinda seguridad jurídica, toda vez que el Poder Ejecutivo la sigue aplicando y quien tiene el mismo problema también tiene que llegar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Con respecto a los Tribunales Constitucionales, marcó que se han reproducido en toda Europa porque se han dado cuenta que sin ese poder de contralegislativo el sistema no funciona. Advirtió, a su vez, que el sistema semiparlamentario resulta un híbrido peligroso, tomando como ejemplo Francia, y que el sistema parlamentario fuerza a dos coaliciones: una que debe hacer mayoría para gobernar y la oposición también tiene que hacer coalición porque deben ofrecerse como alternativa real. Sin embargo, entendió que en América Latina hay un proceso de riesgo de marcada desintegración de fuerzas políticas.

Haciendo un análisis de nuestra historia, el Dr. Raúl Zaffaroni reconoció que hemos dado marchas y contramarchas pero que hemos avanzado en la ampliación de la base de ciudadanía real en función de movimientos desde los países centrales, algunos autoritarios y paternalistas.