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Año XII - Edición 214 04 de julio de 2013

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Conferencia de Michael Ignatieff "La ética de la globalización, y la globalización de la ética"

  • Nota de Tapa

Michael Ignatieff, académico, escritor, ex político canadiense y actual Presidente Honorario del Carnegie Council for Ethics in International Affairs, visitó nuestra Facultad el 13 de junio pasado para brindar una conferencia a la que tituló “La ética de la globalización, y la globalización de la ética”. La actividad fue organizada conjuntamente por la Secretaría de Investigación de nuestra Facultad y el Carnegie Council for Ethics in International Affairs.

En primer término, la Decana Mónica Pinto se refirió a Ignatieff como uno de los filósofos políticos más destacados de la actualidad y comentó que su visita a nuestro país está relacionada a un proyecto del Carnegie Council for Ethics in International Affairs, organización no gubernamental con sede en Nueva York, que el año entrante cumplirá 100 años de vida y cuyo objetivo es impulsar el debate sobre los temas de la ética en el contexto de las relaciones internacionales. Parte de las actividades de este proyecto comprende recorrer varios países de distintas regiones del mundo a partir de una misma agenda vinculada con el tratamiento de la ética en las relaciones internacionales, es decir, la discusión con actores relevantes para plantear temas en relación a cuestiones como la corrupción, la transparencia y el medio ambiente.

Al tomar la palabra, el profesor Michael Ignatieff organizó su disertación en torno a dos ejes centrales: la globalización de la ética, es decir, cómo las normas comunes de la evaluación ética y el bien común global se difunden más allá de los límites y las fronteras, para todo el mundo; y, por otro lado, cómo la ética se globaliza cuando se crean normas globales, cómo pueden ser utilizadas para controlar las fuerzas económicas de la globalización.

Para comenzar con su exposición, Ignatieff se propuso analizar la historia de la globalización para entender cómo estas normas éticas llegan a nuestras vidas. Citando a Karl Marx, dijo que la historia de todas las globalizaciones anteriores es la historia del Imperio: cada Imperio que buscó conquistar otros países trajo un marco ético que utilizó para justificar su autoridad y su mandato. De acuerdo con el orador, lo novedoso de los procesos de globalización desde 1945, los cuales produjeron la revolución de los derechos humanos, es que las normas éticas ya no son impuestas por la fuerza, la conquista, coerción y violencia. Es un proceso diferente de diseminación que proviene de la desgracia del rechstaat europeo a partir del genocidio de los judíos por parte de un Estado que se denominaba de derecho. Para continuar con su análisis histórico, Ignatieff se refirió a las diferentes tiranías que atravesó el mundo, haciendo especial hincapié en la Dictadura Argentina.

A partir de este marco, el expositor compartió sus reflexiones sobre corrupción y medio ambiente. Respecto a la corrupción, enfatizó que “se trata de un problema político y lo que es político se puede cambiar”. Para Ignatieff la corrupción es un problema de la democracia, un desafío que debe encararse dado que la consecuencia directa de la impunidad es la desconfianza institucional. En este sentido, subrayó: “la democracia no es el gobierno de la mayoría, es el control popular del poder; esto significa la división de poderes, un Poder Judicial e instituciones independientes, un Banco Central independiente, una prensa libre”. La ausencia de independencia en estos ámbitos genera desconfianza y como ejemplo de esto último mencionó la desconfianza a una oficina de estadísticas. En este caso, la cuestión central no pasa porque las estadísticas hayan sido corrompidas sino que se trata en pensar si es posible un debate democrático honesto sobre los problemas a los que se enfrenta el país ante la ausencia de información fiable. Ignatieff consideró que la vitalidad de la democracia resulta amenazada y que la corrupción sólo puede combatirse con la movilización popular sobre la base de la vergüenza y la indignación. Sobre esto, el expositor remarcó que la Argentina tiene una fuerte tradición de movilización popular y resaltó la labor de las Madres de Plaza de Mayo.

Posteriormente, vinculó la movilización popular con el tema ambiental haciendo referencia al conflicto de las papeleras, caso que tomó como paradigma de la movilización popular: “la gente de Gualeguaychú tiene una experiencia inolvidable de lo que es la movilización, están sorprendidos de lo que pudieron hacer. Encontraron las palabras para poder expresar qué le molestaba, de eso se trata la política”, expresó.

A raíz de esto último, Ignatieff explicó que el punto central de todo esto no es que la corrupción sea el final de todo o que las papeleras están arruinando el medio ambiente sino que el tema es si podemos controlar los valores morales, que tienen que ver con el empoderamiento. A esto último agregó que los paradigmas ideológicos antiguos están siendo dejados de lado para dar lugar a nuevas ideas: “queremos desarrollo pero con nuestras condiciones, queremos progreso pero queremos poder controlarlo”. El valor central tiene que ver con la conexión entre la dignidad y el empoderamiento personal. La difusión global de los derechos humanos habilita a los agentes individuales: les permite a cada persona saber que tiene importancia.

Ignatieff concluyó la conferencia manifestando que sólo un estado soberano democrático puede proteger a las personas de las grandes concentraciones de poder económico que son perjudiciales para la libertad, la equidad y la salud. “Yo apoyo la autoridad democrática y soberana y esto se ha tratado de distintas maneras: ustedes van a poder ganar pudiendo administrar sus asuntos honestamente, viviendo en paz, con sus conciudadanos replicando esto en todo el mundo y así vamos a poder tener un mundo mejor”.

“La democracia no es el gobierno de la mayoría, es el control popular del poder; esto significa la división de poderes, un Poder Judicial e instituciones independientes, un Banco Central independiente, una prensa libre”, subrayó Michael Ignatieff.