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Año XII - Edición 211 23 de mayo de 2013

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Ciclo de almuerzos académicos para profesores de la Facultad de Derecho - “Evolución del Derecho de Propiedad Industrial”

  • Nota de Tapa

En el marco de los almuerzos académicos para profesores de la Facultad, el pasado 30 de abril el Profesor Emérito Salvador D. Bergel analizó la evolución del Derecho de Propiedad Industrial, sobre todo, el Derecho de patentes.

Inicialmente, Bergel se refirió al Derecho Industrial vinculado con el interés general. En tal sentido, señaló que desde las primeras leyes, el Derecho Industrial se elaboró sobre algunos principios fundamentales: la existencia de una impresión patentable, la existencia de novedad y el mérito inventivo. Advirtió entonces una pérdida de los principios fundantes de la propiedad industrial, dado que había un personaje central que era el inventor y todo el Derecho se estructuraba en torno a él. A partir de mediados del siglo pasado se produjo un cambio importante, toda vez que las invenciones que tienen una utilidad industrial concreta son el fruto de trabajo en equipo. De tal modo, se ha dado lugar a la figura del inversor, tomándose en cuenta el aporte económico.

También hizo referencia al pool de patentes que cubre determinada esfera y asegura un derecho monopólico. Observó entonces que este objetivo nos aparta del interés general. Así, indicó que la explotación de la patente no es un problema central, pudiéndose patentar para obtener sólo el dominio de un mercado y bloquear la competencia, lo cual constituye una utilización espuria de la patente. Con la entrada de la biotecnología, recordó que se tomaban secuencias parciales de genes para hacer una reserva para el futuro.

Así, advirtió una regresión del Derecho de la Propiedad Industrial. Destacó que era principalmente local, territorial, cada país tenía posibilidad de dictar sus propias leyes conforme a sus propios intereses. Mencionó entonces la Convención de París, que trajo una armonización pero conservó los poderes de los Estados en determinar los elementos de las patentes.

Desde un punto de vista de política jurídica, se cuestionó si se puede establecer un sistema único para todos los países, teniendo en cuenta sus diversos intereses. Precisó que la firma de los ADPIC de la OMC fue una imposición para los países subdesarrollados. En contrapartida, los países desarrollados se comprometían a hacer una transferencia de tecnología.

Hizo mención también al advenimiento de nuevas tecnologías y la incorporación de la industria químico-farmacéutica y a la biotecnología a partir de mediados del siglo pasado. Se cuestionó entonces cómo adaptar los principios que forman el Derecho de Propiedad Industrial a la biotecnología. En tal sentido, trató la patentabilidad de seres vivos, porque se comenzaron a patentar elementos vinculados con la biotecnología. Así, el sector industrial captó la posibilidad económica de aprovechar los logros de la ingeniería genética. En este orden de ideas, examinó un fallo del año 1980 de la Corte norteamericana sobre la patentabilidad de un ser vivo modificado por ingeniería genética. Mientras que la modificación en el metabolismo de la bacteria importaba la creación de un nuevo ser, según las leyes de patentes, se trataba de una composición de materia.

“Cuando comienza la secuenciación del genoma humano, los científicos determinaron que el número máximo es de 24.000 pero habían patentado más de 100.000, lo cual muestra el despropósito de las patentes frente a la realidad científica”, expresó.

Para finalizar, consideró que se está produciendo una pérdida del carácter técnico de las patentes. En consecuencia, “la forma en la que ha evolucionado el Derecho a la Propiedad Industrial es una afectación permanente al interés general”, concluyó.

“La forma en la que ha evolucionado el Derecho a la Propiedad Industrial es una afectación permanente al interés general”, expresó el Profesor Emérito Salvador D. Bergel.