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Año V - Edición 82 16 de marzo de 2006

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Atilio Alterini y Tulio Ortiz asumieron como Decano y Vicedecano para el periodo 2006-2010

  • Nota de Tapa

El pasado 6 de marzo tuvo lugar el acto de asunción de las nuevas autoridades de la Facultad. La jornada se realizó en el Salón Rojo y estuvieron presentes la Vicedecana saliente Dra. Mónica Pinto, la Decana de la Facultad de Odontología Dra. María Beatriz Guglielmotti, el Decano de la Facultad de Ciencias Económicas Dr. Alberto Barbieri y el Decano de la Facultad de Medicina Dr. Alfredo Buzzi. También estuvieron presentes Consejeros Directivos de la Facultad, Consejeros Superiores de la Universidad y autoridades nacionales y universitarias.”

Discurso del Dr. Alterini:

Inicio el segundo período como Decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires, tras haber sido elegido por los votos de los representantes de los tres claustros. En la sesión especial del Consejo Directivo que realizó esa elección expresé mi agradecimiento a sus miembros; hoy, como lo hice hace cuatro años, quiero reiterarlo y extenderlo a todos los integrantes de la comunidad de profesores, alumnos y graduados a quienes ellos representaron en ese acto.

Una frase a la que se asignan muchas y prestigiosas paternidades es ésta: “el estilo es el hombre”. Respecto de ella, nuestro Ernesto Sábato puntualizó con razón que "el estilo es el hombre, el individuo, el único: su manera de ver y sentir el universo, su manera de pensar la realidad”.

Los hombres y las mujeres tienen su propio estilo. Un equipo formado por un conjunto de hombres y de mujeres también tiene su propio estilo. El estilo del equipo con el cual trabajé estos cuatro años ha sido respaldado por los tres claustros en las elecciones de octubre. Continuaremos así, continuaremos haciendo, con la unidad de acción que permite concretar los objetivos comunes, compartidos con la comunidad universitaria, independientemente de quién o quiénes han de llevarla a cabo en cada circunstancia.

Hace cuatro años indiqué algunas metas para el período que entonces se iniciaba, que fueron cumplidas por la gestión del equipo, encabezado por la señora Vicedecana, la doctora Mónica Pinto. Debo agradecerles a todos su muy importante y comprometida tarea. Debo agradecer también toda la colaboración prestada por el Consejo Directivo que cesa.

Como lo propuse entonces, modificamos el plan de estudios, proveyendo mecanismos que permitirán atender requerimientos indispensables como la lecto-comprensión de idiomas y las novedades tecnológicas, económicas y culturales que se vayan produciendo, a cuyo fin los Departamentos tienen a su cargo proponer las asignaturas del Ciclo Profesional Orientado mediante las cuales sea captada, momento a momento, la realidad cambiante.

Creamos la Carrera de Profesorado para la Enseñanza Media y Superior en Ciencias Jurídicas.

Seguimos suscribiendo convenios de intercambio con las mejores Universidades del mundo, que encomiendan sus alumnos a nuestros profesores, y les reconocen créditos por los estudios cursados aquí en las mismas condiciones que si hubieran sido realizados en ellas.

Optimizamos el servicio de la biblioteca, como eje imprescindible para la calidad del aprendizaje y para la realización de investigaciones.

Profundizamos el sistema de becas para alumnos brillantes que constituyen nuestro orgullo, con un régimen transparente de asignación que privilegia a quienes las necesitan por sus carencias económicas.

Apoyamos la investigación, repotenciando al Instituto de Investigaciones Jurídicas doctor Ambrosio L. Gioja. Un investigador, actual subdirector del Instituto, el profesor Tulio Ortiz, me acompañará en la nueva gestión como Vicedecano.

Potenciamos el Doctorado. Potenciamos notablemente el posgrado, en maestrías, en carreras de especialización, en programas de actualización y en cursos independientes, acentuando los de carácter internacional y atendiendo en especial a los nuevos requerimientos profesionales.

Utilizamos crecientemente nuestra Aula Virtual, mejoramos la página web de la Facultad, habilitamos en ella el Portal Académico, y pusimos computadoras a disposición de los estudiantes en el Gabinete Informático. Potenciamos el empleo de la informática en el posgrado, incluso con desarrollos a distancia para atender a los cursantes del interior del país y del extranjero.

Hicimos todos los esfuerzos posibles para mejorar la enseñanza de la práctica profesional, que desde 1923 pone el Consultorio Jurídico Gratuito al servicio de la comunidad, y acabamos de recibir la donación de veinte computadoras para atender sus necesidades.

Ampliamos significativamente la muy importante actividad de extensión universitaria.

Continuamos la Encuesta de calidad docente comenzada en el año 2000 con la asistencia técnica de la UNESCO, que perfila, con suficiente nitidez, el estado de situación de nuestra Facultad desde las perspectivas de los profesores y de los estudiantes.

Culminamos el Proyecto Digesto Jurídico Argentino, trascendental tarea encarada por nuestra Facultad para que todas las leyes de Argentina puedan estar contenidas en una sola ley.

Corresponde culminar lo que ha sido puesto en marcha. Corresponde seguir trabajando para perfeccionar lo hecho.

Pero hicimos mucho más. De todo lo hecho quiero destacar estos aspectos.

Dije hace cuatro años que “seguramente se acercan tiempos de un nuevo contrato social entre los argentinos, y en su confección nuestra Facultad deberá ser actora principal”. Por eso puse en marcha el Proyecto Mariano Moreno para la Reformulación del Contrato Social, que está en pleno desarrollo. En su marco, entre otras muchas actividades horizontalizadas con los distintos actores sociales, preparamos las Bases para una Nueva Ley de Educación Superior y hoy aparece el libro Ideas para la formulación de un nuevo contrato social, publicado en la incumbencia del convenio de la Facultad con Editorial La Ley, con importantes diagnósticos y propuestas de cursos de acción interdisciplinarios, de nuestros profesores y de otros pensadores.

Dije hace cuatro años que, defendiendo “el dogma de la gratuidad, porque ha sido factor de igualación social, al mismo tiempo aguzaremos el ingenio para obtener fuentes alternativas de recursos que se agreguen a las que ya se emplean en la Facultad”, y que “revitalizando la noción de pertenencia, procuraremos obtener contribuciones económicas de quienes se recibieron en esta Casa, y convencer de que la apoyen a quienes habitualmente hacen mecenazgo con otras instituciones, en mérito al alto prestigio de nuestra Facultad, al talento que acopia y a su formidable potencia creativa”. Por eso, con intervención en el acto notarial del Escribano General de Gobierno, constituimos con el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires el Fideicomiso Facultad de Derecho – Universidad de Buenos Aires, por cuyo conducto acabamos de recibir la antes mencionada donación de computadoras.

En julio de 2002 convoqué a un grupo de destacados profesores de la Facultad y de otras Universidades del país y produjimos la denominada Declaración de Buenos Aires, en la cual requerimos se le otorgara al problema de la deuda externa la debida prioridad que le corresponde, sugiriendo tomar apoyo en la relectura de la cuestión por parte de la Comunidad Internacional. La iniciativa recibió la adhesión de muchas instituciones, en especial académicas, y en el Congreso Nacional se presentaron varios proyectos de ley en igual sentido. En agosto de 2002 se reunió en sesión pública en la Facultad la Comisión de Asuntos Económicos y Deuda Externa del PARLATINO (Parlamento Latinoamericano), que tiene como miembros a los Congresos Nacionales de América Latina elegidos democráticamente mediante sufragio popular, y apoyó la postura de nuestra Declaración de Buenos Aires.

Ante la tragedia de Cromagnon, junto con la Facultad de Psicología brindamos inmediatamente apoyo jurídico y psicológico a las víctimas directas y a sus familiares. Ante el pedido del Intendente de Gualeguaychú, la Facultad emitió opinión jurídica respecto de los derechos humanos al medio ambiente invocados por los entrerrianos. Pusimos así, como corresponde, a la Facultad al servicio de la sociedad.

La Asociación de Universidades del Grupo Montevideo hizo suya la idea que lancé hace cinco años de formación de la Escuela de Derecho del MERCOSUR. El Consejo Permanente de Decanos de Facultades de Derecho de Universidades Nacionales aprobó los estándares de evaluación, en cuya preparación tuvo participación relevante la Secretaría Académica de nuestra Facultad.

En los próximos cuatro años instaremos la reforma del reglamento de cursos de la carrera de abogacía, aspecto indispensable que es congruente con la actualización curricular.

Reorganizaremos el área de concursos e instaremos el dictado de un reglamento adecuado, que privilegie como mérito a la carrera docente.

Instaremos la reforma de la carrera docente, adecuándola al Estatuto de la Universidad, estableciendo su planta y procurando proveerla de rentas.

Realizaremos nuevas rondas de la Encuesta de calidad docente.
Procuraremos el incremento significativo de las dedicaciones exclusivas, sugiriendo un programa cuyo objetivo sea explorar y ejecutar todas las alternativas posibles.

Propiciaremos que los profesores regulares asuman crecientemente los cursos de posgrado, para saldar la demanda de algunos de ellos y fortalecer las remuneraciones.

Pondremos en funciones las cátedras libres de colegiación, de ética y de deuda externa que ya han sido creadas.
Mejoraremos los canales de participación de los docentes mediante un área específica para ello.

Implementaremos la actualización curricular, que incluye la organización de las nuevas asignaturas y la discusión de la reorganización de las orientaciones del Ciclo Profesional Orientado.

Actualizaremos la planta de profesores de acuerdo con las variaciones de la matrícula producidas en los últimos diez años, incorporando las nuevas asignaturas del plan 2004 y creando áreas en el Ciclo Profesional Orientado para poder concursarlas.
Avanzaremos con la segunda etapa del Portal Académico, con una prueba piloto de desarrollo de contenidos curriculares de cumplimiento obligatorio para los alumnos.

Ya están hechos los diagnósticos y las propuestas de reforma de las Carreras de Calígrafo Público y de Traductorado, que habremos de discutir rápidamente para poder aprobar la correspondiente planta de profesores y concursar los cargos.

Seguiremos requiriendo a los colegas profesores la mayor colaboración posible para evitar la delegación de la enseñanza; dicho de otra manera, seguiremos requiriendo el cumplimiento cabal de las obligaciones docentes de los profesores regulares.

Señoras, señores. Como lo hice al asumir mis funciones en el año 2002, hoy vuelvo a pedirles a los compañeros del Consejo Directivo que encontremos las coincidencias en las grandes líneas de pensamiento y las convirtamos en verbos de acción conjugados en la primera persona del plural. Le pido al equipo de gestión que me acompañe actuando con el empeño y el mérito con que lo ha hecho hasta ahora.

Les pido a todos que piensen nuestra Facultad y propongan proyectos para mejorar su desempeño, porque es de toda evidencia que la inteligencia de los muchos miles de integrantes de los claustros tiene la potencialidad necesaria para generar ideas superiores a las que provengan de la cabeza de un decano o de 32 consejeros. Les pido a los colegas profesores que enaltezcamos la vocación que nos determinó a lograr el privilegio de ser docentes, y hagamos algo más; por poco que fuera, producirá un cambio cualitativo formidable en nuestro desempeño colectivo. Les pido a los estudiantes que aviven el fuego de sus vocaciones y se propongan obtener resultados óptimos en su aprendizaje; siempre les he dicho, ante la reiterada queja de que somos demasiados abogados, que hay espacio para los mejores, que los mejores triunfan, y que es preciso estar entre los mejores para triunfar. Les pido a los graduados que sigan en la Facultad si ya están en ella y, en todo caso, que vuelvan, para actualizarse permanentemente y para iniciarse en la noble misión de la docencia. Le pido al personal no docente que continúe dando al Decanato el apoyo que ha brindado hasta ahora, porque todos debemos ser partícipes del mismo empeño elevado.

Vamos a trabajar con pluralismo, con todos, entre todos y para todos. Por la Universidad de Buenos Aires, por nuestra Facultad de Derecho, por la sociedad que nos tiene a los universitarios como referentes, por la gente que necesita creer, por contribuir en cuanto esté en nuestra esfera de acción a que tengamos por fin la Argentina que está pendiente.

Que está pendiente, pero es posible. A diferencia de lo que ocurría en abril de 2002, el sistema democrático ha demostrado su fortaleza. Los indicadores económicos son auspiciosos. De alguna manera nace una esperanza.

La Argentina posible depende también de la acción de la Universidad, y en particular de la Facultad de Derecho, en pro de convergir con los poderes públicos en el empeño de llevar adelante un proyecto de Nación. La Universidad de Buenos Aires es formadora de dirigentes, y las Facultades de Derecho en particular proveen la totalidad de los integrantes del Poder Judicial, presidentes y gobernadores, altos funcionarios, legisladores. Todos los miembros de la Corte Suprema de Justicia de la Nación son o han sido profesores universitarios, y todos ellos, salvo uno, son o han sido profesores de nuestra Facultad.

Asumamos el compromiso con la realidad, y profundicemos los
debates sobre las vinculaciones entre el Derecho, el Estado, la Economía y el Hombre, con análisis críticos y consiguientes propuestas de soluciones, sin perder de vista en momento alguno la enseñanza de Hermogeniano en el Digesto (1, 5, 2) de que "todo derecho ha sido constituido por causa de los hombres".

Sugiero que lo hagamos con el ansia juvenil de los estudiantes, para quienes es propio enarbolar sus ideales y luchar por ellos con independencia de que puedan aparecer como irrealizables o inviables. Ellos creen, con Max Weber, que “en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez”. En el mismo sentido, un graffitti escrito con aerosol en el Centro Universitario Censier de la Universidad de París en mayo de 1968 decía así: “Sean realistas, pidan lo imposible”. En otro, escrito en el Hall de Ciencias Políticas, se leía: “Lo difícil es lo que se puede hacer de inmediato; lo imposible, lo que lleva un poco más de tiempo. George Santayana”.

Propongo como desiderátum que al desempeñar nuestros roles respectivos en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires todos actuemos con el mismo espíritu creativo, inspirador, provocador, estimulante y a la vez fuertemente esperanzado que es propio de nuestros alumnos.

Muchas gracias.

Discurso del Dr. Tulio Ortiz:

Asumir esta función en la Facultad de Derecho es aceptar un compromiso no solo con el presente sino también con el pasado y el futuro.

Si miramos hacia atrás  por un instante, recordemos que la Facultad de Derecho, sus profesores, egresados y alumnos, han estado de alguna  manera siempre presentes desde las épocas fundacionales de la Argentina. Así,  el primer director del Departamento de Jurisprudencia, Dr. Antonio Saénz fue miembro del Cabildo Abierto del 22 de Mayo de 1810. El mismo Sáenz, pocos años después, firmaría el Acta de la Independencia. Desde entonces la Facultad de Derecho (cuyo nombre nace en 1874) contribuyó a la construcción del estado nación argentino. A título de ejemplo simplemente, evoquemos los sucesos de 1890 provenientes de la inspiración, un año antes, de un grupo de jóvenes que estudiaba en el entonces edificio de la calle Moreno.

De los movimientos de los años 03 y 04 -que tuvieron como protagonistas profesores y estudiantes de Derecho- surgieron no sólo el nuevo Estatuto Universitario del Rector Uballes, sino también la corriente fundacional de la Universidad de La Plata, encabezada por nuestro profesor Joaquín V. González, e incluso, la pléyade  de grandes figuras que dieron marco a la fundación del Instituto de Investigaciones Históricas de la Facultad de Filosofía, ambos sucesos del año 1905. El mismo año que se dictó la Ordenanza de Instituto de Investigaciones.

Cinco años después, tres hombres que pasaron por la Facultad celebraron la misteriosa reunión de aquél día de 1910 que concretará la histórica reforma electoral  y que permitiría a nuestro joven estado moderno transitar de la etapa de consolidación a la etapa de participación.

Qué decir de los nuevos aires de la Reforma que sacudieron al país desde 1918 y que tuvieron en la Facultad de Derecho un protagonismo en sus diversos avatares hasta su plena vigencia en los tramos finales de los años 50.

Ahora bien, no sólo estamos aquí por un compromiso hacia el venerable pasado, sino también hacia un futuro que encuentra a la Facultad de Derecho involucrada en él, al generar por ejemplo, proyectos destinados a colocar a la Educación Superior desde una instancia de avanzada cuya meta es la excelencia en la formación de las futuras generaciones.

Como también al repensar el país a partir de la idea de un nuevo contrato social sin exclusiones ni injusticias.

En fin, dando respuestas a los requerimientos de los tiempos dentro, tanto del ámbito universitario, como del nacional y, porqué no, del internacional.

Pienso, además, que en esta hora nuestra Facultad tendrá un rol protagónico en el destino de la Universidad de Buenos Aires, bajo la guía de los conceptos centrales de una universidad pública, pluralista, cogobernada y gratuita, con fuerte presencia en las cuestiones nacionales.

En fin, tanto este legado , como lo que hay que hacer en el futuro me motivan a consustanciarme con esta empresa y poner mi mejor empeño en secundar la gestión del doctor Atilio Alterini.

Y hacer realidad nuestras propuestas basadas en hacer una Facultad cada día mejor con un fuerte apoyo a la excelencia docente y  de la investigación una llama inextinguible que nos ilumine en la búsqueda de la verdad.

Es mi compromiso ante todos los presentes, invitados, colegas, estudiantes, amigos en fin. Para estar a la altura de tales desafíos y llegar a las vísperas de nuestro bicentenario como nación y hacer propias aquellas palabras de Estanislao Zeballos  quien en ocasión similar cuando dijo.

“No se concibe democracia sin cultura.”

“He aquí la vía! Nuestra vieja y amada casa no debe ya existir rezagada como fuente de satisfacciones utilitarias. A ella deben acudir, no solamente los que ambicionan títulos profesionales, sino los que quieran fortificar y regenerar su mentalidad. Esta debe ser una casa abierta a la sociedad, a la intelectualidad argentina; gabinete de investigación, libre pero no licencioso, ni irresponsable de las necesidades y de las aspiraciones comunes, de irradiación teórico practica, de remedios, de consuelos, de dirección del alma de los habitantes del país, de confianza en sus destinos, de saber dirigente y de sana preparación para el gobierno”

En esta convicción a partir de este momento estoy al servicio de mi nueva función con el mismo entusiasmo de aquel día lejano en que ingresé en esta Casa.