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Año VIII - Edición 142 22 de mayo de 2009

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XII Jornadas de la Asociación de Estudios sobre la Comunidad Europea en la Argentina y V Congreso Latinoamericano de la European Community Studies Association

  • Notas

El 9 de mayo se realizó en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires un acto organizado por la Asociación de Estudios sobre la Comunidad Europea en la Argentina (ECSA-Argentina) y la Asociación de Estudios sobre la Comunidad Europea de América Latina (ECSA-AL) con el apoyo de esta Facultad.

Los días 11 y 12 de mayo se llevaron a cabo en el Salón Rojo las XII Jornadas de ECSA-Argentina y el V Congreso Latinoamericano de la European Community Studies Association, también con el respaldo de esta Casa de Estudios. En el acto inaugural estuvieron presentes el Presidente de ECSA-América Latina, Dr. Fernando Laiseca; el miembro de la Delegación de la Comisión Europea, Dr. Carlos Gimeno Verdejo; el Presidente de ECSA-Argentina, Dr. Miguel Ángel Ciuro Caldani y el Secretario Académico de la Facultad, Abog. Gonzalo Álvarez.

En primer término, el Dr. Carlos Gimeno Verdejo consideró muy importante la promoción de los estudios europeos, y recordó la celebración del Día de Europa y el largo camino de integración que el Viejo Continente ha recorrido. A pesar de todas las críticas que puedan hacerse, estimó que su ejemplo es un paradigma para el resto del mundo en varios ámbitos como el comercial, medioambiental, de política exterior y la contribución al nuevo orden económico mundial “que ciertamente habrá que crear”. Asimismo, reconoció que la crisis global está afectando muy seriamente a Europa en su conjunto y afirmó que, en el actual contexto, el cierre de las fronteras al comercio sólo profundizará la crisis.

A su turno, el Dr. Fernando Laiseca definió a la Unión Europea como un proyecto convergente y gradual para el desarrollo multidimensional de los países y sus ciudadanos. Luego, se refirió a la serie de desafíos políticos, jurídicos, económicos y sociales a los que se enfrenta la Unión en estos tiempos de búsqueda de regulación para el proceso de globalización y señaló que las jornadas serían una interesante oportunidad para debatir al respecto. “Ayudar a traducir desde el espíritu académico la comunidad de valores entre la Europa y América Latina también será objetivo de este Congreso”, afirmó. Por último invitó a impulsar el debate y la reflexión con rigor, objetividad y pluralismo, como así también a analizar de forma multidisciplinar los problemas existentes y las opciones posibles respecto al proceso de integración europea.

A continuación, el Dr. Miguel Ángel Ciuro Caldani indicó que la historia es sorprendente y la crisis económica, tema principal de la reunión, era algo inimaginable hace muy pocos años. De tal manera, estimó que nos enfrentamos en gran medida a un nuevo tiempo que nos desafía, y frente al cual no tenemos respuestas anteriores suficientemente válidas. Sin embargo, aclaró que ello no significa no tener respuestas. Enfatizó en la necesidad de pensar la crisis de un modo que ha caracterizado durante siglos a Occidente: el optimismo, que debe ser un prudente optimismo; el saber que al menos de cierto modo se sabe que no se sabe. Adicionó que se debe reconocer que el camino se hace reconociendo el mundo como es y pensándolo como puede y ha de ser.

En última instancia, el Abog. Gonzalo Álvarez dio la bienvenida en nombre del Decano. Expresó que en las actividades convocantes vive la esencia de uno de los fines de la institución universitaria, la investigación en el más alto nivel. Finalmente, manifestó que la Universidad de Buenos Aires siempre promovió desde sus aulas los debates que acompañaron la integración de los países del Cono Sur. En tal sentido, sostuvo que es fundamental pensar la crisis desde la perspectiva de la integración regional.

Tras un breve receso, la Dra. Lorenza Sebesta, Catedrática Jean Monnet ad personam pronunció una conferencia acerca de “Algunas reflexiones sobre una nueva presencia internacional de la Unión Europea”.

Para abordar la cuestión principal de su exposición se refirió a lo que fue el rol de Europa en el mundo en lo que muchos historiadores definen como “el largo siglo XX”. En primer lugar, definió el sistema de poder europeo, adscripto a un gran enfoque sobre el uso de la violencia interna, externa y global para imponer su poder. Se identificó -según la expositora- por una suerte de vinculación entre Estado y monopolio del uso de la fuerza. De esta manera, la guerra se justificó porque, desde el punto de vista formal, seguía la norma correcta: el Estado era el único actor que podía tomar la decisión de utilizar legítimamente la violencia como modo de resolución de controversias.

En segundo término analizó el sistema alternativo, surgido por medio de los debates entablados en el mismo seno de Europa a fines del siglo XIX y que dieran lugar a las dos Conferencias de La Haya de 1899 y 1908. Caracterizó a esta estructura como aquella que tomó una materialidad en lo que fue la política exterior de los Estados Unidos a partir de la concepción denominada por los historiadores “la puerta abierta”: una modalidad de intervención en las relaciones internacionales que rechazaba los medios militares como medios de poder y los sustituía por una invasión pacífica comercial.

En tercer lugar, clarificó cómo ocurrió, tras la Segunda Guerra Mundial, una inversión de roles. De tal manera, explicó que después del derrumbe del sistema de poder europeo enfocado en el uso o la amenaza del uso de los medios militares, la Unión Soviética y los Estados Unidos tomaron, reinventándolos, los mecanismos desarrollados por los Estados europeos en el “siglo XX largo” y construyeron un sistema de balance de poder que aunque bilateral y basado sobre avanzados medios tecnológicos, era un sistema de poder muy antiguo. “Su fracaso se precipitó con el fin de la guerra fría”, concluyó.

Hacia el final de su ponencia, reflexionó acerca de qué podría hacer Europa para ser un novedoso actor internacional. En este sentido, aclaró que por novedoso no intenta proclamar un nuevo actor, sino un actor con una nueva naturaleza para cambiar el rumbo de las relaciones internacionales y modificar de manera imperativa y final la concepción que siempre ha vinculado soberanía y uso de la violencia.