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Año V - Edición 86 18 de mayo de 2006

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Violencia en las Escuelas – Incidencia de los nuevos modelos familiares en el sistema educativo

  • Notas

Desde una perspectiva fenomenológica, la violencia escolar se nos presenta ya no sólo como una realidad social sensible a todo tipo de análisis. Es por eso que desde los organismos gubernamentales y los claustros universitarios se están complementando acciones con la finalidad de comenzar a pensar con detenimiento y perspectiva de futuro lo que requiere urgencia e inmediatez.

De allí nace la necesidad de este Seminario anual “Violencia en las Escuelas. Incidencia de los nuevos modelos familiares en el sistema educativo”, dirigido a abogados, psicólogos, psicopedagogos, trabajadores sociales, sociólogos, orientadores, docentes de todos los niveles, personal de conducción, equipos de orientación escolar, tutores, encargados de cursos y estudiantes de carreras afines a la materia. Precisamente, para atacar el problema desde todas las direcciones.

El primero de esta serie de encuentros que se desarrollarán a lo largo del 2006, tuvo lugar el 24 de abril en nuestra Facultad y contó con las disertaciones del Dr. Néstor Solari (Profesor de grado y posgrado de Derecho de Familia) y del Lic. Fernando Osorio (Psicoanalista, miembro asesor del  Observatorio de Violencia en las Escuelas del Ministerio de Educación de la  Nación).

Como la exposición de ambos docentes se estructuró de forma dialogal hacia el auditorio, Derecho al Día intentó reconstruir parte de tan rica conversación, que posteriormente se entrelazó en un debate con el público:

Néstor Solari – La violencia no es, en este caso, propia del sistema escolar, sino que mucho tiene que ver con el nuevo modelo de familia. Un poco la significación de este problema se ve traducido en la opinión pública...

Fernando Osorio – Nosotros partimos de una premisa multicausal del problema de la violencia escolar. Hace algunos años conformamos un grupo de trabajo autodenominado “Estudios para la infancia”, donde intentamos investigar desde una mirada transdisciplinar este fenómeno moderno.

NS – Tratamos de ir más allá de la mediación escolar. Porque ésta aparece post conflicto, pero no lo previene. El modelo de mediación, que fue el propuesto hasta ahora, evidentemente no sirvió para solucionar el fondo del problema. Para nosotros, en cambio, el abordaje debe darse a través del Consejo de Aulas, que tiene que ver con la participación de todos los actores internos de la escuela: alumnos, directivos, etc. Ello, sin recurrir a personas externas o terceros ajenos a la institución.

FO – La propuesta que nosotros hacemos es democrática. Sin embargo, no es que creemos que esté mal la mediación escolar, sino que nos parece que no sirve para atacar el problema en su gestación.

NS – Eso pasó en el caso de Carmen de Patagones. Allí el sistema no actuó en lo previo, cuando ya existían conductas previas manifestadas y exteriorizadas.

FO – La mediación lo que hace en definitiva es dejar la decisión última en manos de los alumnos. Y eso, de manera engañosa, pretende una democratización que no se da. No se puede dejar la solución del problema en manos de la neurosis del alumno.

Nosotros deseamos un trabajo en conjunto. Entonces, como estamos en la era de la medicalización —donde todo debe diagnosticarse, ponerse debajo de un trastorno o síndrome, y luego ser medicado—, lo que intentamos hacer en primer lugar es desmitificar al fracaso escolar como fenómeno estigmatizante.

NS – Esto se conecta mucho con la delincuencia juvenil, donde en general ella es asociada a una determinada clase social, cuando la experiencia demuestra que en la realidad no es así. Hay un reduccionismo muchas veces en ese sentido.

FO – En la experiencia del fracaso escolar, llegamos a una conclusión desde dos parámetros: uno social y otro subjetivo. Lo social violento se construye no sólo desde lo individual violento, sino desde un contexto social violento. Así, hicimos un recorrido histórico buscando las raíces de cómo se pensó la infancia en la Argentina. La primera organización institucional que albergó niños fue la Casa de Niños Expósitos, que recogía menores que quedaban abandonados, de modo que no se culpabilizaba a los padres y de algún modo se les hacía un favor...

NS – Es una institución que existe también en la legislación extranjera. Francia ha tenido discusiones con el tema de la realidad biológica y el tema del parto anónimo para evitar el aborto. Allí se permite que la madre entregue el bebé al Estado sin que quede identificada la maternidad. Ha habido planteos judiciales, incluso ante cortes internacionales, donde se demandó para saber la realidad biológica, pero se preservó la identidad de la madre porque era el modo de privilegiar la vida. Esto no es algo que ocurra en la Argentina...

FO – Luego, a partir de esta investigación histórica descubrimos la evolución de los paradigmas sobre la visión de la niñez. Constatamos que en las Campañas del Desierto se despojó a miles niños y mujeres de sus familias. Se habla así del “primer botín de guerra”, donde el segundo sería el secuestro de niños en la última dictadura militar... También se fueron creando nuevas instituciones, como la Sociedad de Beneficencia, donde también se administraban los bienes de los menores. Más tarde, apareció la Ley de Patronatos, donde uno de los fundamentos de la sanción (expresados por Agote) demostraban la preocupación de ciertos sectores de la época por la participación de los niños en las marchas populares.

NS – Eso dio lugar en esa época precisamente la Ley 10.903 de 1919, que recién fue derogada el año pasado con la Ley 26.061. Una ley que casi duró 100 años, donde el Estado intentaba la institucionalización de la niñez, cuando en el extranjero esa tendencia había sido superada hacía varios años atrás.

FO – Lo que veíamos en general era la discrecionalidad que primaba a la hora de tener que decidir sobre la suerte de un menor de edad. Lo que se termina confirmando en estos días, con el fallo de Mar del Plata (donde se absolvió a un acusado de abuso de menores en un jardín de infantes), no es la ley sino la mentalidad con la que se piensa la infancia.

NS – Allí lo que está siempre en juego es la idea tutelar, donde el niño es un objeto de protección y no un sujeto. Eso es muy claro en la Ley Federal de Educación, donde el alumno es un objeto destinado a ser educado, prescindiendo totalmente de su participación y de los cambios de socialización. El tema del abuso, si bien ha sido institucionalizado en algunos casos judiciales evidentes, todavía no es asumido como realidad, y mucho menos en el sistema religioso, donde directamente el tema no se aborda.

FO – Una de las conclusiones a las que llegamos viendo la herencia de perversión y estigmatización, es que esta historia se plasma a su vez en la psiquis individual de los sujetos. Es decir, lo social transforma el ámbito familiar pero también lo que sucede en la familia se traslada al ámbito social. Pero, ¿de qué familia estamos hablando? ¿De la familia tradicional, moderna, posmoderna, o cuál?

NS – El modelo que todos tenemos en la cabeza es el del matrimonio de madre y padre, de primeras nupcias. Pero hoy en la realidad se ha instalado el problema del divorcio, la separación, el concubinato, la homosexualidad, las embarazadas adolescentes, etc. Ese modelo familiar único hoy no se condice con la realidad sociológica, pero sigue siendo, en muchos casos (sobre todo en el Interior), un requisito esencial para ingresar o permanecer en muchas escuelas.

FO – En el modelo francés, donde se propone la distinción entre familia tradicional, moderna y posmoderna, lo que se pretende no es una división sino una evolución. Así, como en un primer momento se pensaba desde un punto de vista patrimonial y patriarcal, luego la cuestión se fue trasladando hacia los significados de género. Actualmente, lo que se ve es una mezcla de estos tres modelos.

El debate continuó con el público.

3er Encuentro: Jueves 15 de junio, 18 hs
4to Encuentro: Lunes 4 de septiembre, 18 hs
5to Encuentro: Lunes 2 de octubre, 18 hs
6to Encuentro: Lunes 6 de noviembre, 18 hs