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Año XIX - Edición 347 29 de octubre de 2020

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Seminario de Investigadores/as del Instituto Gioja

Sostenibilidad y justicia ambiental: el valor de las redes

  • Notas

El pasado jueves 1 de octubre el Instituto Gioja organizó una videoconferencia titulada “Sostenibilidad y justicia: el valor de las redes” en el marco del Seminario de Investigadores/as del Instituto Gioja.

En esta oportunidad, participaron Silvia Nonna, Alberto Capra, Micaela Bonafina, Nicolás Fonrouge y Leila Devia.
El director del Instituto Gioja, Marcelo Alegre, presentó la jornada.

Luego, de modo introductorio y haciendo referencia al tema principal de la charla, Silvia Nonna presentó el proyecto de investigación “Sostenibilidad y justicia ambiental: el valor de las redes”. Y expresó que “el ambiente debe ser considerado un bien común. Por eso, tenemos que entender a la justicia ambiental como aquella que propende el trato justo y la participación de todas las personas hacia el efectivo ejercicio del derecho humano al ambiente sano y la equitativa distribución de los recursos naturales".

Asimismo, planteó que "es importante remarcar que este concepto no se refiere solo a la cuestión ambiental. Abarca mucho más. Es una combinación muy particular entre los elementos que hacen a la justicia y los elementos que hacen al cuidado del medio ambiente". Y sostuvo: "Por lo tanto, es necesario trabajar en el desequilibrio existente que afecta a los grupos más vulnerables porque, finalmente, son ellos los que quedan más expuestos a las condiciones adversas y a los efectos que se generan sobre el ambiente. En consecuencia, necesitamos políticas ambientales que se planeen con objetivos justos y que identifiquen la injusticia ambiental de la que tanto hablamos".

Sobre la situación actual de la Cuenca Matanza Riachuelo habló Alberto Capra: “Actualmente existe una infinidad de datos que revelan la mala calidad ambiental y el pésimo estado social de la gente que vive en cercanía con la Cuenca Matanza Riachuelo. Se estima que el número de personas afectadas por la situación de la Cuenca llega a los 6 millones aproximadamente. Pensemos que la parte principal de la Cuenca abarca un total de 64 kilómetros porque está formada por el Río Matanza y el Río Riachuelo. Asimismo, si nosotros hacemos un breve relevamiento e investigamos la situación de las catorce subcuencas que se desprenden de la parte principal, el número de personas afectadas puede aumentar a 8 millones".

A su turno, Nicolás Fonrouge se refirió a la conexión que existe entre el ambiente y la pandemia por coronavirus: “Hoy en día se están efectuando distintos estudios para llegar al ‘caso cero’ que disparó la pandemia en el mundo. Existe una importante relación entre la biodiversidad y el equilibrio ambiental para evitar nuevas pandemias a futuro". Y explicó: "Los bosques nativos, por ejemplo, han sido históricamente una gran barrera natural contra los virus y los distintos agentes patógenos que se fueron originando sobre todo en este último siglo. Sin embargo, durante la cuarentena se han deforestado en el norte argentino el equivalente a una Ciudad Autónoma de Buenos Aires. En consecuencia y a pesar de nuestra legislación, si nosotros hacemos un balance de cómo estamos a nivel ambiental el resultado sería negativo".

En este marco, resaltó: "Recordemos que las leyes de presupuestos mínimos han tenido muchísimos problemas para ser aplicadas desde su nacimiento. Primero fueron atacadas por las provincias porque las consideraban ‘inconstitucionales’ y luego fueron desfinanciadas por el gobierno nacional para subvencionar el programa ‘Fútbol para Todos’. Si realmente nos preocupa el estado actual de la biodiversidad, tenemos que ver más allá del discurso. Tenemos que ver lo que está pasando en la realidad".

Por su parte, Micaela Bonafina comentó “las características generales y el objetivo del segundo caso que están presentando a la red que tiene que ver con los bosques nativos y la relación con los pueblos indígenas y las comunidades locales”. En este sentido, planteó: “La degradación y la pérdida de los bosques son uno de esos factores que contribuyen a perturbar el equilibrio de la naturaleza. En este año tan particular con la irrupción del COVID-19 sin duda es son uno de los factores aumentan el riesgo y la exposición de las personas tanto a las enfermedades zoonóticas como  a otras cuestiones que de aquí en adelante tenemos que prestarles especial atención”. Y desarrolló: “De acuerdo a la realidad en la que estamos inmersos y que a muchos de nosotros nos cuesta procesar diariamente de lo que está sucediendo en las distintas jurisdicciones provinciales en estos momentos, consideramos con el equipo que nunca había sido tan importante comprender el estado de los bosques de nuestro país, evaluar los impactos de las actividades que venimos realizando, las presiones que venimos ejerciendo sobre estos ecosistemas y la importancia de monitorearlos”.

Finalmente, Leila Devia comentó el proyecto: “Se inició con una idea de la Universidad de Coímbra de sumar el derecho, y se está hablando de un geoderecho, para referenciar sobre todo en las cuestiones ambientales que es tan necesario, un diagnóstico ambiental para poder después también proveer la regulación pertinente. Muchas veces nos pasa, cuando tenemos que hacer alguna resolución o decreto en materia ambiental, que la cuestión técnica es de suma importancia: los parámetros, lo que tiene que ver con PCB, con distintas terminologías, sustancias químicas, convenios internacionales ambientales (...). Todo necesita un correlato técnico”, puntualizó y agregó que “busca poder normalizar o adecuar el lenguaje porque nuestro lenguaje jurídico muchas veces no condice ni coincide con el lenguaje técnico y viceversa. Muchas veces los técnicos dicen que hay una incertidumbre en cuanto a si un residuo es peligroso o no”.

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