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Año XII - Edición 211 23 de mayo de 2013

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Seminario sobre el siniestro aeronáutico y sus consecuencias

  • Notas

Durante el 2 de mayo tuvo lugar en el Salón Azul el seminario sobre el siniestro aeronáutico y sus consecuencias. El evento estuvo organizado por el Departamento de Derecho Económico y Empresarial y la cátedra del Derecho de la Navegación del profesor Eduardo T. Cosentino. La presentación de la jornada estuvo a cargo de Daniel R. Vítolo, Griselda Capaldo, Luis Ortiz, Pamela Suarez y Humberto Reynoso.

El primero en tomar la palabra fue el profesor Daniel R. Vítolo, quien definió el concepto de “accidente” como cualquier hecho que causa un trastorno en la marcha normal, o lesiones, o daños en las personas o en las cosas. En una primera aproximación del término “accidente aeronáutico”, indicó que refiere a todo hecho que da lugar a un trastorno o anomalía en las aeronaves que se encuentren en la fase de despegue o aterrizaje o circulen por el aire. En un amplio marco se indica que el accidente aeronáutico comprendería tanto supuestos en que el efecto causado consistiese en una mera perturbación como los casos en los que el resultado producido fuese el de daños y perjuicios determinados a las personas o a las cosas. Un criterio más preciso es adoptado por el máximo organismo rector internacional de la aviación civil al distinguir entre accidente aeronáutico e incidente aeronáutico, definiendo al primero como “todo suceso relacionado con la utilización de una aeronave que ocurre dentro del período comprendido entre el tiempo en que una persona lo aborda con la intención de realizar un vuelo y el momento en que todas las personas han desembarcado, durante el cual cualquier persona muere o sufre lesiones graves a consecuencia de hallarse en la aeronave, sobre la misma o por contacto directo con ella o con cualquier cosa sujeta a ella, y la aeronave sufre daños de importancia”. Vítolo comentó que el accidente es algo más que un simple incidente, es algo más que la mera anormalidad en el vuelo de una aeronave que podría poner en peligro la seguridad de la misma. También opinó que la mera precaución, prevención, no son suficientes, se necesitan, además, protocolos y procedimientos que permitan atacar el siniestro con suma velocidad, organización y método.

La profesora Griselda Capaldo explicó que cuando se produce un accidente de aviación se inician simultáneamente dos investigaciones: una jurídica y otra técnica. La primera “se focaliza en reconstruir ese hecho del pasado con el fin de discernir responsabilidades, asignar culpas y aplicar sanciones”. La investigación técnica también analiza los hechos del pasado pero con la mirada puesta en el futuro porque su objetivo es determinar las causas del accidente con el fin de prevenir la ocurrencia de otros por causas similares, salvando vidas y cosas indeterminadas.

A continuación, Capaldo retomó la definición de accidente del Anexo XIII del Convenio de Chicago que mencionó Vítolo y comentó que este texto en español difiere del que está en los idiomas inglés, francés, ruso, árabe y chino porque en los textos auténticos el momento de clausura es cuando esas personas que embarcaron con esa intención de realizar el vuelo han desembarcado. En el orden interno, la reglamentación del Código aeronáutico define “accidente” como todo suceso acaecido cuando se opera la aeronave que produce muerte o lesiones a alguna persona o daños a la aeronave, o provoca que estos los ocasione. Al ser esta definición más amplia que la internacional, Argentina ha denunciado esta diferencia para que sea comunicada al resto de los Estados.

A su turno, el Ing. Luis Ortiz manifestó que “la aviación es el único medio de transporte cuyo paradigma es la seguridad” y opinó que la aviación es el medio de transporte más eficiente y seguro en la actualidad. Expresó también que los accidentes han ido disminuyendo pero, sin embargo, esta disminución ha cesado porque el instrumento que falla ahora no es el avión sino el ser humano. La aviación va a seguir mejorando en la estructura, en los propulsores, en la aerodinámica, en la automatización de la cabina, por los simuladores, aeropuertos, radio-ayudas y por la investigación de accidentes. Esta última se realiza para determinar cuáles son los factores que contribuyeron al suceso y prevenir así futuros accidentes. Esta investigación está a cargo del país donde se produjo el accidente, pero también interviene el país de matrícula, el explotador, el Estado de fabricación o de los componentes y los Estados de las víctimas.

Posteriormente, Pamela Suárez, Presidenta de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil, presentó dicha institución que, a 59 años de existencia, viene experimentando un proceso de descentralización, dejando de estar bajo la órbita de las fuerzas aéreas para pasar a ser parte de la Secretaría de Transporte.

Finalmente, Humberto Reynoso, también de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil, señaló respecto a los accidentes que en algún momento alguien no hizo lo que se esperaba que hiciera. Comentó también que “la confidencialidad es necesaria como el aire para vivir para la investigación técnica”, de la confidencialidad nace la confianza del que va a ser entrevistado. Hasta hace poco, el paradigma de la investigación técnica era si el suceso era operativo o técnico. Actualmente, se está produciendo un cambio para que el paradigma sea algo sistémico y holístico teniendo en cuenta a los sobrevivientes, la familia de las víctimas, compañeros de los tripulantes, los estudios jurídicos que van a representar los intereses de los afectados, la empresa aérea, la autoridad aeronáutica porque cuanto más sistémica sea la investigación, más fallas que estaban latentes aparecen.

“La aviación es el único medio de transporte cuyo paradigma es la seguridad”, aseguró el ingeniero Luis Ortiz.