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Año XI - Edición 195 21 de junio de 2012

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Seminario sobre Derechos del Niño

  • Notas

El 1º de junio la Secretaría de Extensión y Bienestar Estudiantil de la UBA organizó un tercer encuentro en el marco del Seminario sobre Derechos del Niño.

El primero de los expositores fue Ramiro González Gaínza, Profesor de Educación Física y Psicólogo Social, quien afirmó que la intención de su intervención era dilucidar los procesos en los cuales se desarrolla el juego. No pudo dejar de recordar a la escritora Graciela Scheines que dedicó muchos años de su vida al estudio de los juegos, y así también advirtió que muchas de sus reflexiones a lo largo de su exposición estarían inspiradas en las contribuciones de Scheines.

Habiendo efectuado esta mención, el disertante invitó a cada uno de los presentes a jugar piedra, papel o tijera con la persona que se encontrase más próxima a su persona y a que luego se comenten cual era su juego favorito durante la infancia y cual es su juego favorito en la actualidad. Concluida la actividad, el expositor explicó que el juego descomprime y facilita las relaciones entre los seres humanos, acentuándose aún más esta propiedad si simultáneamente traemos a nuestra memoria y compartimos con nuestro compañero aquellos juegos que tanto nos entusiasmaron de pequeños.

“Jugar es un asunto serio […] pese a que jugar aparece como un ámbito devaluado en el ámbito de lo que los sujetos tienen que aprender, pero jugar es una de las acciones más interesantes e intensas sobre las que se pueden trabajar un montón de cuestiones”, indicó. Por ejemplo, los terapeutas emplean el juego generalmente cuando se trata de pacientes menores, así como también, los educadores lo utilizan como una forma de acercarse a los estudiantes. Los educadores van a tomar el juego como una herramienta por la cual se podrá enseñar. “Aparece (el juego) como una herramienta especifica y sobre todo es un asunto serio porque los sujetos que están jugando, que son los niños, son sujetos que van a poner en ese juego la totalidad de lo que les está pasando en ese momento y van a empezara a pensar cuestiones relativas al juego que la van a aprender solamente desde la praxis”. Además advirtió que generalmente se requiere una disposición lúdica, algo que se obtiene a partir de la interacción con nuestros semejantes.

Ante un mundo de adultos que es avasallante y arrasador, los niños han encontrado refugio tanto en el sueño como en el juego infantil. “Es un mundo adulto con un alto nivel de necesidad por que los niños consuman, con un alto nivel de necesidad por generar chicos que tengan grandes niveles de dependencia (en ciertos bienes y servicios) y que tiene poca capacidad para poder escuchar lo que los chicos y chicas quieren explicitar”, resumió González Gainza.

Por otro lado, convocó a los presentes a repasar la evolución del juguete. Quienes hoy son adultos mayores usualmente construían ellos mismos sus propios juguetes. Sin embargo, con el paso del tiempo se acentuó la llegada de juguetes industrializados y estandarizados al punto tal de lograr hasta cierto punto la relegación de la construcción propia del juguete. Encontró una fundamentación para este fenómeno en el hecho de que por ejemplo “la Barbie se pudo adaptar a ser una mercancía a discreción del sujeto que la quiere consumir, hoy hay Barbies de todo tipo: por supuesto Barbies negras ya desde finales de los setenta, hay Barbies asiáticas y Barbies con piernas amputadas para ir por la diversidad”.

El segundo de los expositores fue Osvaldo Pitrau, Profesor de la asignatura Derecho de Familia y Sucesiones, enseñó que los niños son sujetos de derecho, estando en la actualidad completamente descartada la postura que concebía a los niños como propiedad de los padres. “Los niños se han liberado, la Convención Internacional de los Derechos del Niño los ha consagrado como sujetos de derecho”, agregó Pitrau, aunque aclaró que los mismos siempre fueron sujetos de derecho pese a que los mayores no siempre los dejamos ejercer sus derechos en plenitud. Algunos de los derechos fundamentales que residen en cabeza de los niños son el derecho a convivir con sus padres, de que sus padres los asistan moral y materialmente, y de que sus padres los eduquen o que los formen integralmente. En cuanto a la formación integral no se limita a enviar al niño a una institución educativa, debiendo extenderse dicha formación también al ámbito de lo recreativo. Se trata del derecho que tal vez el niño no pueda explicar pero que sin embargo puede ejercer y hasta exigir.

En lo relativo al juego y tomando como punto de partida las contribuciones de expertos en la temática, el expositor sostuvo que “el juego es en definitiva una necesidad de reproducir lo social, ahí parece la superación del concepto piagetiano (por el psicólogo suizo Jean W. F. Piaget) del juego egocéntrico y aparece la visión de los social”. Sumado a ello, para el orador el juego también puede ser vehículo de lo afectivo.

También se detuvo a analizar el rol que deben asumir los padres cuando el niño juega. Los padres, los educadores, los hermanos mayores deben dejar jugar a los niños y hasta incluso incentivarlos a que lo hagan. En el juego “el niño debe hacer lo que quiera, no hay que imponer reglas de ningún tipo, ni en la familia, ni en la calle, ni en ningún lado, porque las reglas van a terminar haciendo que el niño no juegue y el derecho del niño es jugar”.

“Jugar es un asunto serio […] pese a que jugar aparece como un ámbito devaluado en el ámbito de lo que los sujetos tienen que aprender, pero jugar es una de las acciones más interesantes e intensas”, indicó Ramiro González Gainza.