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Año IX - Edición 169 04 de noviembre de 2010

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Seminario sobre derechos del niño abierto a la comunidad

  • Notas

En el marco del Seminario sobre “Derechos del Niño abierto a la comunidad”, se celebró el pasado 15 de octubre el tercer encuentro sobre “Derechos de los niños en situación de encierro”, coordinado por el Director del Proyecto UBANEX, Juan Segundo Pegoraro y en el que participaron la coordinadora del Proyecto “Ave Fénix. Proyecto de intervención en cárceles”, Lic. Paola Calcagno, la psicóloga social Susana Slamovits y el musicoterapeuta Claudio Crespini.

En primer lugar, la Lic. Paola Calcagno hizo referencia al proyecto relatando sus orígenes en la cárcel de Caseros, donde participaban los jóvenes adultos detenidos en esta unidad, y posteriormente, en la cárcel de Devoto, donde actualmente está funcionando el proyecto.

Posteriormente, mencionó las actividades que se realizan dentro de la cárcel, explicando que la primera consistía en un taller de reflexión y debate acerca de diferentes temáticas que plantean las propias personas detenidas, analizando que en general los temas se repetían bastante y tenían relación con las drogas, la familia, la salida y la violencia, entre otros.

Señaló que otra de las actividades que se realiza en Devoto es una asesoría social, en donde se orienta en cuestiones sociales o de documentación a las mismas personas que se encuentran detenidas. Destacó que esta actividad se había creado por pedido mismo estas personas, como una necesidad de tener algún tipo de asesoramiento y orientación en relación a los temas mencionados.

Indicó que la tercer actividad que desde el proyecto se desarrolla consiste en un taller de composición musical, llevado a cabo por docentes de música, donde se pretende partir de lo básico, para que ellos mismos dirijan la actividad y armen sus instrumentos.

Agregó que en la Facultad de Ciencias Sociales, tienen además un Seminario abierto a estudiantes y graduados de carreras afines, que tiene una parte teórica donde se trabajan diferentes textos, y otra práctica, donde una vez al mes se hace una actividad de integración con los chicos que participan desde afuera en el Seminario y los que participan del grupo adentro de Devoto.

Para finalizar, manifestó que el proyecto en general nació con el objetivo de modificar el imaginario social que se tiene acerca de las personas que están detenidas; pero que con el paso de los años, se fue ampliando, al punto de hablar de subvertir los efectos que produce el encierro carcelario en las personas.

A continuación, la Lic. Susana Slamovits, comentó que coordina el trabajo en la instancia de egreso de los jóvenes de los centros de régimen cerrados o abiertos, así como la instancia que eventualmente se da en la que estos jóvenes ni siquiera llegan a entrar al centro.

Asimismo, indicó de qué manera abordan actualmente las actividades, explicando que es uno de los desafíos, más allá de velar por un trato digno, condiciones dignas de alojamiento, educación, recreación, salud y todos los Derechos que se enuncian en Cartas Constitucionales, buscar que el joven pueda aprender que es poseedor de estos Derechos, que pueda ser y reconocerse como sujeto de Derechos, aun dentro de este contexto de encierro.

En relación a la situación de encierro, expresó que se ha acordado que ésta debe producirse como última instancia y por el menor tiempo posible. Y en tal sentido, manifestó que dentro de las intervenciones que se pueden hacer desde el proyecto está favorecer aquellas instancias que privilegian el acompañamiento en territorio o que pueden hacer un monitoreo de la libertad del joven.

Desde la perspectiva de la intervención y de la medida judicial, puntualizó cómo intentan pasar, de mayor a menor, las instancias que van desde residenciales para la privación de la libertad, a restricción de la libertad, donde el joven puede estar acompañado o en un lugar de convivencia en el cual pueda salir, pero debe necesariamente cumplir las pautas que se establecen.

Haciendo referencia a la intervención socio-educativa, explicó que el eje de trabajo pasa necesariamente por el afecto socio-educativo. En definitiva, entendió que no debe promoverse absolutamente ningún cambio que no esté enmarcado en el eje socio-educativo, y que éste debe regir todas las intervenciones, porque durante el paso por la institución el joven aprende, reaprende y transmite saberes culturales.

En relación al proyecto de vida del joven, enfatizó que debe poder coincidir con el proyecto comunitario, buscando la posibilidad de anclar ese proyecto de vida del chico en una sociedad que lo acompañe, en un contexto comunitario que pueda tomarlo y acompañarlo.

Finalmente, subrayó que la dirección pretende acercarse cada vez más a los estándares internacionales. “Hay acuerdos que cumplir, determinados pactos que respetar. Y actualmente, apuntamos en el trabajo federal a contar con un lugar donde el chico pueda ir a un centro de régimen cerrado o a una residencia”. Agregó que pretenden también disminuir la cantidad de chicos que ingresan, y por último, fortalecer realmente el egreso, de manera que se logre interrumpir este ciclo en la mayor cantidad de casos posibles cuando se tienen circuitos crónicos de reingreso.

Por último, el Prof. Claudio Crespini, indicó que su intención era compartir una forma de comprender al menos un aspecto de la problemática de los jóvenes con los que trabajan.
Al respecto, indicó que trabaja con un grupo de entre 13 y 16 años de sexo masculino, alojados en centros de régimen cerrado y en situación de conflicto con la ley penal; y describió que en términos genéricos, las características que se observan en ellos son impulsividad, una baja tolerancia a la frustración, una tendencia al pensamiento concreto y también al pensamiento dicotómico, una necesidad de gratificación inmediata y una fuerte tendencia a conductas de riesgo, como consumo de drogas, violencia, suicidio, trasgresión.

Por otra parte, explicó que el marco teórico referencial que se utiliza es el que se conoce como psicoterapias cognitivo-comportamentales, que en su aplicación responden al tratamiento del trastorno mental, en el caso de que esté francamente declarado, pero también pueden ser aplicadas para promover o facilitar el desarrollo personal, así como acompañar a las crisis vitales propias de cada individuo. Así, aclaró que los principios fundamentales de esta corriente son, en primer lugar, comprender que entre pensamiento, emoción y conducta hay una fuerte interdependencia, pues los individuos responden más al significado que le adjudican a las situaciones, que a las situaciones en sí mismas.

El segundo principio que mencionó fue que los desórdenes psicológicos se reeducan de acuerdo a modalidades del procesamiento de información, lo que ha permitido pensar que corre el riesgo de transformarse en psicopatológico, si estos modos de procesar la información se tornan rígidos, idiosincrásicos y disfuncionales.

Para finalizar, expresó que de acuerdo a estos principios, se ha propuesto como objetivos de la intervención incrementar la conciencia emocional de los jóvenes, promover estrategias de autoregistro y autocontrol, reducir la carga de atribuciones negativas, promover las habilidades de atención y perseverancia, e incrementar su autoestima y autoconfianza.