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Año XII - Edición 211 23 de mayo de 2013

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Seminario Permanente de Investigación en Bioética

  • Notas

El 25 de abril pasado se inauguró el ciclo 2013 del Seminario Permanente de Investigación en Bioética que dirigen Noemí Goldsztern de Rempel (directora) y Jorge Berbere Delgado (subdirector). La actividad se desarrolló en el Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Ambrosio L. Gioja” con las palabras de su director, Dr. Carlos M. Cárcova y, posteriormente, con la disertación de la Lic. Claudia Belli. La jornada fue moderada por Martín Rempel.

En primer lugar, Carlos M. Cárcova resaltó la importancia estratégica de ésta problemática de frontera en el derecho contemporáneo que “dan cuenta de que estamos enfrentando nuevos tipos de relaciones sociales cuya regulación ya no puede ser capturada eficientemente por un paquetito de normas que no distinguían matices, que no producían nuevas distinciones, que no generaban nuevas reflexiones (…) por eso, nos estamos abriendo a estas nuevas disciplinas de lo jurídico que enfrentan nuevas problemáticas”.

La licenciada en filosofía y becaria investigadora en el CONICET, Claudia Belli, comenzó su disertación definiendo la bioética, primero por región como toda producción bioética que salga de Latinoamérica, luego como un tipo de bioética con características particulares y, como tercera opción, comentó que se puede llegar a una definición uniendo teorías diferentes entre sí pero con el mismo objeto y principios rectores. Entre estos últimos se pueden mencionar la autonomía, la beneficencia, no maleficencia y la justicia. Los mismos son principios prima facie ya que ninguno tiene valor absoluto, sino que van ocupando un lugar jerárquico de acuerdo con la decisión que se deba tomar frente al caso determinado. Sin embargo, este principialismo se funda en una moral anglosajona protestante que pone al individuo y al sujeto en el centro de las tomas de decisiones, por lo cual parecería que la autonomía es el principio rector.

Con respecto a la bioética latinoamericana, Belli mencionó a la desigualdad como una marca innegable, ineludible en los distintos pueblos, sea una desigualdad económica, política, de derechos, de acceso a la salud. La expositora mencionó cuatro etapas en el proceso de incorporación de la bioética en la región: la recepción de la bioética como disciplina, una etapa de asimilación, recreación y una última de globalización y diversidad. La primera se dio en la década de 1970 y se caracterizó por una resistencia muy fuerte del modelo médico paternalista tradicional que no daba lugar al paciente como sujeto en la toma de decisiones.

En la década de 1980 se crea en Argentina el Centro de Investigación de Humanidades Médicas. Esta bioética humanista, totalmente enfrentada a lo que era su raíz anglosajona, se basa en la antropología médica filosófica, la filosofía existencial y en una mirada hermenéutica del sujeto, pasándose del paradigma médico positivista al humanista.

A comienzos de los ‘90, continuó Belli, se dio un florecimiento de los institutos, centros y grupos de profesionales abocados a esta cuestión, debido a los nuevos avances técnicos, que dieron lugar a nuevos problemas. A esto se sumaron los problemas de pobreza, educación, vivienda, no tratados por la corriente anglosajona, por lo que la bioética de la salud comienza a preocuparse por cuestiones tales como dónde y cómo viven las personas.

Otro punto importante en el desarrollo de la bioética latinoamericana mencionado por la Lic. Belli fue el Congreso Mundial de Bioética realizado en Argentina en 1994, al cual concurrieron los representantes más fuertes de la materia, dándose lugar a profundos debates y cursos posteriores a través de los cuales, finalmente, se enfrentan y separan los modelos anglosajón y el latinoamericano. A partir de ese momento, la bioética latinoamericana pasa a conformarse por en tres ámbitos que, de acuerdo con la expositora, no tienen una relación tan fluida como deberían. Uno es el ámbito académico; el segundo, el de los cuidados médicos (parte práctica) y el último, el de las políticas públicas. Además, se comienzan a analizar tres ideales diferentes a los del modelo anglosajón previamente mencionados: la solidaridad, la comunidad y la justicia.

Finalmente, la Lic. Belli mencionó que actualmente, en la etapa de globalización, es posible encontrar diferentes corrientes latinoamericanas, principalmente, corrientes relacionadas con la protección y con los derechos humanos, que lograron ser reconocidas internacionalmente.