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Año XXIV - Edición 420 01 de mayo de 2025

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Seminario "Inteligencia artificial y prisión preventiva"

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El pasado 22 de abril, en el Salón Carlos Nino del Instituto Gioja, se desarrolló el seminario "Inteligencia artificial y prisión preventiva". El encuentro fue organizado en el marco del Proyecto DeCyT 2423, dirigido por Gonzalo Miranda. Contó con la participación de Catalina Rangugni y Jonathan Polansky como expositores. La actividad fue moderada por Joaquín Cullen Paunero.

Al inicio, Jonathan Polansky explicó el objetivo central del encuentro. “Presentar los desafíos generales que tiene la utilización de herramientas informáticas en la investigación penal, en particular, las desarrolladas a través de la inteligencia artificial”, sostuvo. Aclaró que el enfoque no está puesto únicamente en las potencialidades de estas tecnologías, sino en sus problemas y la necesidad de encuadrarlos dentro del marco jurídico vigente. En ese sentido, se centró en el análisis de las garantías constitucionales involucradas, especialmente aquellas vinculadas a la investigación penal. En primer lugar, destacó el derecho a la defensa, consagrado en el artículo 18 de la Constitución nacional, como una herramienta clave para orientar el análisis y crítica a las decisiones tomadas por sistemas automatizados. Polansky subrayó cómo los algoritmos se han vuelto parte de la vida cotidiana. “Desde que sacamos una foto y la subimos, hasta si sacamos un crédito bancario”, indicó. Todas son acciones condicionadas por decisiones automatizadas. En relación con el campo penal, señaló que la presencia de evidencia digital en las causas dejó de ser una excepción. “En 2013, la evidencia digital era algo muy fragmentario, pero hoy en día no hay casi una investigación penal donde no haya al menos una pieza que pertenezca al mundo digital”. A modo de ejemplo, mencionó programas que permiten avanzar con investigaciones penales mediante inteligencia artificial. Uno de ellos, llamado Threat, utilizado por las autoridades en el estado de California, intenta predecir dónde se cometerá un crimen, aunque es una herramienta ampliamente cuestionada por sus implicancias éticas y jurídicas. También se refirió al software UFE, incorporado en la justicia argentina, que permite extraer información de teléfonos celulares y que actualmente se emplea en la mayoría de las causas penales. Finalmente, amplió su exposición con otras herramientas aplicadas en la criminalística moderna, como los programas de análisis de muestras de ADN contaminadas, balística y los sistemas que asisten en la toma de decisiones sobre medidas cautelares.

Seguidamente, Catalina Rangugni expuso sobre la inteligencia artificial y los riesgos procesales, donde trabajó dos temas concretos. Por un lado, la aplicación de las tecnologías en el exterior, en particular, en Estados Unidos y su influencia en Argentina . Otro aspecto que trabajó fue el análisis de riesgo y destacó la utilización de la estadística. En su alocución también habló de varios problemas que surgen en la investigación y posterior juicio a la hora de utilizar las herramientas tecnológicas. Asimismo, identificó cuatro problemas como los centrales, que gravitan en la discusión de la inteligencia artificial: la transparencia; lo técnico respecto a la prueba y error; el desconocimiento sobre del algoritmo -ya que el proceso lo deben entender todas las partes del juicio- y los sesgos que se dan en casos donde el algoritmo toma la nacionalidad de la persona como un patrón de peligrosidad.