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Año XIII - Edición 239 23 de octubre de 2014

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Salud pública, vacunación obligatoria y los límites a la autonomía de la voluntad

  • Notas

Con la coordinación de Miguela Pico y Maximiliano Nitto, el 16 de septiembre se desarrolló en el Instituto de Investigaciones Jurídicas y Sociales “Ambrosio L. Gioja” la jornada “Salud pública, vacunación obligatoria y los límites a la autonomía de la voluntad”. La actividad fue organizada por el Observatorio de Salud de la Facultad.

Tras las palabras introductoras de la directora del Observatorio de Salud, profesora Marisa Aizenberg, Carla Vizzotti, directora del Programa Nacional de Enfermedades Inmunoprevenibles, manifestó que el problema de la vacunación es creciente. “Cuando uno tiene instalada la vacunación para todos los habitantes del país, encontrar gente que se niega a la vacunación es un problema, sobre todo porque no tenemos herramientas para poder convencerlos”, explicó. Mencionó que anunciar la incorporación de las vacunas en cadena nacional es un signo de que es una política priorizable. En ese sentido, explicó que incorporar una vacuna al calendario significa la gratuidad y la obligatoriedad dentro de una población objetivo. La gratuidad es un signo de equidad muy relevante dado que antes las vacunas estaban disponibles en el sector privado y ahora en el calendario se distribuyen a través de los 8.600 centros de salud. En cuanto a los mitos de la vacunación, aseveró que la vacuna contra la gripe es inactivada y no puede provocar la gripe de ninguna manera, así como también determinó que los datos de aumento de la incidencia de enfermedades no tienen evidencia ni soporte científico.

A su turno, José Daniel Guccione, médico, diputado nacional e integrante de la Comisión de Salud, expresó que la vacunación es un problema que preocupa a todos los que están en el sanitarismo. En cuanto a las funciones del Ministerio de Salud, el disertante entendió que debe actualizar el calendario nacional, definir los lineamientos técnicos, proveer los insumos y desarrollar campañas de difusión e información sobre la importancia de la vacunación. “Si no hay una planificación clara de distribución, indudablemente estaremos muy lejos de poner la vacuna en tiempo y forma”, subrayó. Finalmente, observó que los prestadores de salud deben proveer gratuitamente las vacunas del calendario nacional y las que determine la autoridad de aplicación, así como también certificar su aplicación por medio de certificado único y notificar a la unidad sanitaria en la jurisdicción competente.

Posteriormente, Ángela Gentile, presidenta de la Sociedad Argentina de Pediatría, relató que la Sociedad de Pediatría, conjuntamente con UNICEF, está trabajando en un Observatorio de la Infancia, a través del cual obtendrán indicadores de salud, de educación y de ejercicio profesional. “La idea es que sea un grupo permanente de trabajo que no solo analice la mortalidad infantil, sino que pueda permitir trabajar en una serie de indicadores un poco más amplios a lo largo del tiempo, lo que permitirá contar con un mejor diagnóstico de la situación de la infancia en nuestro país”, reseñó. Asimismo, advirtió que las vacunas no son una obligación sino un derecho que tienen los chicos. La incorporación de vacunas a los calendarios nacionales va a generar el impacto para poder lograr reducir la mortalidad infantil.

En último lugar, Susana Ciruzzi, asesora del Hospital Garrahan, examinó que la comunidad necesita todas las profesiones y actividades para poder facilitar y tener una mejor calidad de vida. “Ningún otro factor, ni siquiera los antibióticos, ha ejercido un efecto tan importante en la reducción de la mortalidad como lo han hecho las vacunas y la inmunización”, aseguró. Por un lado, se cuenta con un marco regulatorio, la Ley 22.909, la cual establece el plan nacional de vacunación obligatoria y, por el otro, tenemos el ejercicio de la patria potestad cuando hablamos de pediatría, es decir, la facultad que tienen los padres para ejercer responsabilidades sobre sus hijos, de modo de protegerlos. En el caso de la vacunación obligatoria, la ley ha decidido que el bien jurídico en juego es tan importante que merece ser contemplado por la ley y exigido también.

“Ningún otro factor, ni siquiera los antibióticos, ha ejercido un efecto tan importante en la reducción de la mortalidad como lo han hecho las vacunas y la inmunización”, aseguró Susana Ciruzzi, asesora del Hospital Garrahan.