¡Seguinos!

Año XXI - Edición 376 07 de julio de 2022

Buscar

Presentación y debate sobre el libro Ejecución de la Pena Comentada por personas privadas de la libertad

  • Notas

El pasado 10 de junio, en la Sala Vélez Sarsfield, se realizó la presentación y el debate sobre el libro Ejecución de la Pena Comentada por personas privadas de la libertad. La exposición estuvo a cargo de sus mismos/as autores/as, y dialogaron con ellos/as, Gabriela Gusis, docente de la UBA, y Ramiro Gual, subdirector del CEEP.

Uno de los expositores, analizó el impacto de la educación en las personas en general, pero por sobre todo, para aquellas que están privadas de su libertad: “La educación genera un tránsito y un camino alternativo. Los libros, la educación y los lazos con las universidades permiten que pueda haber un dispositivo que regule en el espacio de las prisiones qué es lo que pasa”. Luego, hizo referencia a la perspectiva de género que atraviesa la obra. “Teníamos una visión desde el mundo académico que es patriarcal porque las prácticas relacionadas con la prisión, y hasta nuestra escritura, estaban en ese mundo cultural”. Y agregó que “esto comenzó como un taller de Sociología del Derecho. Hoy siento emoción y orgullo de estar hablando en una Universidad como lo es la UBA y la posibilidad de que eso esté sucediendo también tiene que ver con un nuevo concepto de nación”.

Seguidamente, otro orador puntualizó sobre una cuestión importante a modo de reflexión: “Parecería que los detenidos y detenidas se van a vivir a otra sociedad, porque una vez que entrás a la cárcel no tenés herramientas para desarrollarte, para educarte o para trabajar. El libro plantea que la cárcel debe estar abierta a la sociedad, a propuestas renovadoras y concretas, con el concepto de trabajo y educación, que permita al sujeto transformarse realmente, que pueda salir a la sociedad con un compromiso para ésta y para su familia, porque de lo contrario, el sujeto sale y vuelve directamente a la vida delictiva en la que se formó y de la que es muy difícil salir”. A su vez, expresó: “Estamos ubicados en una especie de lista de espera, en la cual siempre estamos relegados y parece que no quisiéramos trabajar, estudiar o hacer ciertas actividades, algo que no es verdad. Necesitamos más organismos para subsanar las falencias del sistema penitenciario y que intervengan en las cárceles”.

Por otro lado, una de las autoras del libro habló en representación de las mujeres que transitan los espacios carcelarios y de la dificultad extra que viven por el mero hecho de serlo, situación que empeora aún más cuando son madres. “Tengo compañeras que han fallecido por el abandono y malos tratos del personal de las cárceles. Cuando nos trasladan deberían ser mujeres, pero son hombres y nos han golpeado y llegado a desfigurar (...) Los trabajos o estudios dados, si es que los dan, sólo son para los hombres. Las mujeres solamente podemos limpiar mientras que los hombres pueden hacer trabajos de herrería y carpintería. Yo estuve un año y medio para poder ingresar a la escuela y hay casos que tardan todavía más. Son muchos más los hombres que logran ingresar y en menor tiempo”, manifestó.

Luego, otro expositor se refirió al tratamiento en las cárceles. “La ley dice una cosa, pero después la persona pasa la puerta del penal y es algo distinto, abstracto, ficticio. No tiene mucho sentido el tema de las fases de observación o los períodos, hay un régimen cerrado que es igual al semiabierto, por lo tanto, no tiene sentido. Dicen que el tratamiento es individualizado, pero el proceso es el mismo para una persona que vendió droga para mantener a su familia que para una persona que violó, mató y secuestró”, indicó. Luego, hizo referencia a la Ley Petri, y como a partir de esta hubo una afectación aún mayor de las condiciones: “Las cárceles están explotadas y podemos darnos cuenta fácilmente que a través del punitivismo no se resuelve nada. Necesitamos políticas públicas y salirnos de la idea del tratamiento. Tienen que garantizar los derechos fundamentales de las personas privadas de la libertad, algo que no sucede. La persona cometió un delito, no está enfermo”. Y remarcó las dificultades con las que se encuentran: “Entrar a la cárcel significa gestionarse hasta cómo conseguir una cebolla para cocinar, que si no conoces a alguien que te conozca, tenés que sobrevivir en un sistema que viola constantemente los derechos humanos”.

Para finalizar, Gabriela Gusis mencionó la relevancia de la publicación de este libro e invitó a comprarlo y leerlo, para interiorizarse en un tema que como sociedad y operadores de la justicia no se pueden seguir ignorando.