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Año XVI - Edición 295 16 de noviembre de 2017

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Presentación del libro Fragmentos sobre Neurociencias y Derecho

  • Notas

Con la organización del Departamento de Derecho Penal y Criminología, el pasado 23 de octubre en la Sala Vélez Sarsfield, se presentó el libro Fragmentos sobre Neurociencias y Derecho, de Eduardo Demetrio Crespo (con la colaboración de Gonzalo Fernández y Maximiliano Rusconi). Daniel Pastor, director del departamento organizador, moderó las ponencias de los autores.

En primer lugar, Gonzalo Fernández comenzó diciendo que “todo derecho penal se basa en una determinada concepción del hombre y la culpabilidad penal presupone la libertad de voluntad, es decir, la facultad de autodeterminación del sujeto, de optar la norma y el poder de obrar de modo diferente”. Sin embargo, aclaró que en 1963 se jaqueó esta concepción a partir de un libro de Karl Engisch sobre la voluntad de libertad “diciendo que el poder de actuación alternativa es indemostrable porque para poder determinar en un proceso penal que el sujeto pudo haber obrado de modo distinto, habría que repetir numerosas veces exactamente la misma situación a ver si en alguna de esas ocasiones obra o no de modo distinto”, señaló. En este marco, expuso que, en apariencia, la facultad de autodeterminación seguía siendo un elemento categorial dentro de la teoría del delito hasta que aparecen las neurociencias con sus nuevas propuestas.

Por otra parte, sostuvo: “No creo que corresponda que los juristas penales mantengamos una actitud despectiva hacia la neurociencia y mucho menos adoptar la postura de que son los nuevos agrimensores de los seres humanos”.

En cuanto al libro, manifestó que “me parece que es muy clarificador y, además, los tres desde distintas perspectivas coincidimos en que la neurociencia todavía no derivó en el primer round al derecho penal y a su sistema de imputación”.
“A mí me parece que, en definitiva, volvemos a una vieja relación entre el derecho penal y libertad”, introdujo Maximiliano Rusconi a su tuno. En este sentido, expresó que “el sistema de derecho punible ofrece un resguardo bastante pobre y homenajea bastante poco a la idea de libertad”.

Más tarde, compartió que, a su parecer, la teoría del delito –en particular su relación con el sistema de enjuiciamiento– se está alejando de cualquier cuestión que la incomode en términos de contribuir al descubrimiento de la verdad histórica del suceso. “Hace un tiempo, me parece que teoría del delito está contribuyendo de modo servil al sistema de enjuiciamiento a la hora de formular conceptos que solucionen de modo más pacifista posible el problema de la prueba”, reconoció y afirmó que el aporte de la neurociencia aparece como el fin de la estandarización.

Seguidamente, aseveró que “el dilema de las neurociencias y su reinterpretación del problema de la imputación tiene que ver con la pregunta acerca de cómo evitamos dos posibles protagonismos que pueden ser nocivos: el protagonismo absoluto de la naturaleza y el protagonismo absoluto de lo normativo” y remarcó que “hay chances de ponerle un límite al aporte de la neurociencia sin construir un sistema del cual podemos arrepentirnos, es decir, la idea de nuestra vida social implica reconocernos a cada uno de nosotros cierto nivel de libertades”. Para concluir, subrayó que el libro implica un gran aporte.

Finalmente, Eduardo Demetrio Crespo manifestó una serie de agradecimientos. Luego contó que el libro consta de una recopilación de artículos y expuso que el resultado ha sido bueno. “Tenía sentido unir los artículos porque hay una idea que, de alguna manera, cose los trabajos”, sostuvo y añadió: “Representan una visión del derecho penal no clausurada, abierta al conocimiento que puedan aportar otras ciencias”. En este sentido, comentó que esto en determinado momento de la evolución del estado de conocimiento de la ciencia penal, parecía más o menos asimilado pero ante un desafío como el que proviene de una determinada corriente dentro de las neurociencias, que es el determinismo, dejó de estar asimilado.
Además, reconoció que el problema es complejo porque afecta a una cuestión fundamental del derecho penal, que es la justificación del castigo. Cuestionó que “si esa es la pregunta fundamental, ¿cómo es posible que pretendamos sustraernos con una mínima sensibilidad metodológica hacia el problema de la respuesta a esa gran pregunta a cualquier desafío que se presente?”. Asimismo, manifestó que el aporte de las neurociencias “genera tanta polémica porque en el fondo subyace el problema de la teoría marco del derecho penal que son los fines de la pena”.