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Año XVIII - Edición 332 12 de diciembre de 2019

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Presentaci髇 del informe de Amnist韆 Internacional #CorazonesVerdes: violencia online contra las mujeres durante el debate por la legalizaci髇 del aborto en Argentina

  • Notas

En el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y el Día Internacional de las Defensoras de Derechos Humanos, el pasado 28 de noviembre se presentó el informe de Amnistía Internacional #CorazonesVerdes: violencia online contra las mujeres durante el debate por la legalización del aborto en Argentina.

El encuentro fue organizado por Amnistía Internacional, el Centro de Derechos Humanos (CDH) y el Programa Género y Derecho (PGD).

En este marco, expusieron Laura Pautassi (directora del Programa Institucional de Género y Derecho), Mariela Belski (directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina), Mariana Marques (directora de Política y Justicia Internacional de Amnistía Internacional Argentina) y Martín Becerra (profesor e investigador Conicet, UNQ, UBA).

Posteriormente, Mariana Iglesias (periodista), Silvia Lospennato (diputada nacional del PRO), Ingrid Beck (periodista) y Jazmín Stuart (actriz, guionista y directora) compartieron sus experiencias personales y su perspectiva dentro de esta temática.

Para comenzar, Laura Pautassi reconoció: “Todo el activismo también generó importantísimos anclajes de violencia estructural que demuestran que la violencia de género es una cuestión estructural y por lo tanto demanda este tipo de intervenciones”

Asimismo, resaltó que el informe reviste una gran importancia teniendo en cuenta que desde el CDH y el PGD se busca “garantizar a les estudiantes una vida libre de violencias y estereotipos, que atraviesan la enseñanza y el informe ofrece claves interpretativas muy importantes para ver cómo socialmente estos estereotipos están siendo interpretados y utilizados pero, además, cómo construyen nuevas dinámicas de violencias”.

Mariela Belski, por su parte, contó que a medida que iba avanzando el debate sobre el aborto, “empezamos a recibir denuncias de distintas mujeres que estaban en las redes, que estaban online y offline, que venían sufriendo distintos ataques”, detalló y es por ello que se hizo el informe “Pañuelos Verdes”. En la misma dinámica, se decidió investigar cómo fue durante el debate de aborto la violencia online. “Lo que queremos probar es que durante el debate de aborto las redes fueron cruciales e importantes para democratizar el debate, las ideas y compartir un montón de posiciones y hacer mucho más rico el debate, difundir un tema que no estaba en la agenda”, destacó. Además sostuvo que “la violencia online genera una censura y una autoexclusión de las personas afectadas y nos preocupa la libertad de expresión de esas personas también. Eso es lo que nosotros venimos a plantear en este encuentro y en la investigación”, y manifestó: “De alguna manera esto hay que regularlo pero es un debate que no está muy explorado y un poco nuestra idea es esa: poner en agenda esto y que se empiece a generar debate”.

A continuación, Mariana Marques planteó: “Lo que queremos recordar con este informe y esta campaña es que el mundo online y las redes sociales no son un mundo paralelo, sino que son una extensión del debate público y social que vivimos en el día a día y la misma violencia que las mujeres sufren en el mundo offline también las viven en las redes sociales”.

Seguidamente, expuso sobre la metodología de informe. “Tiene una dimensión cualitativa y una dimensión cuantitativa. Hicimos una encuesta a 1200 mujeres de 18 a 55 años de todas las regiones del país y de distintos niveles socioeconómicos. Además se hizo un análisis con un softwares de análisis cuantitativos de tuits (...) y se analizaron 332.111 tuits de 24 perfiles de protagonistas del debate del aborto”, especificó y subrayó: “En las entrevistas pudimos tener una percepción más rica de la profundidad, la naturaleza y la vivencia de la violencia en las redes y del rol que tienen las redes sociales para la defensa de los derechos humanos”.

A su turno, Martín Becerra disertó en torno a su participación en el equipo que colaboró en el trabajo de campo que después fue editado para realizar el informe. En este marco, indicó que el trabajo de campo se compuso de tres partes: una encuesta, métricas de Twitter y análisis de las conversaciones que hubo en Twitter en la oportunidad de la discusión del proyecto sobre el aborto en 2018 y una parte de entrevistas con partícipes del debate público sobre el aborto.

Por otro lado, puntualizó: “El contraste de ideas e intereses inherente al funcionamiento democrático presenta en las redes digitales una serie de problemáticas específicas. Las agresiones coordinadas contra voces críticas o disidentes o contra minorías o grupos en situación de debilidad pueden alcanzar escalas que no solamente inhiben a las personas atacadas, sino que provocan también en disciplinamiento en forma de autocensura de los espectadores de esa actividad”.

Mariana Iglesias contó: “Trabajo en Clarín desde 1996. Cuando entré ni siquiera poníamos el mail abajo de la firma. Cuento esto porque cuando empezamos a firmar con el mail abajo empezamos a tener una respuesta y llegada de los lectores que siempre fue bastante tranquila (...). Pero lo que ocurrió el año pasado fue realmente devastador: era una catarata de mails cotidianos con muchas ofensas”. También resaltó que “a medida que fue avanzando el debate, se fue poniendo cada vez más agresivo”.

Silvia Lospennato afirmó que “la violencia sirve a algunos sectores para hacerse publicidad y reafirmarse entre los odiadores”. Luego manifestó: “Lo que sentí durante el debate del aborto fue una agresividad que jamás había experimentado y decidí bloquear porque sentí que la forma de seguir era no leer”.

Hacia el final, indicó que en la última sesión del año se le dio media sanción a la incorporación dentro de la 26.485 de la violencia digital. “Ahora tenemos con media sanción un marco normativo porque tampoco es fácil ni está claro qué es lo que uno puede hacer cuando sufre estas situaciones de violencia porque la mayoría de las veces se esconden en el anonimato”, detalló.

Ingrid Beck reflexionó: “Lo que ocurrió el año pasado en Twitter especialmente es que, como con el resto de las violencias, las mujeres empezamos a buscar estrategias de supervivencia de la violencia digital entonces algunas eligieron bloquear o silenciar”. En su caso, configuró en su cuenta de Twitter no recibir menciones de agresión. Y puso de manifiesto su preocupación sobre que las redes sociales, que alimentan a los medios de comunicación, sean un generador de noticias falsas contra las defensoras y los defensores de derechos humanos en particular.

Jazmín Stuart expresó: “Me pasé un año tratando de hacer pensar a las personas que me agredían y lo más tremendo es que en muchos casos logré que reflexionen (...). Y eso es lo mejor que me pudo pasar pero también lo peor porque a partir de ahí sentí que era mi obligación frente a cada agresión intentar razonar”.

Además especificó que “se tienen que motorizar políticas de Estado que empiecen a deshacer el ovillo de la ignorancia que genera este nivel de violencia”, y reflexionó: “No hay que dejarnos amedrentar y seguir peleando para cambiar la realidad de fondo que está en la calle”.

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