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Año XX - Edición 355 27 de mayo de 2021

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Pospandemia - Posderecho. Pensar la sociedad que vendrá

  • Notas

El pasado 6 de mayo la Facultad junto a la Academia Brasileña de Derecho Constitucional organizaron la primera edición de la jornada "Pospandemia - Posderecho. Pensar la sociedad que vendrá". Contó la participación de Isolina Dabove (Argentina), Lenio Luiz Streck (Brasil) y Janaína Roland Matida (Chile). Coordinaron Gonzalo Ana Dobratinich y Jefferson de Carvalho Gomes.

"No sé si es un poco prematuro hablar ya de pospandemia, pero es con la esperanza de contribuir en algo a pensar esta realidad, así como también los caminos del futuro", comenzó reflexionando Isolina Dabove. Continuó diciendo que “las pestes como vemos causan estragos, crisis reales, desazón y nos atan por la espalda sin miramientos, afectando todas las dimensiones de la vida”.

Desde la perspectiva de la teoría trialista, expuso que "el COVID-19 ha puesto sobre la mesa en toda la Tierra el tremendo poder adjudicatario de la naturaleza. En este caso distribuyendo males que afectan masivamente a la salud y a la vida de las personas, sobre todo a la de las personas mayores. El virus, como dice Judith Butler, no discrimina".

Asimismo, aseguró "la pandemia desnudó nuestra total ignorancia respecto de las leyes o razones de la naturaleza a las cuales responde este flagelo", teniendo en cuenta la falta de teorías científicas que expliquen y comprendan de manera completa el ciclo vital del este virus. Y reflexionó que “el COVID-19 nos ha colocado ante la extraña realidad de un mundo que pone los criterios mismos de la organización social, jurídica y política en manos de un saber, el científico, que hasta hace poco estaba bajo sospecha; ¿Habremos llegado a esta etapa científica o positiva? A mí me cuesta creer que así sea".

Por otro lado, mencionó que debido a la pandemia se vio suspendido el funcionamiento del sistema de división de poderes y que, actualmente, "las fuentes del derecho se concentran hoy en manos de unos pocos, a cargo de los poderes ejecutivos". Y amplió: "En todo el mundo, legisladores y jueces aparecen silenciados, en modo de pausa, suspendidos en su accionar como si fuera solo posible que la división de poderes funcione en tiempos de normalidad". Además, sumó al análisis a la cuarentena y a las restricciones: "Son a fin de salvar vidas, pero todo ello parece darse de bruces con el respeto de los derechos y libertades fundamentales garantizados por un modelo de Estado que hoy está claramente sitiado". En cuanto a los derechos y libertades fundamentales a los que hizo referencia, comentó que la pandemia impuso una "Constitución material que debilita la democracia deliberativa y al ejercicio de los derechos fundamentales, restringiéndolos fuertemente en nombre de un solo bien o valor: la salud".

"Vivimos en mundo al que creíamos haber moldeado a nuestra voluntad, creíamos haber sometido a nuestro ingenio, haber civilizado tecnológicamente, haber parido para manipular. Sin embargo, es este mismo poder el que hoy nos interpela en torno al presente y a nuestro porvenir, incluso como especie", compartió y finalizó diciendo: “Confiemos en que tras el virus venga una revolución, pero esta vez una revolución humana, la solución a la pandemia está hoy en nuestras manos".

Por su lado, Janaína Roland Matida inició su disertación señalando a la pandemia como "una oportunidad para reflexionar, repensar y producir un nuevo proceso penal que sea más acogedor para las mujeres". Asimismo, manifestó que esta esconde otra pandemia: la del los femicidios. "Aunque cuando miremos los números podamos detectar una caída, en realidad se trata de una subnotificación porque ya las mujeres no están saliendo para ir a las comisarías para dar cuenta de lo que están pasando". Explicó: "No se trata de algo que ha mejorado, sino que ahora tenemos cifras ocultas". En consecuencia, remarcó: "No bastará con tener que solucionar el problema de la violencia ahora tenemos que solucionar también el problema de las cifras ocultas" y agregó que "el proceso penal necesita perspectiva de género en cada una de sus etapas probatorias".

Primero, en la etapa de investigación, propuso: "Debemos capacitar a nuestros actores, a los policías que son tan importantes en esta etapa probatoria" para "hacer que la investigación no sea el seno de la injusticia epistémica". En relación con la etapa de valoración, comento: "Los estereotipos que entran en la investigación, si no nos mantenemos atentos, estarán en el razonamiento sobre los hechos a ser realizado por los jueces". Por último, respecto a la etapa de la prueba y en relación con los delitos de violencia de género, expresó: "Son realizados en la mayor parte de las veces o de forma muy típica en clandestinidad" por lo que son "delitos de difícil prueba".

Luego, reflexionó sobre el momento actual y manifestó: "Debemos hacer un esfuerzo para dotar el proceso penal de las capacidades epistémicas necesarias de modo a preservar la presunción de inocencia, y al mismo tiempo dar a las mujeres la relevancia que su palabra merece. Es decir, hechos y alegaciones sobre los hechos no se confunden, nunca se confunden. Pero esto significa que las declaraciones que son realizadas por las mujeres al momento de la investigación deben ser tomadas en serio, sin la comisión de injusticias epistémicas de tipo testimonial". Concluyó comentando: "La pandemia nos trae exactamente la oportunidad, aunque de forma trágica, de revisar el proceso penal como un ambiente justicia".

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