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Año XIII - Edición 228 01 de mayo de 2014

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Poesía y Derecho. Buscando otros caminos para la verdad. Buscando otros caminos para el derecho y justicia.

  • Notas

Con la organización del Departamento de Ciencias Sociales, el pasado 15 de abril se llevo a cabo en el Salón Azul de la Facultad un encuentro titulado “Poesía y Derecho: Buscando otros caminos para la verdad y otros caminos para el derecho y justicia”, en homenaje a Juan Gelman.La jornada contó con las exposiciones de Julián Axat y Guido L. Croxatto y fue coordinada por Gloria Vodanovich Casañas.

En primer lugar, el director del Departamento de Ciencias Sociales, profesor Ricardo Rabinovich-Berkman, hizo mención a la importancia de instalar en la agenda de la Facultad de Derecho temas de poesía y Derecho. Añadió que el Departamento de Sociales junto con la Sociedad Shakesperiana está preparando una jornada sobre Shakespeare y el Derecho. Hacia el final, se refirió a la figura del poeta Juan Gelman, en la cual se muestra una relación entre lo jurídico, lo poético, lo filosófico y lo sociológico.

Por su parte, Gloria Vodanovich Casañas recordó que la idea de la conferencia es ver cómo se concilia el lenguaje jurídico con el lenguaje lírico. “Es algo que parece irreconciliable. Por lo general se dice que el lenguaje jurídico es árido, técnico, mientras que el lenguaje poético no tiene barreras de ningún tipo”, opinó.

A su turno, Julián Axat, afirmó que el Derecho es palabra y que la poesía es la madre de la lengua. “El trabajo sobre el lenguaje, más allá que después se escriba en códigos, leyes y normas, siempre acude de alguna manera a una poética original”, evocó. En lo relativo al expresionismo del dolor, Axat concordó con que la poesía se escribe, en parte, desde las cenizas de la tragedia. El expositor relató que sus padres se encuentran desaparecidos y expresó que: “En mi historia la poesía fue un mecanismo de duelo”. Hizo referencia al libro “Ni el flaco perdón de Dios” de Juan Gelman, el cual relata la historia de los hijos de desaparecidos, y evidenció que Gelman fue el poeta que lo marcó, no solamente por el libro que publicó, sino porque él contaba su historia personal, y a la vez le interesaba la voz de los otros hijos de desaparecidos. “Gelman era la grieta de mi generación”, exteriorizó. Comentó que la poesía de Gelman nos atraviesa a todos, y a los abogados en particular, porque es el poeta que habla de la palabra justa y de la justicia poética. Por otra parte, señaló que a la poesía le importa poco si la voz del poeta es la voz del loco, sino que por el contrario, esa locura hace que las puertas de la percepción se abran para poder usar el lenguaje y llegar a lugares que quizás con los lenguajes más duros de la razón instrumental a veces no se logra llegar. Por último, observó cual es la barrera que la enseñanza del Derecho presenta para lograr la fusión entre la poesía y el Derecho. “La literatura es un soporte fundamental para los operadores del Derecho”, enfatizó. Resaltó que si los operadores del Derecho no conocen el lenguaje y no son creativos a la hora de hablar, de escribir y de decir, tienen obturado el mecanismo de transformación social. De esta forma, se trata de que el lenguaje sea lo más transparente posible para que pueda ser entendido por cualquier persona. “Aquellos funcionarios que terminan logrando la confianza de los jueces son aquellos que logran con su imaginación decir en pocas palabras aquello que es complejo en el Derecho. Y esa facilidad de llegada la logran los poetas”, concluyó.

Guido L. Croxatto entendió que en un sentido poético la palabra significa correr un riesgo. “El poeta corre siempre un riesgo y el abogado, cuando lleva una reivindicación adelante, corre riesgos concretos, personales y a veces directos”, señaló. Examinó que cuando una palabra está estandarizada y no comunica, ya no es considerada palabra. De esta manera, se interrogó si el Derecho es aquella palabra muerta, donde todo está lleno de tecnicismos. “La poesía viene a romper ese círculo. Viene a interpelar al Derecho y viene a tratar de que los estudiantes se acerquen al Derecho en términos de preguntas y de riesgos de reivindicaciones”, indicó. Seguidamente, diferenció que en el Derecho cuando una persona es caratulada de loca lo primero que se hace es dejar de escucharla, debido a que su palabra carece de validez porque no es un sujeto racional. En cambio, el poeta puede jugar con los márgenes y nadie lo va a tachar de loco, ya que está en un terreno aceptable. “Tenemos que jugar con esa aceptabilidad para traer cosas nuevas al Derecho. Si pensamos al Derecho como acción, hacer poesía significa entonces generar preguntas de manera diferente e interpelar al Derecho”, analizó. Para finalizar, Croxatto entendió al objetivo de la poesía de Gelman como un compromiso y expresión de circunstancias personales que atraviesan a todas las personas que escriben, sean poetas o no. Y para concluir, a diferencia de su colega, discrepó y dijo que: “Yo no creo que el Derecho sea palabra, pero creo que debe serlo. La construcción de la palabra es colectiva y demanda un diálogo que en el Derecho todavía no se da”.

Aquellos funcionarios que terminan logrando la confianza de los jueces son aquellos que logran con su imaginación decir en pocas palabras aquello que es complejo en el Derecho. Y esa facilidad de llegada la logran los poetas”, concluyó Julián Axat.