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Año XXI - Edición 372 05 de mayo de 2022

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Perspectivas del Acuerdo UE-Mercosur

  • Notas

El 18 de abril la cátedra de Derecho de la Integración de Sandra Negro, el CEIDIE y el Observatorio sobre implementación del Acuerdo Mercosur-Unión Europea (OAMU) organizaron la jornada "Perspectivas del Acuerdo UE-Mercosur", que contó con la participación de Heinrich Schellenberg (embajador de Suiza), María Victoria Alvarez (UNR), Liliana Bertoni (UBA), Leila Devia (UBA), Jaime Gallegos Zúñiga (Universidad de Chile), Luciane Klein Vieira (UBA-UNISINOS), Gabriele Orcalli (Università degli Studi di Padova), Raphael Carvalho de Vasconcelos (UERJ), Welber Barral (BMJ Consultores Asociados) y Sandra Negro (UBA).

En primer lugar, Heinrich Schellenberg aclaró queSuiza no es miembro de la Unión Europea, sino de EFTA (Asociación Europea de Libre Comercio). Luego se refirió a la revisión legal a la que está siendo sometido. “Se ha visto un poco retrasada por el tema de la pandemia”, planteó. Asimismo, se están discutiendo ciertos cambios. “El primer cambio, desde una perspectiva suiza, particularmente importante es el aumento de la preocupación ecológica”, puntualizó. Por otro lado, aludió a la pandemia. “Se puede interpretar como un revés para la globalización, para las relaciones, incluso comerciales”, señaló. “La agresión rusa contra Ucrania se puede considerar como otro golpe a la globalización. Como consecuencia de esta guerra se han tomado muchas sanciones para tratar de frenar la agresión rusa contra Ucrania. Eso tiene un impacto muy fuerte en las relaciones económicas con ciertos países”, finalizó. Por último, mencionó la cuestión geopolítica: “En cuanto a la relación con el Mercosur, también es una oportunidad, porque puede tener también el efecto de un acercamiento entre Suiza y América Latina o entre Europa y América Latina”.

A su turno, Gabriele Orcalli afirmó que “la situación de guerra que estamos viviendo en Europa está cambiando de manera profunda las relaciones internacionales, en particular, la situación internacional de la Unión Europea. Y puede ser el interés de la Unión Europea, para la política de internacionalismo, el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur”.

Destacó la necesidad de aumentar la capacidad competitiva. “Tenemos una tercera fase de interés de la política exterior de la Unión Europea que se llama el efecto Bruselas. Esta definición deriva de una profesora que discute, como en la Unión Europea no es una potencia militar, no es una potencia política en materia de política exterior. (…) Lo que tenemos es una política comercial que se manifiesta de manera principal en la capacidad europea de establecer las reglas del comercio mundial”, aseveró. Para finalizar, señaló que “lo que está intentando la Unión Europea es conseguir la capacidad reglamentaria al interior del Mercosur y tiene que realizarlo por medio de acuerdos entre agencias de reglamentación, no entre acuerdos entre gobiernos. Si esto es posible, en el futuro el acuerdo de la Unión Europea-Mercosur puede ser un acuerdo que tenga un resultado interesante”.

En tanto, Leila Devia recordó que “cuando se firmó el acuerdo se sabía de los problemas y de los impactos ambientales, que eran justamente los más conflictivos para resolver un acuerdo exitoso. Pero pasaron los años, además con la pandemia, se comenzaron a hacer algunos estudios sobre el impacto ambiental del acuerdo”. En esa misma línea argumental, comentó los resultados de un estudio que se solicitó en el Parlamento Europeo e introdujo el informe Ambec del 2020, encargado por el Gobierno de Francia a especialistas independientes.

Por lo anterior, planteó que la problemática está en el cumplimiento de los compromisos que significan estos acuerdos. “La Comisión Europea concluye que los resultados de la reflexión sobre su impacto sustentable confirman que el estudio de impacto es positivo en las economías de los países, incrementando los salarios y contribuyendo a la reducción de la desigualdad. Por supuesto, esto tiene que ser muchísimo más trabajado y bajado al nivel del sector productivo. ¿Y cuáles son los sectores productivos en el Mercosur que pueden dar ese salto que podrían darse? Ahí donde hay que trabajar”, indicó.

A continuación, Liliana Bertoni planteó que “hablar de perspectivas en general y en particular del acuerdo Unión Europea-Mercosur resulta difícil en un mundo donde hemos cambiado el paradigma de las certezas y nos encontramos ante un mundo de incertidumbres. Un mundo difícil de analizar este tipo de acuerdos comerciales. Sin embargo, tendríamos que tener una mirada positiva hacia el futuro y ver de qué manera esto que se ha acordado puede seguir adelante dentro del momento actual y de las circunstancias que nos rodean”.

En este marco, comentó que “la sustentabilidad y el multilateralismo van de la mano y es necesario ver este tipo de acciones conjuntas encaminadas a sostener la sustentabilidad, que podemos ubicarla en la búsqueda de un equilibrio en las relaciones internacionales”, señaló. Seguidamente, comentó una serie de acuerdos multilaterales. “En las organizaciones multilaterales de carácter global, tanto de la Organización Mundial del Comercio como los acuerdos firmados dentro de la Organización de las Naciones Unidas, dieron sus resultados positivos y cumplieron un efecto derrame en aquellos acuerdos de carácter regional y dentro del marco de aquellos acuerdos de asociación estratégica como entre la Unión Europea y el Mercosur”, aseguró.

Luciana Klein reflexionó sobre la agenda ambiental brasileña. “Estamos en un escenario en donde hace unos meses, específicamente a fines de 2019, comienzos del 2020, en donde vimos una serie de protestas de países europeos, sobre todo con el liderazgo de Francia respecto a conductas vinculadas a la deforestación, a los incendios, muchísimos que hubo en la Amazonia. Y junto a ese escenario de grave deforestación se suma una expansión del sector agropecuario en Brasil. Y ahí salta a la vista la preocupación con las variables del desarrollo sostenible, que es la gran piedra en el zapato para la aprobación final”, describió.

Por otro lado, mencionó que “cuando se habla de desarrollo sostenible en esos grandes acuerdos de la nueva generación, se hace hincapié en esas dos variables estas condiciones de trabajo, siguiendo el respeto a los principios y las convenciones de la Organización Internacional del Trabajo, la OIT y el Desarrollo Sostenible, vinculado no solo a los compromisos en términos de los tratados internacionales vigentes entre las partes vinculados a la temática ambiental, pero también y sobre todo, respecto al cumplimiento de la Agenda 2030 sobre desarrollo sostenible”.

Por su parte, Jaime Gallego Zúñiga se propuso analizar desde un punto de vista comparativo con base en experiencia real los efectos que han tenido algunos de los acuerdos celebrados por la Unión Europea con algunos países de América Latina, especialmente con países de América del Sur. “El Mercosur fue objeto de principal atención por parte de la Unión Europea desde el momento de su formación en el Tratado de Asunción de 1991, puesto que tuvo la esperanza de tener un par, un bloque de interés, un bloque regional con el cual dialogar. Ello no fue un obstáculo para que la Unión Europea tuviese sus primeros acuerdos de libre comercio con economías y no con bloques”. Tal es el caso de México, Chile y Perú, entre otros

Manifestó: “Es aconsejable que no nos alejemos de bloques como la Unión Europea, que han adoptado posiciones de vanguardia en la protección del medio ambiente y políticas de sustentabilidad. No podemos seguir tapando el sol con un dedo y desatender a los problemas imperiosos que estamos viviendo con el cambio climático que nos está golpeando de una manera dura”. En tanto, señaló que “es positivo que estemos conectados con un bloque como la Unión Europea, que tiene como sus valores fundamentales el Estado de derecho, la protección de los derechos humanos, puesto que así hay una especie de estímulo para que estos valores tan inherentes de la especie humana y que parecen hoy día estar en entredicho y se sigan respetando”.

María Victoria Álvarez partió su exposición de las negociaciones y la posterior firma del acuerdo: “Estas negociaciones concluyeron como un instrumento de apertura de mercados, de liberalización comercial e integración comercial entre dos bloques. Pero si uno lo miraba desde lo geoestratégico, desde lo geopolítico, también se lo podía ver como un mensaje, como un posicionamiento de los dos bloques en un momento de fuerte tensión, de fuertes disputas en la gobernanza global, en un momento de crisis de la globalización. Y aún podíamos tener una tercera lectura que tenía que ver desde lo identitario”.

Luego se dedicó a hablar sobre los obstáculos que atraviesa el acuerdo: “Desde que se anunció, este acuerdo en principio de junio del 2019, las movilizaciones, las críticas al acuerdo no han dejado de crecer. Las presiones de los lobbies agrícolas y ecologistas, sobre todo europeos, han ido en aumento”. A modo de conclusión, aseguró que “la correlación de fuerzas para la ratificación es un poco la correlación de fuerzas que se manifestó durante los largos años de negociaciones, especialmente por el lado europeo”. Y añadió que “la ratificación del lado europeo se vuelve a presentar como una empresa titánica. Y las tensiones entre Argentina y Brasil, tan fuertes en este momento, tampoco son señales favorables”.

Rafael Carballo de Vasconcelos aclaró que “nosotros hacemos los análisis y muchas veces son análisis que no son muy optimistas respecto a los logros de este acuerdo, pero no porque nosotros no lo queremos, sino porque las circunstancias y las cuestiones históricas y nuestras realidades se imponen a los hechos”. Y sumó que “la guerra que ocurre en este momento en Europa, me gusta remarcar siempre, que no es novedosa en el derecho internacional”.

Por otro lado, sostuvo que “esta guerra impuso restricciones al comercio internacional, que ya estaba debilitado por la pandemia de estos dos últimos años. Y había una expectativa de que nosotros acá, en este rincón del mundo en el que nos encontramos, podíamos salir con alguna ventaja económica por una substitución de los productos que eran importados por Europa y tras las sanciones nos iban a importar a nosotros”. Sin embargo, planteó que “el contexto interno de Brasil, de Argentina y también de Uruguay, de Paraguay, pero puntualmente de Brasil y Argentina, contribuye de una forma bastante fuerte a una parálisis”.

Welber Barral retomó la conceptualización de la marea rosa para pensar la actualidad geopolítica de América Latina: “Este es un concepto que algunos académicos brasileños desarrollaron para definir qué pasó al final de los 90, en la década de 2000, en varios países latinoamericanos que se pusieron más a la izquierda. Lo que pasó con Lula en Brasil, con Argentina y con otros países latinoamericanos que volvieron más a la izquierda, pero tampoco llegaron rojos. Por lo tanto, adoptaron también muchos conceptos de mercado para la administración que tenía preocupaciones sociales”. Y sumó que hoy la pregunta es si existirá una nueva ola rosa de cara a las elecciones presidenciales en Brasil.

En ese sentido, reconoció que uno de los grandes problemas para el avance del acuerdo entre Mercosur y la Unión Europea es la crítica a Brasil por cómo trató la Amazonia y el tema de deforestación del medio ambiente. “Un cambio de política en Brasil podría mejorar la imagen internacional del país. Podría permitir nuevos actores en la discusión sobre compromisos ambientales para Brasil frente a la Unión Europea. Compromisos, sobre todo en dos temas que la Unión Europea ha insistido mucho, que son los temas de deforestación y el de emisión de carbono”, subrayó.

Sandra Negro retomó algunas ideas de los/as expositores/as y realizó el cierre de la actividad.

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