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Año VIII - Edición 147 27 de agosto de 2009

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Pasado, presente y futuro del pensamiento de derecha

  • Notas

La Revista Lecciones y Ensayos y el Departamento de Publicaciones organizaron el pasado mes de julio la charla-debate “Pasado, presente y futuro del pensamiento de derecha” a cargo del Prof. José Luis Gargarella.

Inicialmente, el expositor mencionó que la Revolución Francesa de 1789 y el resurgimiento de la Revolución Industrial fueron el escenario donde surgió la primera oleada del pensamiento derechista, la cual se manifestó como una reacción frente a la Revolución Francesa que traía las ideas del iluminismo del siglo XVIII. Asimismo, explicó que a lo largo del siglo XIX se fue construyendo el mundo democrático con fines de expansión de estos principios revolucionarios. Aclaró que antes de la Revolución Francesa había conservadores pero que no existía la necesidad de un pensamiento conservador elaborado. Añadió también que el conservadurismo fuerte nació de los sectores afectados por la Revolución ya que necesitaban un pensamiento para sostener su lucha contra las consecuencias de la Revolución.

A su vez, diferenció muchos matices de esta postura haciendo referencia al conservadurismo moderado, el cual afirmaba que “existe un orden tradicional generado por los pueblos que debe conservarse; los intelectuales y filósofos del siglo XVIII no pueden abolir un orden que ha venido dándose a través de los siglos por generaciones”. Asimismo, indicó la aparición de la postura de ultra nacionalismo a fines del siglo XIX, la cual sostenía que “cada Nación es un cuerpo vivo, es organismo que tiene características particulares y como cada Nación es diferente, se pueden establecer jerarquías”.

Avanzando en los sucesos históricos, se refirió a la Primera Guerra Mundial en el principio del siglo XX y a la Revolución Rusa de 1917. Con respecto al primer acontecimiento, manifestó que se pararon los paradigmas progresistas del siglo XIX, lo que produjo el colapso de una época y surgimiento de la otra. Posteriormente, se impuso el fascismo como ideología, una posición más dura de la derecha y resaltó que “fue mucho más que Mussolini y Hitler porque se trató de una tendencia política elaborada que contó con millones de adeptos en el mundo”. Señaló entonces que ésta fue una ideología rotunda y visceralmente antiliberal, que se opuso rotundamente a la idea de libertad, igualdad y liberalismo político. El principio que establece que “los hombres son libres e iguales y para proteger sus derechos recurren al Estado” fue reformulado por el fascismo sosteniendo que “el Estado es moralmente superior al individuo, es decir que quien otorga los derechos a los individuos es el Estado”. Además, hizo mención a las ambigüedades y paradojas que generó este movimiento.

Si bien el fascismo cayó en la Segunda Guerra Mundial, opinó que la caída del muro de Berlín en 1989 permitió que, caídos los de extrema izquierda, reaparecieran en el escenario político los de extrema derecha, y con sucesos como los del 11 de septiembre se generaron amenazas del mundo musulmán y la globalización, observando que todavía existen remanentes de la vieja fuerza, lo cual genera “nuevos viejos partidos políticos”.
En cuanto a la República Argentina, destacó que en el siglo XIX también se vivió la lucha a favor o en contra de los principios de la Revolución liberal-democrática de fines del siglo XVIII y se vio reflejado en las estrofas de nuestro himno nacional.

Remarcó entonces que a fines del siglo XIX una pequeña elite que enarboló principios liberales, mezcla de conservadurismo y liberalismo, fueron liberales en plano económico pero también conservadores ya que hicieron todo lo posible para mantener su poder, “traicionando los idearios de la Constitución que los padres de esta elite habían redactado”.

En el cambio de siglo, puntualizó que “la Ley Sáenz Peña llegó en 1912 para democratizar el país” y cuando el pueblo votó, los radicales llegaron al poder. Al mismo tiempo, advirtió que el mundo se estaba viniendo abajo y en ese clima marcó la aparición de la nueva derecha: el nacionalismo antiliberal. “En el mundo había surgido una extrema derecha antiliberal y el nacionalismo representó la extrema derecha en Argentina”, expresó el disertante, postura que representó una mirada antiliberal, antiigualitaria, antidemocrática y antisocialista con algunos casos de antisemitismo. De esta manera, observó que este nacionalismo se arraigó en sectores importantes del catolicismo y la sociedad, por ejemplo, en las Fuerzas Armadas. También subrayó que “Argentina vivió 6 veces dictaduras que fueron todas de derecha, donde se combinaron la vieja elite con la nueva derecha liberal”.

Por último, consideró que la desigualdad es el sostén vital y psíquico de muchas personas, quienes para resguardar su valor como individuo necesitan tener personas que piensan que son inferiores. Asimismo, afirmó que existe miedo a la libertad ya que la Revolución Francesa barrió con la pirámide que encabezaba el rey, en donde cada uno se encontraba en su sitio, pero “después de la Revolución, cada uno debe tomar su decisión, en cada segundo se elige cómo armar la vida”.

Aseveró también que las posturas del ultra nacionalismo cerrado con cierto fanatismo religioso son un resguardo frente a los cambios del mundo y que la democracia ganó todas las batallas, lo cual implica que “el pueblo puede defender la idea de igualdad y de libertad”.