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Año XIV - Edición 251 02 de julio de 2015

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Nuevos rumbos en el Derecho Penal

  • Notas

Durante los días 3, 4 y 5 de junio tuvo lugar el XV Encuentro Argentino de Profesores de Derecho Penal, en el cual se celebraron las V Jornadas Nacionales de Derecho Penal tituladas, en esta ocasión, Nuevos rumbos en el Derecho Penal. El evento fue organizado por la Asociación Argentina de Profesores de Derecho Penal.

El primer día de la jornada tuvo lugar el panel “Delitos de lesa humanidad” que contó con la participación de Omar Palermo (Universidad Nacional de Cuyo), Javier A. De Luca (UBA), Alejandro Slokar (UBA) y Lucila Larrandart (UBA). Posteriormente, se dio paso a la conferencia inaugural a cargo del profesor Eugenio Raúl Zaffaroni.

Tras una breve presentación por parte del presidente de la Asociación Argentina de Profesores de Derecho Penal, Marcelo Riquert, Eugenio Raúl Zaffaroni estimó que el concepto de política criminal trae aparejado diversas acepciones y que él, en su discurso, va a tomar aquella referida a la política aplicada a la cuestión penal, ya que considera que el concepto de política criminal es propio de una concepción que respondía al positivismo.

“El concepto de política penal es, en definitiva, política. Escindir lo que pasa en el ámbito del derecho penal del modelo de Estado y de las distintas coyunturas históricas es un gravísimo error que lo debemos a teorías importadas, fundamentalmente, a la teoría importada de la indiferencia o de la asepsia política del derecho penal”, aseveró. En este sentido, agregó que al hacer dogmática jurídica, es decir, un proyecto de jurisprudencia que se ofrece a una rama del poder del Estado, necesariamente se está realizando un proyecto político. “Para hacer este proyecto, tenemos que tener conciencia de que estamos inmersos en una coyuntura histórica que va cambiando, y debo decir que la coyuntura histórica de este momento no es favorable a un sano derecho penal”, explicó. De este modo, dio a conocer que Latinoamérica tiene el índice de homicidios más elevados a nivel mundial, así como también el índice más elevado del Coeficiente de Gini, lo cual, manifestó, es el resultado de la distribución injusta de la riqueza. A su vez, señaló que la pobreza no genera automáticamente violencia y homicidios, sino que son las estructuras sociales estratificadas que no permiten movilidad vertical las responsables de tales consecuencias. “Son las carencias con frustración de proyectos”, subrayó.

A continuación, se refirió al modo en el cual se vive esta violencia en los distintos pueblos de la región y al papel que desempeñan los medios de comunicación y difusión en este aspecto. Luego, se enfocó en la situación que vive México e indicó que allí hay una normalización de la violencia. Estimó que los medios de comunicación muestran un cierto grado de violencia, el cual se produce porque sí, y usan como propaganda el hecho de que la violencia se mantiene, no sube. “La causa de esa violencia no se explica pero se deja entrever que la violencia se debe a que existe un grado de violencia en la personalidad básica del mexicano”, remarcó. De esta manera, el expositor indicó que se transmite un mensaje racista.

En la misma línea argumental, agregó que esta creación de realidad normal se vive en casi toda la región salvo en los tres países del Cono Sur que están fuera de la ruta de la cocaína por lo cual se encuentran más preservados. Asimismo, estimó que en esos países los medios masivos lo que buscan es generar una vivencia de violencia superior a la que realmente existe. Explicó que uno de los métodos que utilizan para generar pánico es recurrir a un estereotipo, en este caso, el adolescente de barrio precario. Posteriormente, se refirió al modo en que reaccionan los legisladores frente a esta situación y dijo: “Frente a los problemas concretos reaccionan publicitariamente dando satisfacción a la demanda de los medios de comunicación masivos en pos de obtener votos, y no importa si lo que se está haciendo es correcto o incorrecto”.

Hacia el final de su ponencia, el expositor estimó que para conducir el derecho penal a un nuevo rumbo es necesario sincerarse. “No podemos hacer dogmática por miedo a que nos estigmaticen”, destacó. Agregó que el camino que debe seguir el derecho penal es el del realismo: “Realismo en el sentido que no podemos cerrar nuestras construcciones a los datos de la realidad social”. Finalmente, hizo referencia nuevamente al hecho de que el derecho penal siempre se construye sobre un determinado concepto de poder político.

La jornada continuó con distintos paneles y presentación de ponencias. La conferencia de clausura estuvo a cargo del profesor Esteban J. A. Righi.

“El concepto de política penal es, en definitiva, política. Escindir lo que pasa en el ámbito del derecho penal del modelo de Estado y de las distintas coyunturas históricas es un gravísimo error que lo debemos a teorías importadas”, aseveró Zaffaroni.