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Año VIII - Edición 146 13 de agosto de 2009

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Nuevos paradigmas de la igualdad

  • Notas

El pasado 25 de junio tuvo lugar en el Salón Verde de la Facultad de Derecho la jornada “Nuevos paradigmas de la igualdad”. La actividad, organizada por el Programa de sensibilización sobre discriminación “Todos somos diferentes”, se estructuró en torno a dos paneles.

Luego de las palabras introductorias del Decano Dr. Atilio A. Alterini y del Dr. Eduardo Molina Quiroga, se dio inicio al primer panel coordinado por la Dra. Sandra Fodor e integrado por la Directora del Centro de Estudios Sociales de la DAIA (Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas), Dra. Marisa Braylan; el Director del Departamento Jurídico de la DAIA, Dr. Mariano Fridman; y la Profesora Titular de nuestra Casa de estudios y Presidenta de Eudeba, Dra. Mónica Pinto.

En primer término, la Dra. Marisa Braylan reflexionó sobre el derecho a la igualdad y la discriminación teniendo en cuenta las miradas internas de uno mismo y la manera de poder internalizar al otro. De esta manera, analizó los distintos discursos que acompañaron nuestra identidad nacional y cómo descubrir algunas dificultades para incluir al otro. En este sentido, aseguró que se intentó dar un salto cualitativo importante para ingresar en una aparente noción de mayor igualdad pero con la contrapartida de perder toda connotación de identidad propia, fenómeno llamado “crisol de razas”, el cual supone una idea de homogeneidad, de asimilación, de formar parte de la identidad nacional con la condición de abandonar aquellos aspectos que hacen a las historias de las propias identidades. Consideró entonces que fue imposible llevar esto a la práctica porque una persona no puede abandonar esa parte de su identidad; y explicó que fue así que se produjeron conflictos de convivencia y una homogeneización forzada. Además, relacionó el “choque de culturas” con la diversidad.

Finalmente, se basó en un estudio sobre 5.000 jóvenes encuestados del país por el cual se investigó el grado de xenofobia, racismo y discriminación presentes entre chicos de 13 a 15 años. Destacó la importancia de este tipo de relevamientos para determinar las políticas -educativas y de otro orden- para prevenir y castigar este tipo de situaciones.

Acto seguido, el Dr. Mariano Fridman abordó la normativa discriminatoria y su aplicación, explicando dónde estaba ubicada la selectividad en el Derecho Penal. A principio del siglo XX se pensaba que el criminal poseía determinadas características físicas; luego, el inmigrante europeo que traía su ideología anarquista y comunista fue el objeto del Derecho Penal; y “hoy el criminal es un joven morocho entre 20 y 25 años”. Observó que, si bien esto no da una respuesta sobre quién es el criminal, responde dónde se focaliza el Derecho Penal. A su vez, indicó que la Constitución Nacional tiene pautas vinculadas a la discriminación en el art. 14, a la libertad de culto en el art. 16, la igualdad con los extranjeros en su art. 20 y el art. 25 para el fomento de inmigración. Señaló, además, que a partir de la posguerra y fuertemente en la década del 60, aparecieron instrumentos internacionales sobre discriminación receptados en la Constitución de 1994 con el art. 75, inc. 22 y que en el Código Penal el delito de homicidio y lesiones tienen previsto el agravante por placer u odio racial o religioso. Con respecto a la ley antidiscriminatoria que surge en 1988, el disertante analizó tres artículos fundamentales. Resaltó además que la problemática discriminatoria es dinámica, es decir que cambia con las épocas, y no alcanza con agregar en los tipos penales factores o sectores sociales potencialmente en riesgo.

Por último, mencionó un fallo de marzo de este año en el cual la Corte Suprema de Justicia de la Nación analizó el principio de igualdad.

A continuación tomó la palabra la Dra. Mónica Pinto, quien indicó primeramente que los Derechos Humanos se construyen por motivos históricos y a partir de decisiones políticas desde la segunda mitad del siglo XX, tomando algunos elementos de la historia occidental. Expresó además que los valores tienen alcance universal y la igualdad fue una gran novedad en cuestión de Derechos Humanos ya que “la historia no permitía encontrar una noción de igualdad en el sentido humano”. Comentó también que la palabra discriminación no tenía el contenido disvalioso que ha logrado en la actualidad. En cuanto al argumento de la libertad de expresión que supone que legitima la posibilidad de pensar distinto, explicó que el sistema internacional de Derechos Humanos establece límites a la libertad de expresión: uno negativo, la prohibición de la censura previa; y uno positivo que son las expresiones no protegidas, aquellas relacionadas a la apología del odio racial o religioso. Sostuvo además que la discriminación está solapada dentro de la sociedad ya que, en lugar de abrirse y permitir el acceso de todos los integrantes de esa sociedad a todos los bienes que la sociedad tiene, organiza la estructura social y política de modo que algunos accedan y otros no. Por consiguiente, manifestó que en la actualidad estamos en una sociedad con falta de accesos amplios debido a que la discriminación consiste en estar dentro o fuera del sistema.

Para concluir, instó a reflexionar “cómo detener esta espiral de expulsar gente y, al mismo tiempo, cómo hacer para controlar un discurso que pretende que los que están afuera son los que no conocemos y pueden ser los responsables de los males que nos aquejan”.

Posteriormente, se presentó el segundo panel coordinado por el Dr. Fabián Meta y conformado por la Subdirectora del Departamento de Práctica Profesional de la Facultad de Derecho, Dra. Magdalena Giavarino; el Prof. Juan Antonio Seda y el Lic. Nicolás Falcone.

En primer término, el Lic. Nicolás Falcone advirtió que a raíz de los capitalismos desarrollados estamos cada vez más inmersos en individualismos extremos y en sociedades de consumo. Reconoció que la formación de estereotipos y las formas de discriminación son un proceso de construcción cultural y que existe un poder determinante que decide qué grupos están fuera y dentro. Distinguió también los aparatos de socialización que son la dinámica familiar, donde se generan los primeros estereotipos y se van reproduciendo; la segunda dinámica es la escolar donde se afianzan estos estereotipos traídos de la familia o se los destruye; y, finalmente, los medios de comunicación, de los cuales dependen los estereotipos que quieran reproducir para que se acentúen determinadas características de ciertos grupos sobre otros. A su vez, el expositor brindó información sobre las denuncias realizadas ante el INADI y encuestas con respecto a la discriminación por la apariencia física subrayando que “lo corpóreo pasa a ser un factor importante en el proceso de socialización”. Antiguamente, las formas de relacionarse en los grupos tenían que ver con la pertenencia a distintos ámbitos de participación. En cambio “hoy en día nos relacionamos por el cuerpo y con la apariencia que tenemos”.

Para terminar, recordó el rol del Estado en ser garante en la igualdad de acceso y cumplimiento en los derechos, en generar una ciudadanía más igualitaria y mecanismos para que no se ejerzan procesos de discriminación, estimando que “una política eficaz es aquella que modifica una matriz cultural hacia una que busque entre todos buscar procesos de igualdad”.

A su turno, la Dra. Magdalena Giavarino expuso la relación entre la salud mental y el Derecho, indicando que la primera aparece como bien jurídico protegido en documentos internacionales como la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, los cuales tratan la necesidad de tutelar la salud mental imponiendo medidas de acción a cargo de los Estados para proteger la dignidad de las personas que se ven afectadas en su salud mental. “Todos los derechos que estos documentos internacionales le puedan reconocer a las personas con padecimientos mentales pierden operatividad cuando se afecta o se restringe el derecho a la libertad personal”, aseveró, vinculando la exclusión con la necesidad de atención. Por otra parte, señaló que la institucionalización de las personas con problemas mentales se ha vuelto crónica ya que aunque esté recuperada o estabilizada de su problema mental se han roto los vínculos con la familia y la sociedad. Consideró que si bien la intervención es necesaria porque la persona puede significar un riesgo para si mismo y para su entorno, la cuestión es cómo se utiliza esta internación ya que se pone en juego el pleno goce de los derechos, libertades y garantías, no solamente la titularidad. Por último, enunció que la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha identificado a las personas con problemas mentales como grupos de riesgo y se ordenó protegerlos a través de políticas públicas para evitar la consecuencia discriminatoria.

Hacia el final, el Dr. Juan Antonio Seda subrayó que la Universidad argentina es muy abierta y logra niveles de escolarización superiores a países similares ya que “en otras Universidades del mundo no se estudian carreras universitarias gratis ni ingresan todos los que tienen nivel secundario”. Sin embargo, puntualizó que “la discapacidad hace cuestionar si esa apertura dentro de la Universidad no tiene algunos velos que opacan la transparencia del ingreso que tienen que ver con prácticas relacionadas al estereotipo”. Así, comentó que en el año 2002 se inició el programa Universidad y Discapacidad, cuando se acercó un profesor de esta Casa de Estudios a la Dirección de Carrera y Formación Docente por un alumno al que no sabía cómo tomarle examen ya que se encontraba comprometido en su forma de expresión. La mencionada dependencia convocó entonces al estudiante, a la familia y a docentes para determinar un sistema a través del cual el alumno expresara las respuestas en el examen. En consecuencia, afirmó que las instituciones deben tomar las medidas necesarias para que las personas con discapacidad tengan igualdad de oportunidades.

Finalmente, consideró que la discapacidad obliga a enfrentar el mito de la igualdad, a pensar cómo se está dando clase. Destacó la importancia de “tomarlo como aprendizaje y experiencia para no creernos que somos tan justos y democráticos”.