¡Seguinos!

Año XVIII - Edición 329 31 de octubre de 2019

Buscar

Novenas jornadas sobre Enseñanza del Derecho

  • Notas

Los días 3 y 4 de octubre se llevaron adelante las Novenas jornadas sobre Enseñanza del Derecho, convocadas por el Centro para el Desarrollo Docente de la Facultad con el objetivo de compartir metodologías y experiencias de enseñanza de asignaturas jurídicas en distintos contextos, modalidades y niveles educativos.

En primer lugar, Juan A. Seda destacó la relevancia de las jornadas. “Es muy importante que se produzca este intercambio entre docentes de distintas materias. Esta clase de evento académico es casi único en la Argentina. Hay pocos encuentros exclusivamente diseñados para debatir sobre la enseñanza del derecho, sobre la cuestión pedagógica de la enseñanza del derecho”. Y agregó que “la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires es una de las pocas que tiene un trayecto continuado, permanente y formalizado sobre preparación jurídica de sus docentes”.

En tanto, Silvia Nonna reconoció que “el mundo ha cambiado, la sociedad ha cambiado y la universidad no puede ser ajena a estos cambios. Los profesores solemos actualizarnos permanentemente, y en esa actualización, y en esos cambios, no solamente tenemos que cambiar los planes de estudio”. Y sumó que “en el último tiempo lo que ha cambiado mucho es la forma de comunicarse, en los distintos métodos de aprendizaje, y es en esa línea, quienes somos profesores tenemos que actualizarnos, ponernos más cerca de quienes son los receptores de lo queremos transmitir”.

Luego el vicedecano Marcelo Gebhardt enfatizó el valor del encuentro: “Se vincula con la centralidad de nuestra labor y nuestra misión universitaria: la enseñanza del derecho. Y formar para la enseñanza, que es esto que ustedes están encarando, es algo digno de alegría. Y de acompañamiento al esfuerzo y a las ganas que ustedes le están poniendo”.

A continuación, la profesora Laura Pautassi dictó la conferencia: “Enfoque de género para la enseñanza del derecho”. En primer lugar, afirmó que el género es un concepto, y que como todo concepto, es construido y polisémico. Asimismo, recordó que proviene de la lengua anglosajona y hace referencia a relaciones sociales estructuradas en torno al poder. “Este significante está relacionado precisamente a una perspectiva que parte de la idea de que la concepción de género es esta diferencia entre varones y mujeres, y originalmente definidas y diferenciadas binariamente, varón y mujer de la especie humana”, señaló. En ese sentido, planteó que “la idea de género no refiere a las diferencias anatomofisiológicas entre varón y mujer, sino precisamente a las relaciones de poder construidas y esas relaciones de poder construidas son asimétricas”.

En la misma línea argumental, retomó los planteos de Jones Scott para identificar cuatro elementos constitutivos del concepto de género. “El primero tiene que ver con los símbolos y los mitos culturales socialmente disponibles que van a evocar representaciones múltiples”, sostuvo. Un segundo elemento que está vinculado a lo que estos símbolos van construyendo. “Los estereotipos de género vinculados a los procesos de enseñanza son centrales, pero también todos estos conceptos normativos están presentes en doctrinas religiosas, en doctrinas políticas, en doctrinas sociales. En un conjunto de normativas que va a ser estructurante de esas relaciones que se asignaron a partir de lo que evoca esto de ser mujer y ser varón”, puntualizó. Por otro lado, se encuentran las instituciones y las organizaciones sociales: “Y allí la familia como gran reproductor de las situaciones asimétricas de poder. No discutimos que existen familias muy amorosas, muy democráticas, pero en principio, la estructura y la historia de las familias han estado atravesadas por estas asimetrías y ese ejercicio del poder asimétrico”. Por último, mencionó a la identidad como el último elemento constitutivo del concepto de género. “Este elemento que en estos últimos años ha tenido muchas más variaciones en términos constitutivos. Si hoy analizamos este fenómeno de instalar una agenda de género a nivel social que se inició en 2015 con la convocatoria masiva de la marcha del ‘Ni una Menos’. Y que a partir de allí se va replicando cada año en la Ciudad de Buenos Aires pero también en otras provincias de Argentina, y a nivel regional en este clamor de pedir “Ni una menos, vivas nos queremos”, desarrolló. Allí en esa manifestación, lo que empieza a surgir también, de la mano de una identificación, es la famosa ‘marea verdeʼ”.

La expositora expresó que todos estos ejemplos que brindó “hablan de esta idea de atravesamiento y esta estructura de poder que atraviesa, que modela, que establece jerarquías, discrimina, que establece rangos entre varones y mujeres”. Y sumó que “la forma para poder no solo abordarla sino transformarla es a partir de una mirada transversal”. Por lo anterior, consideró que el enfoque o perspectiva de género “es un enfoque metodológico que ojalá esté incorporado a nuestra forma de enseñar el derecho o cualquier otra disciplina. Porque no puedo pensar ningún comportamiento social si no tengo esta mirada de prisma”. Y planteó que persigue un objetivo ético político.

Por otro lado, enfatizó que “la de autonomía es un segundo punto donde los derechos, la construcción del derecho y del derecho atravesado por cada una de las especializaciones, nos interpelan también en la necesidad de construir este enfoque de derecho”. Y añadió que “todas las áreas del derecho tienen una mirada de género, y de nuevo, la mirada de género no es solamente para mirar los problemas vinculados a las mujeres y a las diferencias sexuales, sino para transformar toda la forma de relacionamiento”.

La oradora también reflexionó sobre las dificultades que presenta la incorporación de la perspectiva de género a la enseñanza del derecho: “Tiene que ver con un proceso que todos necesariamente tenemos que hacer y ese proceso parte de la convicción de que el nivel de desigualdades y esas desigualdades requieren un tratamiento. Hoy no podemos dejar que esas desigualdades se conviertan en discriminaciones por fuera de nuestro proceso de enseñanza en las aulas”. Y agregó que “porque lo traen los propios estudiantes, porque nos vemos interpelados. Lo ideal sería que nosotros mismos estemos interpelados sobre estas formas de asimetrías de poder”.

Para finalizar, sostuvo que “no podemos seguir sin ponerle fin a estas situaciones de asimetría y desigualdad. Es precisamente incorporar los distintos marcos por donde esta igualdad formal, que la tenemos reconocida, que todos aceptamos y damos clases sobre la igualdad formal constitucional, los pactos y tratados internacionales, la convirtamos en una igualdad material”. “Esta gran deuda pendiente que tenemos se ve reflejada en la forma que enseñamos pero también en la forma en que podemos construir una forma distinta del pensamiento”, concluyó.