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Año XIX - Edición 348 12 de noviembre de 2020

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Mujeres mayores de América. Pasado, presente y porvenir de sus derechos

  • Notas

El 12 de octubre comenzó el seminario internacional "Mujeres mayores de América. Pasado, presente y porvenir de sus derechos", que organizan en conjunto el Seminario Permanente de Investigación en Derecho de la Vejez (UBA), el Curso Profesional Orientado sobre Derecho de la Vejez (UBA), Global Alliance for the Rights of Older People, el Centro de Investigaciones en Derecho de la Vejez (UNR) y la Maestría en Derecho de la Vejez (UNC).

Autonomía y vida independiente

El pasado 22 de octubre se realizó el panel "Autonomía y vida independiente", en el cual disertaron Haydee Catalina Lenkiewicz (Argentina), Juana Bochichio (Argentina) y Rosa Bella Cáceres (Paraguay). La coordinación de la actividad estuvo a cargo de Ingrid Breier (UBA).

Haydee Catalina Lenkiewicz expuso desde unenfoque geronto kinésico. “Esto es un espacio que tiene más de veinte años. Allá por el 2010 entendí que hacía falta una especialización en la temática, teniendo en cuenta la longevidad y el tsunami de personas mayores que ya somos en este momento y que vamos a hacer”, planteó. Y agregó que “se trata de un abordaje desde las potencialidades y las capacidades remanentes de las personas mayores y no solo en las mermas, el déficit, la patología”.

Este modo de vida se denomina vejez en movimiento. “Visualizamos capacidades y fortalezas como lema fundamental. Resaltar el sentimiento de utilidad de cada persona, lo poquito que pueda hacer le va a dar una dignidad en su propia condición humana”, expresó.

Asimismo, reconoció la importancia de la participación activa de las personas con programas diferenciados, según grupo de capacidades, profesionales formados en el área, equipos multidisciplinares y en espacios específicos. “Ofrece una mejor capacidad de adaptar y es un sinónimo de saludabilidad”, remarcó.

Luego introdujo el concepto de capacidad funcional y su importancia si se tiene por objetivo garantizar la autonomía de las personas mayores: “Conservar la capacidad funcional acompañando las transformaciones que tenemos a lo largo de la vida, producir adaptaciones necesarias en nosotros y en el medio, obtener y utilizar eficientemente los recursos, favorecer ambientes amigables y la máxima autogestión y vida independiente con el eje de preservar la autonomía, vivir como quiero vivir y que este abordaje se haga desde las potencialidades y las fortalezas”.

Por su parte, Juana Bochichio comentó cómo conoció a la profesora Isolina Dabove a partir de una amiga en común. “Me invitó en ese momento a integrar el Centro de Investigación de Derecho a la Vejez y a integrar en ese momento el Curso de Derechos a la Vejez” recordó y afirmó que “me encontré con un grupo hermoso, interdisciplinario, había abogadas, médicos, enfermeros, psicólogos yo era solamente una hija que no me había dado cuenta, hasta ese momento, que era una vieja cuidando a otra vieja”.

Seguidamente, compartió cómo desarrollaron desde el centro una serie de iniciativas y actividades. “Acá se está aprendiendo tanto de los derechos que tenemos, ¿pero los viejos los conocemos? Yo no los conocía, yo no sabía que tenía todos esos derechos, el derecho a la autonomía, a la libertad, a la participación, todo lo que se plasmó después en la Convención Internacional de Derechos de las Personas Mayores. Pensé 'algo tengo que devolver' y me fui a PAMI, pedí hablar con el director al que no conocía, pero cuando le dije que venía del Centro de Investigaciones me recibió”, señaló.

“Llegó un momento en que nos pusimos a pensar, pero si lo que queremos es unir y que sepan sobre sus derechos y obligaciones no solamente los viejos sino también la familia”, expresó. “Fue en realidad hecha entre tres instituciones: el Centro de Investigaciones, el Rotary Club, el Ministerio de Educación y las escuelas. Realmente los padres, los abuelos concurrían con sus nietos e hijos. Y así pudimos ensamblar lo que realmente era la juventud, los viejos, los padres, llevarlos a poner en conocimiento de que en su casa tenían un miembro de la familia que también tenía su autonomía, que no estaba solamente para cuidar nietos, estaban para hablar, para participar”, remarcó.

Por último, Rosa Bella Cáceres compartió suexperiencia de vida. “Mi origen existencial como persona se sustenta en valores humanos que fueron emergiendo a través del tiempo con tantos acontecimientos desde mi niñez marcaron mi vida para siempre a través de constante superación”, expresó.

Al recordar esos primeros años, afirmó que “me seducían en deporte y arte que me fueron vedados. De adolescente, la docencia como manera de luchar contra la ignorancia y liberarme a mí misma, y luego, a la niñez y la juventud paraguaya, que me ocupó en orientar en pos de un mañana mejor sin sometimiento y libres de toda atadura. Porque en aquel entonces el machismo era extremadamente fuerte y por más de que uno quiera realizarse como tal nunca tuvo una vida independiente”.

En este sentido, destacó su tarea docente como una pasión. “Me dio la oportunidad de proyectarme y ejercer como tal a 500 kilómetros de mi hogar y la capacidad para crear y fortalecer instituciones donde antes no la había”, planteó. Tras jubilarse, siguió trabajando. “Me uní a otras mujeres defensoras de mujeres, tantas mujeres con ideales comunes, integrando el equipo de trabajo para la creación e implementación de la Secretaría de la Mujer de la Presidencia de la República del Paraguay”, señaló y agregó que “con quienes con mucho esfuerzo hemos logrado nuestro objetivo, hoy Ministerio de la Mujer, orgullo y testimonio de muchísimas mujeres valientes con quienes hemos compartido sueños convirtiéndonos en bellas realidades”.

Por último, sostuvo que “estoy convencida de que no es el currículum académico lo que nos nutre como humanos sino las experiencias que acumulamos a lo largo de nuestras vidas, es decir, que la vida la construimos y se sostiene en base a experiencias y las mismas se convierten en porvenir”.

Inclusión y relación entre generaciones

El pasado 27 de octubre se llevó adelante el tercer panel del seminario, titulado “Inclusión y relación entre generaciones”.

En esta ocasión, expusieron Verónica Montes de Oca (México), Lía Daichman (Argentina) y Soledad Carvacho (Chile). Coordinó la actividad Claudia Viascán (UBA).

Lía Daichman disertó bajo el título “Discriminación, violencia y protección de las mujeres mayores: una mirada global”. En este marco, planteó: “El rápido envejecimiento de la población, especialmente de los viejos más viejos, va a provocar una gran demanda de los cuidados. Modelos de atención que seguramente dominarán a corto, mediano y a largo plazo, cualquiera fuese su impacto los centros de atención diurna, la atención domiciliaria y las instituciones de larga estadía se convertirán en terreno de prueba para las políticas públicas, dimensiones éticas y el consenso social de esta creciente sociedad envejecida que permanentemente se reinventa”.

Por otro lado, indicó que “el prejuicio primitivo del viejismo cambió positivamente, o por lo menos nosotros creíamos que había cambiado, a lo largo de los últimos veinte años pero apareció durante estos años un nuevo modelo de viejismo dirigido a los menos capaces, a los más enfermos, un prejuicio que nos da como un mensaje un fracaso en el proceso normal del envejecimiento humano, el del viejo fracasado, creando nuevos estereotipos”.

Verónica Montes de Oca expuso sobre “las vejeces de las mujeres mayores en América Latina y el Caribe. Envejecimiento, género e intergeneracionalidad”. En esta línea, explicó que “el concepto de interseccionalidad y el de las desigualdades acumuladas permiten pensar cómo el apoyo en generaciones es sustantivo dado que las diferentes generaciones vivimos procesos de desigualdad”. Y agregó que “hay un cruce de modalidades de dominación y es muy importante: todas las formas de discriminación que existen en nuestra región y en el mundo, el sexismo, el edadismo, el racismo, el viejismo, el clasismo, la homofobia, la transfobia, son formatos de discriminación estructural, son dispositivos introyectados en las personalidades y en la conducta social y tienen aspectos a nivel macro, meso y micro”.

Asimismo, remarcó que “es sumamente importante recuperar los tiempos históricos vividos, los eventos nacionales, las dictaduras, las guerras, las pandemias y que de alguna manera llegan en cierto momento de nuestro curso de vida y ahí es donde hay un planteamiento muy importante que es el timing, el momento justo en el que en nuestro curso de vida llega un evento como esta que estamos percibiendo ahora”. Y desarrolló: “A través de las trayectorias vitales que transcurren en nuestra edad cronológica, podemos experimentar riesgos acumulados y esto es muy importante: cada generación, cada grupo social, experimenta diferentes riesgos acumulados derivados de estos procesos de discriminación múltiple a los que hacía referencia y que se van acumulando. No desaparecen, así se construyen los envejecimientos y así llegamos a construir nuestras vejeces”.

Soledad Carvacho brindó una ponencia titulada “Nosotras ayer, hoy y mañana”. En primer término, se refirió a la inclusión social: “El principal pilar de la inclusión es el reconocimiento de que todas las personas tienen habilidades y potencialidades propias que pueden ser iguales o distintas a la de los demás. Los sistemas, las sociedades, las comunidades, los estados deberían dar acceso y participación recíproca a todas las personas”.

Luego manifestó que, según la UNESCO, la inclusión es un enfoque que responde positivamente a la diversidad de las personas y a las diferencias individuales, entendiendo que la diversidad no es un problema sino una oportunidad para el enriquecimiento de la sociedad a través de las activaciones, de la vida familiar, en la educación en el trabajo y en general en todos los procesos sociales, culturales de una comunidad. Y puntualizó: “La realidad de las mujeres es muy diferente dependiendo del lugar geográfico y de la estructura sociocultural de cada sociedad. La cultura, las tradiciones, la religión, entre otros, condiciona la vida de las mujeres y su inclusión en la comunidad”.

Sobre las relaciones intergeneracionales, detalló que “se establecen cuando los grupos de edades diferentes comparten alguna actividad; han sido tradicionalmente bastante complejas. A través de los años fueron exclusivamente los hombres adultos acerca de cómo ser y cómo comportarse en la sociedad y en la vida. Una vez más fueron las mujeres quienes recibieron más imposiciones y restricciones de parte de los mayores”.

Además describió que “en la actualidad, pensar la sociedad desde una mirada intergeneracional es relevante y presenta nuevos desafíos, ya que el aumento de la longevidad generó un fenómeno nuevo: la coexistencia de múltiples generaciones en un mismo tiempo. Para lograr una buena relación entre las generaciones hace falta mucha generosidad para aceptar que todos tienen algo que entregar y respeto por las diferencias propias de cada edad”.

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