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Año XXI - Edición 370 31 de marzo de 2022

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Monitoreo electr髇ico en una cultura de vigilancia. Regulaci髇 de las requisas corporales carcelarias en Europa

  • Notas

El pasado 15 de marzo tuvo lugar, en el Salón Verde, la actividad "Monitoreo electrónico en una cultura de vigilancia. Regulación de las requisas corporales carcelarias en Europa".

Organizó el UBACyT "Prevención de la violencia de género. ¿Qué estrategias se desarrollaron para prevenir los femicidios y las violencias no letales en Argentina (2015-2020)?", el Centro de Estudios de Ejecución Penal y el Departamento de Derecho Penal y coordinaron el encuentro Diego Zysman Quirós (director del UBACyT organizador) y Agustina Gil Belloni (coordinadora general del CEEP).

En este marco, expuso Tom Daems (profesor de Criminología en el Leuven Institute of Criminology (LINC), KU Leuven, Bélgica).

Para comenzar, el orador dio cuenta del estado actual de esta tecnología: “En varios países del mundo, incluido el mío, hay un interés creciente en el monitoreo electrónico”. Y explicó el sistema: “Los delincuentes suelen llevar una tobillera que permite monitorear y verificar su ubicación cuando abandonan su hogar u otro lugar designado o cuando manipulan la tecnología”.

Además, comentó que “el mercado de las tecnologías es vibrante y cambia constantemente. El monitoreo electrónico también se realiza para controlar el consumo de alcohol, tecnologías de verificación de voz, también monitoreo bilateral en casos de violencia intrafamiliar y también hay tecnologías más nuevas que usan celulares. Todas estas aplicaciones comparten que se trata de monitorear a los delincuentes en el tiempo y el espacio para verificar dónde y cuándo se encuentran, si están en el lugar correcto al momento correcto”.

Por otro lado, sostuvo: “No podemos entender el monitoreo electrónico si no entendemos el entusiasmo por este tipo de tecnología durante los comienzos de los años sesenta”. En este marco, se refirió al artículo Delinquents with Tape Recorders que se publicó en 1963 en New Society. Su autor, Schwitzgebel, discutió un proyecto llamado “Streetcorner research” que comenzó en el año 1958 en Boston, en la Universidad de Harvard. En ese artículo hubo algunas observaciones sobre un sistema de comunicaciones electrónicas nuevo. Los delincuentes se colocaban en el cinturón un aparato que verificaba dónde estaban.

Un año después, en 1964, en un artículo que describe un programa de investigación en la electrónica del comportamiento, “Schwitzgebel y sus colegas profundizan en esto y el objetivo central de la electrónica conductual es, según ellos, la aplicación de la electrónica a la comprensión, mantenimiento y modificación del comportamiento humano”, detalló y agregó: “En este artículo vemos por primera vez una predicción, una expresión de esperanza, de que el progreso electrónico podría contribuir a hacer obsoletas las cárceles, que podría significar una nueva etapa en la historia del castigo”.

Sin embargo, señaló: “A pesar de algunos experimentos iniciales y de entusiasmo de los años sesenta, tendríamos que esperar hasta principios de los años ochenta para que el uso del monitoreo electrónico se realice en la práctica. El monitoreo electrónico se aplicó por primera vez en el año 1983 en Estados Unidos, cuando el juez Jack Love sometió a un infractor de libertad condicional al monitoreo electrónico”. A lo largo de los años ochenta el monitoreo electrónico creció de manera constante y se extendió por todo Estados Unidos. Hacia fines de la década de los años ochenta también se introdujo en Europa occidental. “Hoy en día se usa ampliamente en muchas jurisdicciones de todo el mundo, pero el panorama es mixto, algunos países usan mucho este tipo de tecnología, otros muy poco o no tienen este tipo de tecnología”, puntualizó y se preguntó por qué se da esta diferencia en la aplicación. En esta línea, analizó: “Es posible que también tenga que ver con la ambivalencia y el miedo a la tecnología del control que ya se capturó al final de los años sesenta”.

Más adelante, se enfocó en su libro Electronic Monitoring. Tagging Offenders in a Culture of Surveillance (2020). “El libro ofrece una exploración de las funciones del monitoreo electrónico a lo largo de su historia y el material principal es el monitoreo electrónico en Bélgica, pero también uso material de otros países para entender y explorar las diferentes funciones”, especificó. Entre ellas, mencionó a la humanización: “Es una función directamente relacionada con la historia del monitoreo electrónico. Es una innovación penal que puede considerarse como un nuevo paso hacia una mayor humanización de la pena y también hoy hay mucha gente que asocia este tipo de tecnología con el progreso de la historia humana. De la misma manera que la prisión moderna ofreció una alternativa más humana a la horca, la tobillera ofrece una alternativa más humana a prisión. Pero también hay otras funciones”.

Asimismo, reflexionó que si bien el monitoreo electrónico es visto como una alternativa a la prisión, más humana, más barata, menos degradante, menos estigmatizante, orientada hacia la reinserción, hay quienes sostienen que se utiliza en exceso y que hay que reducir su uso. “Los críticos tienen una larga lista de preocupaciones. La expansión impulsada por el mercado, las ganancias injustificadas que genera y el comportamiento poco ético que provoca la competencia económica (...). El monitoreo electrónico, para ellos, es como un caballo de Troya que no está reduciendo el uso del encarcelamiento, sino más bien alistando hogares privados y familias en una estrategia de control. Es otra manera de ver a este tipo de tecnología”, desarrolló.