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Año XVI - Edición 283 04 de mayo de 2017

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Mesa redonda sobre enseñanza del Derecho Penal

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El pasado 18 de abril en la Sala Vélez Sarsfield se llevó adelante una mesa redonda sobre enseñanza del Derecho Penal, organizada por la Cátedra Prof. Dr. Gustavo Garibaldi. En esta oportunidad, disertaron María Laura Böhm, profesora e investigadora de la Facultad a cargo de la cátedra DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico) y Martín Böhmer, profesor de la Facultad y director nacional de Relaciones con la Comunidad Académica y la Sociedad Civil del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Tras ser presentada por Matías Mancini, profesor de la Facultad y defensor oficial en lo Penal en la Provincia de Buenos Aires, tomó la palabra María Laura Böhm. La profesora estructuró su ponencia en torno a tres ejes. En primer lugar, se enfocó en cómo es estudiar derecho en Alemania en general. “La formación que tienen los abogados en Alemania es completamente distinta a la formación que tenemos nosotros. La formación para ser considerado un jurista pleno, un full jurist, tiene toda una parte dogmática que lleva aproximadamente cinco años (…), que se cierra con un examen estatal”, explicó. Luego, para poder considerarse abogado, ser jurista pleno y poder llegar a ser juez o fiscal, se necesita el segundo examen estatal que lleva, aproximadamente, dos años de preparación y práctica jurídica. “La formación que se tiene es teórica pero para formar prácticos. Está pensada específicamente en términos de buenos litigantes. No hay una fuerte presencia de materia reflexiva o de formación general, está todo orientado a la resolución de casos”, contó. Resaltó, asimismo, que es una de las carreras de formación más intensa en Alemania. Más adelante, se refirió a la forma de forma de aprendizaje del derecho penal en Alemania. “Es un procesamiento sistemático de casos, es un sistema de verificación donde permanentemente se ejercita el pensar en términos de estructura”, explicó y agregó que si no tenemos esas estructuras, no es posible hacer una verificación sistemática del caso, pero si se logra el avance sistemático, el resultado será fiable. Luego, se refirió al trabajo que se hace con lo que se conoce como el dictamen, “que cada vez más se está utilizando acá. Es esto del trabajo con casos, el seguimiento de la resolución del caso”, describió. Finalmente, expresó, a su parecer, formas que son importantes de conjugar al momento de enseñanza de derecho penal. Entre otras, mencionó rescatar todo lo que es el dialogo profesor-estudiante, el cruce interdisciplinario de saberes y respetar los tiempos del curso y los contenidos.

A su turno, Martín Böhmer comenzó diciendo que a diferencia de Alemania, de Estados Unidos y de Argentina antes de 1872, la carrera de abogacía en nuestro país es una de las profesiones más desreguladas del planeta, “hay pocos lugares en el mundo que no tengan como nosotros examen de ingreso a la facultad, ni examen de egreso de la facultad, ni examen de ingreso a la profesión, ni ningún requisito de educación jurídica permanente”, reflexionó y subrayó que no sucede en ningún otro lado que los ciudadanos de una democracia constitucional le entreguen a las profesiones del derecho el monopolio, el acceso a la justicia y la producción de justicia judicial, y no controlen absolutamente ningún momento de su carrera. En la misma línea, señaló que en nuestro país cualquiera que haya terminado el secundario puede ingresar a la Facultad de Derecho y, en general, los alumnos y las alumnas de la Facultad, no son alumnos y alumnas, sino trabajadores que en su tiempo libre estudian derecho. “Los profesores y profesoras de la Facultad de Derecho tampoco son profesores y profesoras de derecho, son abogados o jueces que en su tiempo libre dan clases. Es por eso razonable que trabajadores, que algunos se llaman alumnos y algunos se llaman profesores, acuerden políticamente un sistema que no les exige absolutamente nada más a los alumnos que recordar algunas cosas para dar examen y a los profesores ir a dar clase”, sostuvo. Más tarde, se enfocó en cómo se formaban los abogados en la Argentina previo a 1872, específicamente Mariano Moreno y Juan José Castelli. En resumen, consistía en cuatro años de bachillerato, dos o tres de doctorado, dos o tres de academia, dos o tres de pasantía y luego el examen ante el tribunal. “En 1872 se cerró la Academia de Jurisprudencia de Buenos Aires, se terminó la pasantía, la Academia se convirtió en derecho procesal en la Facultad de Derecho y cuatro años de códigos era suficiente para ser abogado”, desarrolló e indicó que el propósito de esto fue que Argentina necesitaba rápidamente 150 abogados que pudieran formar el poder judicial federal y homogeneizar el derecho en todo el país para unitarizar el país atrás del Código Civil dictado en 1870.