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Año VI - Edición 107 14 de junio de 2007

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Mesa redonda - “Hacia una jerarquización del perfil profesional de traductores, intérpretes y profesores de lenguas en un mundo globalizado”

  • Notas

Algo que sin dudas debe celebrarse, es la multiplicación de actividades que la Carrera de Traductorado Público viene programando en la Facultad en lo que va de este año. En este caso, se trató de la mesa redonda “Hacia una jerarquización del perfil profesional de traductores, intérpretes y profesores de lenguas en un mundo globalizado”, que tuvo lugar el 22 de mayo pasado en el Salón Rojo y durante la cual se presentó el libro “The Hidden Side of Babel”, de la profesora Laura Bertone, quien gracias a su rica experiencia profesional teoriza sobre la dificultosa actividad de la interpretación simultánea.

A modo de introducción, la Dra. Margarita Moschetti, Subdirectora de la Carrera de Traductorado Público, consideró como un verdadero logro la realización de esta actividad, puesto que ayuda a que en un futuro próximo la técnica de la interpretación pueda incorporarse a las materias de grado de la carrera, que ya cuenta con una maestría dedicada específicamente a tal disciplina.

“Las habilidades de traducir y de interpretar son totalmente diferentes; por ese motivo se torna indispensable una formación académica más completa con materias de interpretación dictadas en forma independiente de las materias de traducción”, sostuvo Moschetti, quien auguró que para el año 2008 la Facultad pueda contar con un nuevo plan de estudio adaptado a las nuevas necesidades.

La autora del libro, Laura Bertone, explicó que su obra no se limita al despliegue científico o académico, sino que trata de introducir al lector en las diferentes teorías pero además sintetiza las propias experiencias de una intérprete.

Por otra parte, comentó que la tarea de introducirse en el lenguaje del otro, que es el “mundo del otro”, es una tarea milenaria pero que hoy en día permanece, al igual que hace cientos de años, en las manos de muy pocas personas. “Hoy en día, aquellos que nos abren al espacio del otro son los profesores de lengua; después los traductores hacen el recorrido lento de poder determinar la mejor equivalencia, mientras que los interpretes hacemos ese recorrido más rápido”, sintetizó Bertone. “Con este libro lo que propongo es que seamos capaces de desprendernos por un momento de algo propio para encontrar con el otro un terreno en común” -finalizó diciendo.

Otro de los participantes de la mesa fue el profesor Norberto Ruiz Díaz, quien brevemente indicó que “es muy importante que el intérprete pueda hablar el idioma extranjero casi perfectamente, porque en muchos casos tiene que interpretar al idioma extranjero y tiene que ser entendido”. Sin embargo, también enfatizó en el aspecto estético de la profesión que implica que se ponga el acento en la enseñanza de la fonética, porque según Ruiz Díaz, “una buena pronunciación es parte de la imagen del intérprete”.

Seguidamente, Viviana Burad, socia fundadora de la Asociación Mendocina de Intérpretes de Lengua de Señas Argentina, recordó que los primeros intérpretes del lenguaje de señas fueron los familiares de las personas que lo utilizaban. Recién en 1960 empezaron las primeras investigaciones lingüísticas sobre la lengua de señas en Estados Unidos, y allí se descubrió que las señas que los sordos realizan con la manos son un verdadero lenguaje, con su propia gramática. “Cuando los sordos tomaron conciencia de estas investigaciones, comenzaron a reclamar el derecho a ser asistidos por intérpretes, y que estos intérpretes tuvieran una formación” -explicó.

En este sentido, Burad contó que desde la asociación que integra lograron que en el año 2005 se convirtiera en ley un proyecto que reconoce oficialmente el lenguaje de señas y el derecho de los sordos de contar con intérpretes. Actualmente, se encuentran trabajando sobre un anteproyecto que plantea la creación de una carrera universitaria para intérpretes de lengua de señas.

Más tarde, el intérprete Walter Kerr, disertó sobre la calidad de la expresión en el ámbito de la interpretación y de la traducción. De este modo, sugirió que la traducción combina elementos de la ciencia y del arte, por lo que resulta necesario tomar parámetros que conjuguen componentes objetivos y subjetivos. “Una traducción de alta calidad debe ser completa, precisa, idiomática, debe utilizar un estilo adecuado al público al que se orienta” -opinó Kerr. Para lograr esto, un traductor tiene que valerse de una serie de recursos, como tomarse determinadas licencias, cambiar sustancialmente el orden de presentación de la información, o realizar ajustes en cuanto al grado de formalidad del registro de la lengua.

“La calidad de la expresión no pasa por usar términos que sean eruditos o crípticos sino que hay que recordar que la traducción y la interpretación tienen como fin principal hacer llegar un mensaje” -agregó nuestro invitado. “Podemos decir, a modo de conclusión, que la evaluación de la calidad de la expresión en el contexto tanto de la traducción como de la interpretación va a depender de un equilibrio bastante delicado de, por un lado, factores técnicos de carácter más objetivos y técnicos, y, por otro, de una serie de consideraciones subjetivas que en muchos casos van a requerir lo podríamos llamar decisiones ad-hoc por parte del traductor” -culminó diciendo.

Finalmente, el intérprete Etienne Van Dam explicó su concepto de commoditización: el proceso por el cual un producto es comprado en función del precio y no de sus cualidades esenciales. Teniendo en cuenta esta definición en relación con la profesión de los intérpretes, Van Dam aseguró que el público en general desconoce las cualidades necesarias que requiere la tarea del intérprete. “Para aprender la profesión de intérprete hay que empezar a educar al usuario” -sostuvo el orador. “Educar al usuario significa explicar, proponer y pedir; explicar la diferencia entre que lo que es un servicio bueno y uno malo” -agregó.

Continuando con esa postura, Van Dam resaltó la importancia de dotar a los alumnos de una formación mucho más acabada a la hora de salir al mercado. Y en esa tesitura, propuso algunas ideas, como por ejemplo sumar más intérpretes que dominen más de dos idiomas, que se adecue la remuneración al servicio prestado, y que se establezcan escalafones en la prestación para facilitarle al cliente la evaluación de los costos. “Si adoptamos la visión de educar al usuario, habremos dejado de ser un commodity para dedicarnos a ser profesionales” -cerró el intérprete.