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Año VIII - Edición 155 17 de diciembre de 2009

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Mesa redonda en homenaje al centenario del nacimiento del filósofo Norberto Bobbio

  • Notas

En el marco del Primer Seminario Ítalo-Argentino “Cultura de los juristas y lenguaje de los derechos. Interacción entre Italia y Argentina: historia, teoría, codificaciones, praxis, derechos humanos”, el pasado 17 de noviembre se llevó a cabo en el Salón Rojo de nuestra Facultad la “Mesa redonda en homenaje al centenario del nacimiento del filósofo Norberto Bobbio”.

El acto fue presidido por el Vicedecano de la Facultad de Derecho, Profesor Emérito Dr. Tulio Ortiz, quien fue acompañado por el Profesor de la Università di Napoli Federico II, Dr. Luigi Labruna; el Profesor de la Università di Camerino, Dr. Alberto Filippi; el Profesor de la Facultad de Derecho de la UBA, Dr. Eduardo A. Russo; el Profesor de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Dr. Jorge Dotti y el Ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, Dr. Eugenio R. Zaffaroni.

De manera introductoria, el Dr. Tulio Ortiz aseguró que las ideas de Bobbio, vigentes desde hace décadas en nuestro país, demuestran la presencia del pensamiento europeo continental en la cultura argentina. A su vez, subrayó que su trayectoria existencial estuvo vinculada indisolublemente con las últimas décadas del siglo anterior y parte del actual, transitando aquel período como testigo inteligente, pero también como protagonista. Agregó que en los últimos años enseñó la completitud de la democracia y su vigor dependía de cumplir con cuentas pendientes lo cual lo animó a seguir con su docencia permanente.

Acto seguido, el Dr. Luigi Labruna señaló que Bobbio ha sabido conjugar el rigor científico con empeño civil y pasión política. En tal sentido, aseguró que el otrora profesor de Filosofía del Derecho en la Universidad de Camerino “no sólo constituyó una profunda renovación de la cultura filosófica jurídica en Italia a través de la introducción del estudio de la Teoría general de delito, la lógica deóntica, la metodología y análisis de lenguaje jurídico, sino que también ha contribuido a la promoción del encuentro de la cultura italiana con las corrientes de pensamiento, tales como la fenomenología, la filosofía analítica y el neopositivismo lógico”. Indicó entonces que de acuerdo a Bobbio “la democracia es una construcción jurídica y el Derecho es el instrumento necesario para modelar y garantizar las instituciones democráticas; por lo tanto el Derecho consiste en una construcción racional debido a que la razón es un instrumento necesario para proyectar y elaborar el Derecho”. También resaltó que Bobbio había postulado que en la construcción de la democracia no existen alternativas al Derecho y en la construcción del Derecho no existen alternativas a la razón. En cuanto a la enseñanza del profesor sobre el nexo racional entre democracia y el Derecho, observó que la construcción y el mantenimiento de la democracia no es tarea sencilla. De esta manera, aseveró que la persuasión de que la democracia consiste en el autogobierno del pueblo se trata de un mito ya que “la historia continuamente ha demostrado que en todo Estado quien gobierna siempre es una minoría, un grupo reducido”, expresó. Asimismo, caracterizó al filósofo con los valores de la democracia, el socialismo y el federalismo. Con respecto a la libertad de la cultura y la libertad en general, explicó que Bobbio intentaba contestar a una serie de contraposiciones: la libertad sustancial o de hecho contra libertad jurídica o forma y la libertad socialista contra la libertad burguesa. Finalmente, remarcó que la pasión animada por la batalla liberal contra el despotismo se tradujo en instituciones y principios, entre ellos, la garantía de libertad, la división de poderes, la pluralidad de partidos políticos, la tutela de las minorías políticas, el principio de legalidad y el de imparcialidad.

A su turno, el Dr. Alberto Filippi expresó que, hoy en día, Bobbio es un gran capítulo de la cultura italiana fuera de Italia y gracias a la densidad interdisciplinaria y la originalidad con la cual, en casi todos su escritos, recoge una tradición italiana, luego del provincialismo cultural fascista, la recoloca en el ámbito y en el diálogo con la gran cultura europea. Asimismo, recordó que el filósofo fue un protagonista de la reconstrucción cultural de Italia, en muchos frentes, desde el filósofo analítico, que introduce las grandes temáticas de las ciencias jurídicas, hasta las discusiones en que intervino, que eran una manera de mantener el diálogo abierto con las fuerzas de inspiración comunista o socialista en Italia sobre los valores de la libertad y de la constitucionalización de las libertades democráticas. En tal sentido, agregó que hubo polémicas con el marxismo teórico, centradas en dos artículos escritos por el homenajeado, según los cuales no había una teoría del Estado en Marx o en los socialismos reales de la época, y al mismo tiempo “la gran polémica en torno a la democracia y la esencialidad de la relación, denominada democracia formal y sustancial”.
Finalmente, sintetizó que la democracia es un bien, un pan o un aire que se respira y uno no se da cuenta que se puede perder sino cuando se asfixia, sin obviar “que es un elemento que acompaño y sigue acompañando nuestra cultura política Latinoamericana”.

Luego, el Dr. Eduardo A. Russo expresó que Bobbio no era un filósofo consistente, por lo cual no se encuentra una doctrina suya sistemática, lógica y rigurosa que se pueda reunir con toda su obra, como suele ocurrir con grandes pensadores, que se los nombra por apellido y no por una doctrina, sin olvidar que “fue una persona crítica, arriesgada, que no usufructuó ningún privilegio del poder y esto hace que un hombre sea coherente”.

Por otra parte, destacó la caracterización que hizo del fascismo, como planteó Umberto Eco al decir que el sustrato de un fascista es estar amenazando constantemente con volver, y “basta con ver el mundo hoy, la xenofobia que aparece en Europa y en América, junto a una desvalorización de la democracia como mero recurso para acceder a ciertos espacios del poder”, manifestó. Del mismo modo, examinó que el liberalismo es concedido como un debilitamiento del Estado como fundamento ético; en cambio para el fascismo, si el Estado no es potencia no es tal entonces, como también el socialismo, la democracia o el liberalismo serían signos de debilidad, en contraposición la guerra es el paroxismo de la valentía, de la virilidad, por ser un pensamiento machista, o de una autoridad casi fálica”. Con respecto a los últimos tiempos, se refirió al texto “La edad de los Derechos” en el que Bobbio encara los Derechos Humanos y hace un análisis filosófico sobre los fundamentos de los mismos, con un vigor juvenil y revolucionario, en general en su relación con la política, porque básicamente el fundamento es histórico y político, no puramente filosófico.

Posteriormente, el Dr. Eugenio R. Zaffaroni entendió que nos manejamos con verdades que muchas veces se trasmutan y cada una de nuestras democracias es un Estado de Derecho “en una medida limitada, mientras tenga la capacidad de contener o encapsular las pulsiones del Estado de Policía, que le quedan adentro”. Por su parte, aclaró que la inquisición no es un invento de la Iglesia Católica, sino que es anterior: “cuando Roma se olvidó de la República, estableció la inquisición, un Estado confesional que sirvió para verticalizar, jerarquizar la sociedad, siendo la conquista de Europa el resultado de ello”. Consecuentemente, señaló que nos encontramos frente a una nueva inquisición, en la terminología de Bobbio; sería un nuevo fascismo, y ése es el riesgo que estamos corriendo global y planetariamente, sin olvidar que se han tolerado terribles violaciones a los derechos humanos por las democracias occidentales, como por ejemplo “los campos de concentración en Polonia y en Rumania, probados a través de los informes del Comité de Derechos Humanos del Parlamento Europeo, aunque se negó toda información; por ende, nos encontramos en un mundo donde los riesgos que antes eran nacionales se convierten en planetarios”. Hacia el final de su ponencia, sintetizó en que debemos recuperar la historia y, sobretodo, releer a los que alumbraron el camino de la democracia, como fue Norberto Bobbio.

Acto seguido, el Dr. Jorge Dotti rememoró los años del gobierno del Dr. Raúl Alfonsín en lo cuales, entre los intelectuales ligados activamente a su política, pero no sólo en ellos, sino también “en amplios estratos del campo intelectual y político, las ideas de Bobbio han jugado un papel destacado en el logro de una cultura democrática novedosa”. Así, remarcó que si el canal receptivo de los textos de Bobbio hubiera sido, exclusivamente, el que desemboca en la incorporación de su nombre al elenco de fuentes vienesas, anglosajonas y escandinavas de la cientificidad del Derecho, “se habría tratado de una recepción con fuertes sostenes textuales, pero a la vez, de algún modo unilateral respecto de las reflexiones suscitadas por el desafió central del momento post dictatorial”. No obstante, argumentó, como se refleja en las traducciones, que hubo una recepción bidireccional, hacia la ciencia jurídica y hacia la filosofía política. De esta manera, opinó que “se produce una conjunción no mimetizante, entre intelectuales de proveniencia variada, mancomunados por la necesidad de repensar la legitimidad de una democracia, que supere de una manera definitiva, un ciclo nefasto”.

Por lo tanto, examinó sobre la filosofía política del pensador italiano, que es el corpus que ocupa la atención de lectores, cada vez, más numerosos y heterogéneos, y ante apremios existenciales impuestos por las circunstancias, “el Bobbio que mayor se lee, es el admirador del realismo político, pero esto no significa que se lo interprete sesgadamente, por el contrario nuestra misma situación histórica se encarga de hacer que en este foco teórico del pensamiento converja la vertiente jurídica, el otro componente esencial de sus ideas”, concluyó.