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Año VIII - Edición 155 17 de diciembre de 2009

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Mesa redonda en conmemoración del 50º aniversario de la sanción de la ley Nº 15.265 de creación del Tribunal Fiscal de la Nación

  • Notas

En conmemoración del cincuentenario de la promulgación de la ley 15.265, que significó la creación del Tribunal Fiscal de la Nación, tuvo lugar la presentación una mesa redonda integrada por diversos especialistas que expusieron sus puntos de vista respecto al funcionamiento del organismo durante medio siglo.

El evento, llevado a cabo el 25 de noviembre en el Salón Rojo de la Facultad de Derecho, fue organizado conjuntamente por el Departamento de Derecho Económico y Empresarial y el Centro de Estudios de Derecho Financiero y Derecho Tributario.

Integraron la mesa redonda los Dres. Adolfo Atchabahian (ex vocal del Tribunal Fiscal de la Nación); Agustín Torres (Profesor Titular de nuestra Facultad y vocal del Tribunal); Juan Carlos Vicchi (vocal del Tribunal) y Jorge H. Damarco (Profesor Titular Regular de Finanzas Públicas y Derecho Tributario de nuestra Facultad). El Profesor de nuestra Casa, Dr. José Osvaldo Casás, ofició como presentador de los expositores y coordinador de la jornada.

En primer término, el Dr. Adolfo Atchabahian calificó al Tribunal Fiscal de la Nación como un organismo provisto de no pocos rasgos diferenciales en materia procesal como también en cuanto a las calidades que debían revestir los miembros que debían integrarlo.

Seguidamente, recordó los objetivos declamados en el mensaje de elevación del proyecto de ley al Congreso, de acuerdo con el cual es “asegurar de la mejor manera posible la defensa del contribuyente y aliviar a la Dirección General Impositiva de las absorbentes tareas de juzgador administrativo, de modo que (...) su personal pueda concentrar su esfuerzo en la recaudación”.

Sin embargo, consideró que, a través del tiempo, es lamentable anotar que los encomiables principios que llevaron a la creación del Tribunal, por diversos motivos se vieron algo desvirtuados.

Por otra parte, estimó que una justificación sustantiva de la ubicación del organismo en la órbita administrativa radica en haber brindado a los contribuyentes la posibilidad de llevar a cabo una discusión completa del caso en forma previa al pago.

Para concluir, sostuvo que fracasaron absolutamente quienes pensaron con ligereza sobre lo que sería el Tribunal Fiscal, “pues esta convocatoria es para celebrar el rotundo éxito que ha tenido”.

El Dr. Agustín Torres, quien lleva cuarenta años desempeñándose en el organismo, distinguió diversas etapas de este. Así, recordó que, al momento de ingresar, se trataba de un tribunal constituido a semejanza de la Tax Court estadounidense, por lo que el procedimiento era oral y revestía gran importancia el principio de averiguación de la verdad material, así como también los de inmediación e impulso de oficio.

Posteriormente, indicó que en los años 70, la gran cantidad de causas impidió que el organismo cumpliese con el propósito de la celeridad y explicó que el legislador, en lugar de adecuar el tribunal a ese caudal, modificó el procedimiento. En este sentido, calificó el viraje hacia el procedimiento escrito como un retroceso, al tiempo que aseveró que ello no significó un progreso en la velocidad de atención de las causas.

Del mismo modo, encontró durante los años en que laboró en el Tribunal la transformación del sistema fiscal. “En todas las etapas, si hay un hilo conductor sería justamente aquello que se denominó magistratura técnica colegiada especializada (...) debido a la complejidad de los hechos, de la fuente de los hechos”, afirmó.

Más adelante, destacó los frutos valiosos que ha dado durante sus años de vigencia el organismo y estimó importante el trabajo interdisciplinario propio del Tribunal, integrado por abogados y contadores. En idéntica tesitura expresó que la tributación actual se caracteriza por ciertos rasgos que, además, muestran el Derecho de nuestros días. Entre ellos, enunció la gran complejidad dada, entre otros factores, por la multiplicidad de fuentes.

En otro orden de ideas, identificó algunos problemas que afectan la actividad actual del organismo: reducido ámbito material de competencia, exigüidad de recursos y dificultad de ser interpretado. Finalmente, abogó porque, con adecuación a los años venideros, se retome la marcha que tuvo en los primeros días, con una competencia más amplia y asegurando el carácter interdisciplinario.

A su turno, el Dr. Juan Carlos Vicchi proyectó las que, a su juicio, son las tareas a enfocar por el Tribunal Fiscal en el futuro. En esas labores, adicionó, estarán imbricadas tanto las profesiones de los especialistas en ciencias económicas como las de los abogados.

Acto seguido, evocó el aggiornamiento de la legislación argentina, acaecido durante la década de 1990 a lo que acontecía en el mundo globalizado. De esta manera, prosiguió, se receptaron localmente institutos tributarios que regulan lo producido por la fenomenología económica. Estos, indicó, van llegando al tribunal y marcan su derrotero en el futuro. En tal sentido, hizo referencia a los precios de transferencia y la capitalización exigua, entre otros.

Entre los desafíos futuros, examinó lo relativo a la integración regional y global, a la posibilidad de transitar hacia un Derecho supranacional y a sus implicancias en materia fiscal para cada miembro de aquellas zonas integradas.

Para concluir, recomendó, en vistas de las arduas tareas que esperan en un futuro cercano, el estudio y la capacitación constante.

“Hablar del Derecho Administrativo es hablar del Estado de Derecho”, introdujo el Dr. Jorge H. Damarco a su exposición de cierre del evento. De esta manera, recordó que, en el siglo XIX se trataba de un Estado liberal que endiosó a un mercado cuyas fallas produjo un sinnúmero de problemas, como así también insatisfacción y problemas sociales. Luego, examinó el advenimiento del Estado Social de Derecho, en cuyo seno nace, como una rama autónoma del Derecho Administrativo, el Derecho Tributario.

Asimismo, explicó que, en el marco de un Estado intervensionista se hizo necesaria la creación de nuevos impuestos para subvenir a las nuevas funciones estatales, la mayoría de los cuales, como antecesores de muchos de los que existen actualmente, fueron establecidos en la década de 1930. En idéntica tesitura, puntualizó que, el incremento en la cantidad de tributos va acompañado del incremento de los controles, que se transforman en deberes formales que deben cumplirse para colaborar con las administraciones tributarias.

Por ello, agregó, se dio el crecimiento del Derecho Tributario Administrativo, a la par del Sustantivo. Hacia mitad del siglo XX, específicamente en la segunda posguerra, ubicó el surgimiento del Derecho Penal Económico, cuyo protagonista esencial es la empresa.

Tras este breve repaso histórico, señaló, en consonancia con lo afirmado en primer término que, en todas las ramas debe garantizarse la existencia de procesos en los que se asegure el debido proceso.

Posteriormente, aseguró que en un mundo cada vez más complejo en el que el contribuyente se ve sometido de un modo creciente a obligaciones y controles, las regulaciones son cada vez más específicas, se hace menester la aparición de organismos que se especialicen también en materias determinadas. “Y tuvimos la suerte, por el año 1959, cuando había ya un pensamiento maduro, de poder crear un tribunal especializado en cuestiones tributarias”, sintetizó. En cuanto a éste, entendió que nació para evitar la necesidad de, para llegar a un tercero independiente e imparcial, pagar el impuesto.

Por otra parte, destacó la lucidez al complementar recíprocamente lo económico con lo jurídico y tratar de reunir a las dos disciplinas en aras de una visión conjunta.

A continuación, se manifestó a favor de la creación de delegaciones del Tribunal Fiscal de la Nación en las diversas provincias, comenzando de inmediato por Córdoba y Rosario. En esta línea argumental opinó que, actualmente, para los contribuyentes del interior del país, la posibilidad de la apelación ante él, en los hechos no existe, volviéndose al solve et repete que se quiso evitar.

Hacia el final de su exposición, aseveró que el Tribunal Fiscal de la Nación alentó los estudios en materia tributaria y que sus pronunciamientos dieron la materia propia para que abogados y contadores sacaran lo mejor de las doctrinas, las expusieran y las difundieran.