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Año VIII - Edición 148 10 de septiembre de 2009

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Mesa de debate sobre Instrumentos derivados

  • Notas

En el marco de la presentación de la obra “Instrumentos Derivados” de Carlos Gerscovich y Martín Vázquez Acuña, publicado por la Editorial Abeledo Perrot, el pasado 24 de agosto se organizó una mesa de debate en el Salón Verde de la Facultad de Derecho para disertar sobre el funcionamiento de estos instrumentos financieros y cómo se están utilizando a nivel mundial y en nuestro país. Participaron de la actividad Daniel R. Vítolo (Director del Departamento de Derecho Económico y Empresarial), Carlos Gerscovich (Profesor Consulto de la UBA), Martín Vázquez Acuña (especialista en asesoramiento de empresas) y Marcelo Camerini (profesor de la UBA).

En primer término, Daniel R. Vítolo brindó una introducción al régimen de los instrumentos derivados manifestando que si bien puede considerarse un tema novedoso, en realidad la cuestión tiene su historia desde el siglo XVII. También explicó que los negocios proyectados en el tiempo o mercados de futuro se generaron a partir de aquellas personas que necesitaban en el tiempo tener una seguridad sobre cómo operar o tomar un riesgo sobre estas fluctuaciones.

Además, señaló que desde los 80 hasta el año pasado existía el paradigma de la valoración de los flujos financieros, donde no importaban los bienes sino la posibilidad de generar medios de pago, disponibilidades; esto se proyectaba en el futuro que generaba un valor que cotejado con lo que realmente ocurriera podía generar una situación de ganancia o pérdida que el mercado de futuro trataba de organizar.

Aportó también una definición sobre los instrumentos derivados, entendiéndolos como derechos o valores que derivan de otro valor correspondiente de un activo que se denomina activo subyacente. En este sentido, observó sus fortalezas y debilidades: como aspectos positivos, permiten fijar con antelación un precio y puede establecer la utilidad y cerrar un negocio con determinado margen; favorece la diversificación del riesgo ya que puede armarse sobre distintos activos adyacentes un negocio; y mejora el sistema bancario. Sin embargo, los problemas detectados son el peligro de adicción al riesgo para lograr una mayor competitividad en los mercados, debido a que cada vez se toman riesgos mayores; y el fracaso del modelo simulado con cualquier cambio en las variables. No obstante, destacó que los derivados sirven para cubrirse y diversificar los riesgos, promociona la circulación de dinero y son nuevas opciones de inversión.

Posteriormente, Carlos Gerscovich abordó las causas de la crisis global y su relación con los derivados financieros indicando que se debió a las especulaciones erróneas e intencionalmente falsas sobre los valores de las viviendas que aumentaron durante muchos años; también mencionó la securitización, que consiste en tomar ciertos flujos dinerarios líquidos y homogéneos, y transformarlos en títulos valores, remarcando que en Estados Unidos se securitizaron activos hipotecarios de deudores que no podían pagar.

En lo atinente a la promoción y la información al cliente inversor financiero, aseguró que los bancos brindan poca información, generando un problema muy serio.

Para establecer la responsabilidad de los derivados en la crisis global, estimó que existió una confusión del subyacente de un título valor securitizado con el subyacente de un derivado y éstas son cosas distintas. Sostuvo entonces que “no está demostrado que los derivados hayan tenido una incidencia o influencia decisiva en esta crisis global”.

Hizo mención también a la movilidad de los capitales por el mundo, la conexión de las bolsas instantáneas y la falta de autoridades en el ciberespacio en relación con regulación y la supervisión. En tal sentido, subrayó que “no hay autoridad con poder legislativo, reglamentario ni judicial que pueda hacer valer ciertas decisiones en el campo internacional, solamente se están manejando a través de la cooperación y de los Tratados cuando llega la oportunidad en que dos países o más entiendan en estos temas”. A pesar de puntualizarlo como una debilidad del sistema, consideró que se trató de superar esta ausencia de autoridad con poder jurisdiccional a través del Foro Conjunto de Supervisores de 1996, donde el Comité de Basilea fue el primer organismo que trabajó en este tema y agrupa las bancas centrales reglamentando sobre estas actividades; la IOSCO, que realiza la supervisión de Bolsas y Comisiones de Valores; y la Asociación Internacional de Entes Controladores de Seguros (IAIS). Agregó además que los grandes conglomerados financieros suelen abarcar bancos, bolsas y compañías de seguros en un mismo holding. Concluyó resaltando que los resultados de estas regulaciones son insatisfactorios “porque de lo contrario, esta crisis no hubiera ocurrido”.

A continuación, Martín Vázquez Acuña se refirió a los derivados financieros como mecanismos de financiamiento de empresas y sostuvo que las operaciones de los derivados tienen incidencia en los negocios de la economía real, los cuales funcionan como una cobertura para que el empresario pueda, reduciendo los riesgos, obtener un retorno en un contexto de volatilidad. Además, observó que el aspecto positivo del instrumento derivado utilizado dentro de una operación productiva consiste en reducir la volatilidad del riesgo. Aseveró entonces que la administración eficiente de los riesgos y la reducción de la volatilidad de los insumos hace que la empresa tome mayor valor porque tendrá la capacidad de ganar más dinero asumiendo menores riesgos.

Luego realizó una evolución de los derivados financieros dentro de la actividad económica, comentando que en la década del 80 comenzó la desregulación financiera en Estados Unidos e Inglaterra y en ese momento los activos financieros tenían un valor nominal equivalente al PBI mundial.

En cuanto al tipo de operaciones que integran el mercado de derivados en el mundo, detalló que el 87% de estas operaciones se vinculan con operaciones de derivados de tasa de interés, el 10% vinculado con monedas y el 3% tienen que ver con operaciones de derivados de opciones, que son las que más se negocian en mercados institucionalizados. Además, el 80 y 85% de las operaciones totales se hacen en mercados desregulados.

Con respecto al desarrollo que han tenido los derivados en los mercados locales en la Argentina, comentó que el valor nacional de los derivados representan sólo el 13% del PBI, por la poca penetración del mercado financiero, la poca bancarización e inexistencia de crédito. Resaltó entonces que los problemas surgen dentro de un contexto de crisis, y esto es lo que nos ayuda a entender qué problemas existen a nivel estructural dentro de un mercado financiero.

Para concluir, hizo referencia a los objetivos del libro, los cuales han sido intentar individualizar aspectos importantes, puntos decisivos dentro de la estructura jurídica actual, que contribuyen y conspiran contra el desarrollo de derivados en el mercado local y tratar de contribuir a despejar dudas y a plantear interrogantes sobre cuál es el curso de acción que en el futuro el legislador debe abordar para resolver estos problemas, teniendo en cuenta el aprendizaje que nos brindan no sólo las crisis internacionales sino también las locales.

Hacia el final, Marcelo Camerini reflexionó sobre la realización de una obra, la cual implica una idea de los autores, conocer lo que han escrito otros autores sobre la misma temática, pulir cosas y agregarlas, realizar correcciones, y todo esto implica tiempo.

De esta manera, comentó que el libro presentado posee cinco capítulos y un apéndice jurisprudencial muy interesante. Luego, abordó brevemente algunos temas tratados, afirmando que la materia sobre el mercado de capitales y el bancario es complicada porque se desactualiza muy rápido y obliga a la renovación constante. Por consiguiente, “las obras pierden vigencia en poco tiempo porque los organismos reguladores están permanentemente dictando resoluciones y disposiciones que lo modifican”, expresó.

Asimismo, enfatizó que el mercado de derivados no se desarrolla en la Argentina porque existe una cultura que esquiva al mercado de capitales: “no somos incentivados como otros países del mundo a invertir nuestros excedentes de recurso en mercado de capitales ya que Argentina es un país que permanentemente produce crisis sistémicas y éstas han llevado a una gran retracción del inversor”.

Por último, opinó que deben regularse los contratos de derivados pero no regular el mercado de cambio porque un tipo de cambio regulado fuertemente no da lugar al sistema especulativo y al sistema de derivados porque no hay variación del precio.