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Año XIV - Edición 252 16 de julio de 2015

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Maldesarrollo. La Argentina del extractivismo y el despojo

  • Notas

El día 29 de junio se llevó adelante el tercer encuentro del ciclo 2015 del Seminario Permanente “Derechos Sociales y Políticas Públicas”. En esta ocasión, se abordó la cuestión tratada en el libro Maldesarrollo. La Argentina del extractivismo y el despojo. Los expositores invitados fueron los autores de dicha obra, Maristella Svampa y Enrique Viale.

Tras la presentación de los expositores por parte de Gustavo Gamallo, Enrique Viale, para comenzar, expresó que su objetivo en esta charla es realizar una crítica al concepto hegemónico de desarrollo y citó a Gustavo Esteva: “El desarrollo ocupa la posición central en una constelación semántica increíblemente poderosa. Nada hay en la mentalidad moderna que pueda comparársele como fuerza conductora del pensamiento (…) Se encuentra firmemente asentada en la percepción popular intelectual”. Agregó que el concepto de desarrollo hegemónico se institucionalizó en enero de 1949 cuando Harry Truman, en su discurso al momento de asumir su segundo mandato, planteó un mandato ideológico rotundo: el desarrollo como meta a alcanzar por las partes subdesarrolladas del mundo. “Terminada la Segunda Guerra Mundial, al inicio de la Guerra Fría, se establece la estructura de dominación dicotómica: subdesarrollado/desarrollado, pobre/rico, avanzado/atrasado, civilizado/salvaje, centro/periferia. El desarrollo se convierte en una nueva forma de imperialismo”, aseveró.

A su vez, señaló que los países desarrollados o centrales, en pos del desarrollo, en ningún momento renunciaron a diversos operativos de intervención e interferencia en los asuntos internos de los países subdesarrollados. De este modo, remarcó que “las sociedades continúan siendo ordenadas o reordenadas para adaptarse al desarrollo. Este se transformó en el destino común de la humanidad y en una obligación innegociable”. Por otro lado, afirmó que los conceptos de desarrollo y crecimiento económico se usan indistintamente, como si fuesen sinónimos. “La economía del desarrollo no es otra cosa que una construcción intelectual destinada a justificar y promover la expansión de un modelo y de unos valores como necesarios para superar el supuesto atraso de sociedades caracterizadas por otras referencias culturales y otras formas de organización social y de relación con la naturaleza”, analizó.

En la misma tesitura, Viale indicó que no existe una posibilidad concreta, ni real ni material, de que todos los individuos alcancen el nivel de consumo de aquellos que viven en EE.UU. o Europa. Ulteriormente, dijo que “todo se santifica” en nombre del desarrollo y, por lo tanto, cualquier sacrificio resulta válido. Así, estimó que se intentan justificar las figuras extremas del extractivismo que se llevan a cabo. Añadió que estas prácticas tienen que ver con una consolidación de verdaderos modelos de maldesarrollo. “Por donde pasa el extractivismo extremo, solo quedan transnacionales enriquecidas, contaminación y territorios devastados”, afirmó.

A continuación, expuso Maristella Svampa que, tras referirse al objetivo que persigue el libro, dijo que en la actualidad existe una paradoja en Latinoamérica. Explicó que a partir del año 2000 en América Latina se ha vivido un cambio de época, caracterizado por el surgimiento de movimientos antineoliberales y gobiernos progresistas. Agregó que esta transformación fue acompañada por una expansión de la frontera del derecho, no solo en materia de derechos ambientales, sino también en materia de derechos colectivos. No obstante, subrayó que “al mismo tiempo que asistimos a una apertura de la frontera de los derechos, en los últimos quince o veinte años con una consolidación de una dinámica de acumulación del capital, asistimos también a una expansión de esas fronteras del capital que amenaza o colisiona con esos derechos que sostienen las distintas constituciones latinoamericanas. Esa es la gran contradicción latinoamericana”. De este modo, señaló que los conflictos socioambientales y territoriales ilustran esta brecha cada vez más creciente que se da entre movimientos sociales que cuestionan el extractivismo y los gobiernos que avalan la expansión de distintos modelos de lógica extractiva.

Luego, se refirió a una serie de conceptos claves desarrollados a lo largo de la obra. Analizó, a su vez, la cuestión de la emergencia ambiental presente en el país y argumentó que la conflictividad socioambiental está relacionada con la oposición a las distintas formas de apropiación del territorio y de los recursos naturales. Adicionó que existe una asimetría de poder entre los actores enfrentados: “Por un lado vemos la sociedad civil organizada colectivamente y, por otro lado, vemos grandes agentes o corporaciones transnacionales en alianza con gobiernos locales, que tienen a su disposición recursos económicos que superan con creces los presupuestos, no solo de las ciudades donde se enclavan, sino también de las mismas provincias”. Hacia el final de su ponencia, entendió que la judicialización de los conflictos ambientales juega un rol fundamental en esta constante demanda de derechos por parte de las poblaciones. “Buscamos dar una síntesis atravesando los distintos modelos extractivos, mostrando sus lógicas diferentes y similitudes”, concluyó. A continuación, se dio inicio a un debate entre los expositores y los presentes.   

“Las sociedades continúan siendo ordenadas o reordenadas para adaptarse al desarrollo. Este se transformó en el destino común de la humanidad y en una obligación innegociable”, remarcó Enrique Viale.