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Año XIX - Edición 347 29 de octubre de 2020

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Los privilegios del género y la deconstrucción en el fútbol

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El 13 de octubre el Área de Igualdad de Género y Diversidad para Estudiantes organizó la charla "Los privilegios del género y la deconstrucción en el fútbol" en el marco del Día Mundial de Fútbol para las Niñas que se celebra el 11 de octubre y refleja el empeño de naciones y organismos en pos de fomentar la igualdad de derechos, de género, de posiciones y de oportunidades en el deporte.

Participaron Sasha Gigliani, jugadora de fútbol de Vélez Sarsfield; Lucia Martelli, jugadora de fútbol de River Plate; y Laurina Oliveros, jugadora de fútbol de Boca Juniors.

La presentación y moderación estuvo a cargo de Cristina Carreras Lobo, coordinadora del Área de Igualdad de Género y Diversidad para Estudiantes.

A su turno, Sasha Gigliani contó: “Comencé siendo jugadora mixta porque cuando tenía 6 años comencé jugando con hombres en el club que fundó mi abuelo. Si no fuese por mi abuelo, hoy no estaría jugando. Él fue un referente muy grande para mí y un apoyo muy grande”. Y desarrolló: “Entre los 16 y los 17 años vine a Buenos Aires, comencé a meterme en partidos mixtos (...). Hasta los 20 años aproximadamente jugué con hombres. Alrededor de los 22 años pasé por Argentinos Juniors, que fue una experiencia muy linda y luego mi club abrió el fútbol femenino. Comenzamos siendo muy poquitas chicas y a los seis meses éramos como 150 de diferentes categorías. Se armó un campeonato que se llama ‘La liga amistad’, eso generó que el club nos quiera inscribir en lo que es la categoría de AFA porque al principio solo existía la A y tampoco era tan oficial, después se formó la B y en última instancia la C y la D ahora este año”.

Por otro lado, planteó: “Hoy en día estoy viviendo el paso a paso de la incertidumbre que pasa por los dos lados: antes no éramos nadie y queríamos ser reconocidas y de repente creció un montón pero faltan un montón de cosas”. Y agregó que “la realidad es que esto de ser profesional no sale porque el club nos pide que seamos profesionales. Es porque nosotras queremos eso”. En esta línea, expresó: “Por suerte hubo técnicos que fueron una luz en nuestro camino porque vieron el sacrificio que hacíamos, el nivel que teníamos, lo que podíamos dar y por eso hoy en día estamos acá, pero tuvimos que demostrarlo”.

Por su parte, Lucia Martelli comentó que empezó a jugar de grande: “En mi caso fue todo lo contrario, no tuve apoyo de mi familia para empezar a jugar de chica. Era muy buena y tenía mucha facilidad, pero nunca pude ir a un club a hacer inferiores así que jugaba con mis primos y en el colegio”. Y manifestó: “Tenía muchísima facilidad para todos los deportes pero siempre me fascinó el fútbol y por prejuicios de la sociedad, estereotipos, mandatos familiares y el sector social donde yo me crié, se me privó de fútbol a edades muy tempranas y eso repercute en la técnica, en la coordinación. Hay facetas del entrenamiento que está bueno enseñarlas a cierta edad y no lo tuve así que entreno muchísimo para poder suplir esa deficiencia”.

Más adelante, compartió: “Cuando me preguntan cuál es la diferencia entre el fútbol de hombres y el de mujeres más allá de lo físico, lo que rescato del fútbol de mujeres es el amor: nosotras jugamos por amor y te das cuenta en la forma de jugar y de comportarnos. Creo que tiene que ver con esto: cuando a vos te impiden hacer algo o te prohíben o ponen trabas y palos en la rueda cuando sos chiquita para poder hacer algo, después lo hacés y te brota amor de todos lados”. En este sentido, señaló que “los hombres tienen el camino más allanado porque si son más o menos buenos o están en las inferiores de algún club, les dan todo. Les dan la pensión, la comida y la ropa. No tienen que laburar aparte”. También resaltó: “Creo que nosotras vamos a ir ganando terreno en la medida en que nos podamos dedicar más al fútbol”, y comentó que “a las mujeres siempre se nos privó de las mejores condiciones en los clubes respecto del fútbol masculino. Entrenar en una cancha de 5 cuando en realidad jugás en la de 11 está mal pero en los equipos en donde estuve no solo teníamos que aceptarlo, sino agradecerlo”.

Laurina Oliveros compartió: “Cuando tenía 5 años me fui a vivir a Estados Unidos con mi familia y ahí fueron mis comienzos de lleno en el fútbol. Empecé jugando en un club mixto con varones de delantera”. Y añadió: “Alrededor de los 9 o 10 años descubrí cuál era mi puesto (...) y empecé a entrenar de muy chica lo que es la técnica, que es justamente lo que está faltando acá, y después a los 11 volví a Argentina y me encontré con nada así que empecé a jugar al handball”. Después contó que comenzó a jugar en Ferrocarril Urquiza, que hoy en día es UAI Urquiza. “Pude vivenciar el crecimiento del club una vez que llegó UAI, las jugadoras que empezaron a llegar, se involucraron y se dedicaron. Pasamos de entrenar en Parque Sarmiento con el pasto alto, sin tener ropa porque éramos un club súper humilde y hoy en día, casi 12 años después, UAI Urquiza es uno de los mejores equipos del torneo”, detalló.

Asimismo, contó: “Estuve 10 años siendo parte del seleccionado femenino, hasta el año pasado que también formé parte del cuerpo técnico de Banfield, entrenando a las arqueras de la b y también pude abrir mi propia escuela de arqueras solamente mujeres, más que nada para darle ese espacio a la arquera que no tiene”. Y reflexionó: “Yo veo a las más chiquitas que están empezando y digo qué bueno que puedan arrancar ahora y que no tengan que pasar por todas las cosas que pasamos nosotras. Había mucha desigualdad –todavía sigue habiendo–. De igual manera, lo veo un poco más encaminado. Entonces la idea es esa: ir generando caminos no tan desequilibrantes para las que vienen atrás”.

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