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Año XX - Edición 368 16 de diciembre de 2021

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Los derechos humanos en la agenda de las relaciones internacionales

  • Notas

El 17 de noviembre el proyecto DECyT 2001: “El impacto del Derecho Internacional de los Derechos Humanos en la Política Exterior: puntos y contrapuntos” organizó la jornada “Los derechos humanos en la agenda de las relaciones internacionales”, que contó con la participación de Debora Albohri Telias y Agustín Ulanovsky (codirectores del proyecto) y Federico Villegas, Paola García Rey, Nahuel Maisley y Magdalena Rochi Monagas.

Para comenzar, Debora Albohri Telias compartió: “Cuando nos hemos propuesto esta investigación partimos de la hipótesis de que existe un gran compromiso por parte de los estados en comprometerse con los derechos humanos, pero también advertimos una gran brecha en el cumplimiento fáctico de estos compromisos. En este sentido, se ha avanzado en el estudio teórico para corroborar si esta hipótesis se cumple o no se cumple y cuáles son los motivos que se pueden adjudicar”. Y agregó: “A su vez, hemos elegido tres ejes temáticos: los migrantes, los pueblos indígenas y la restitución internacional de niños, niñas y adolescentes. Estos grupos vulnerables tienen una gran interrelación con los derechos humanos y con la política exterior”.

Seguidamente, Federico Villegas sostuvo que “el derecho internacional de los derechos humanos está en un momento bisagra a nivel internacional porque hay un replanteo de los paradigmas”. Y amplió: “Tenemos que pensar juntos que el derecho internacional de los derechos humanos tiene solamente 75 años. Durante 300 años desde la concepción del estado nación que hoy conocemos que aproximadamente empezó en 1648 con la paz de Westfalia hasta 1948, la Declaración Universal, los estados regularon sus relaciones sin pensar en la gente. (...) A partir del Holocausto y de la Declaración Universal, se empieza a generar lo que hoy conocemos como derechos internacionales de los derechos humanos”.
Por otro lado, reflexionó: “Hoy volvemos a tener un cambio de paradigma. Lo que pasa es que todavía no estamos plenamente convencidos acerca de qué es ese cambio de paradigma y cómo nos paramos porque es muy difuso, es multiplural, multireligioso, multicultural y, encima, con una democratización transversal con relación al acceso a la información y a la capacidad de víctimas, oenegés, actores políticos de todo nivel a comunicar una agenda de derechos humanos en el mundo instantáneamente”.

En cuanto a Argentina, indicó: “Argentina hacia afuera es un estado que en el comportamiento con su política exterior de derechos humanos trata de ser responsable, constructiva y de mantener el diálogo para poder impactar positivamente con nuestra experiencia en el desarrollo progresivo de la agenda de derechos humanos y de acompañar países que tienen sustituciones difíciles de derechos humanos”.

Nahuel Maisley se refirió junto con Magdalena Rochi Monagas a las respuestas que el derecho internacional de los derechos humanos le dio a la pandemia tanto a nivel global, como en Argentina, como en las relaciones entre nuestro país y la arquitectura internacional global. “Enmarcamos esto en una conversación que existe hoy en día en la literatura sobre derechos humanos a nivel global que ha visto en los últimos 15 años la aparición y proliferación de miradas críticas respecto del funcionamiento del derecho internacional de los derechos humanos y de su rol y posicionamiento en el sistema global por diversas razones”, detalló Maisley. En este sentido, mencionó tres tipos de críticas que se le han hecho a la arquitectura institucional de los derechos humanos a nivel global y las conectó con lo que ocurrió en la pandemia como fuente de reflexión acerca de dónde está el sistema institucional de los derechos humanos a nivel global y a nivel nacional. “El primer tipo de críticas que ha aparecido en los últimos tiempos tiene que ver con lo que podemos llamar la falta de ambición del derecho internacional de los derechos humanos”, señaló. En cierta medida en el otro extremo del espectro político hay otra línea de autores que critican al sistema por otras razones. En este marco, mencionó a Eric Posner. “Una de las razones con las que trabaja Posner tiene que ver con la falta de legitimidad de mucho de lo que ocurre en torno al derecho internacional de los derechos humanos”, indicó. Luego explicó que “una tercera crítica tiene que ver con la falta de efectividad del sistema”.

Por su parte, Magdalena Rochi Monagas comentó: “Con Nahuel trabajamos en un relevamiento de las medidas en Argentina sobre la pandemia dentro de un proyecto organizado por la Universidad de Oxford y otros institutos. A través de ese proyecto analizamos las medidas de la pandemia y una de las cuestiones que sencillamente pudimos identificar fue la falta de legitimidad de las medidas tomadas y esto lo relacionamos con lo que plantea Posner que tiene que ver no con la falta de legitimidad de medidas a nivel interno, pero sí con falta de legitimidad del sistema de protección de derechos humanos”. Asimismo, desarrolló: “Si bien en un principio podíamos encontrar que la suspensión del ejercicio de derechos humanos era una forma existente y efectiva para taclear la pandemia y acorde a los estándares de derechos humanos, en cierto punto es claro que acorde a los estándares de derechos humanos estas limitaciones no estarían cumpliendo con los principios que surgen del sistema internacional de protección”.

A su turno, Paola García Rey disertó sobre el rol de la sociedad civil de cara al trabajo y colaboración con la agenda de derechos humanos y política exterior. Para ello, sostuvo que es necesario hacer “un recorrido histórico en el que han confluido la política exterior de los estados, el rol de los sistemas internacionales de protección de derechos humanos y la sociedad civil para mostrar que justamente su interacción no ha sido única y que ha cambiado a lo largo del tiempo en función de los contextos globales, locales y regionales”. En este marco, dividió el contexto político en tres. “Lo primero tiene que ver con lo ocurrido en el contexto internacional luego de la adopción de la Declaración Universal de Derechos Humanos en 1948 e identificar este contexto como uno en donde se privilegiaron actores vinculados con la diplomacia y con funcionarios articulados alrededor de evitar atrocidades cometidas por Segunda Guerra Mundial”, expuso y analizó que “a principio de los años sesenta se dio una incipiente apertura de la participación de la sociedad civil. A partir de la década de los setenta se empiezan a crear algunas de las organizaciones internacionales de derechos humanos, entre ellas, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, Center for Legal and Social Policies, la Comisión Internacional de Juristas. La naturaleza del trabajo de estas organizaciones va a estar fuertemente signado por la época en la cual emergen”.

Hacia el final, dio cuenta de que “en las Américas hay un surgimiento de agendas ultraconservadoras, enraizadas con el racismo, la supremacía blanca, el capitalismo y el patriarcado como parte de nuestras sociedades. Sin embargo, destacó: “Se ha generado una movilización de mujeres, comunidades LGBT y jóvenes activistas por el clima como unas agendas con mucha más presencia y que no han permanecido en silencio frente a estos avances”.

El cierre de la jornada estuvo en manos de Agustín Ulanovsky, quien subrayó que “el proyecto de investigación trata de no quedarse en los libros, no quedarse con la teoría ni con los tratados y tanta doctrina, sino establecer estrategias para ver cómo podemos concretarlo”.

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