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Año XIV - Edición 255 24 de septiembre de 2015

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La tortura en las series de TV (antes y después del 11 de septiembre)

  • Notas

Conjuntamente organizada por el Departamento de Ciencias Sociales y el Departamento de Posgrado, el pasado 1º de septiembre se desarrolló en el Salón Azul la jornada “La tortura en las series de TV (antes y después del 11 de septiembre)”. La actividad contó con la exposición principal de Pablo Bonorino (Catedrático de la Universidad de Vigo, España) y la coordinación de Elizabeth Silva (Docente de Historia del Derecho, UBA). También participó el profesor Ricardo Rabinovich-Berkman, Director del Departamento de Ciencias Sociales.

Pablo Bonorino presentó una investigación que realizó cuando todavía estaban muy presentes las consecuencias de los atentados del 11 de septiembre; la idea de su trabajo es examinar el tratamiento de la tortura en las series de televisión. Luego, agregó que para él la televisión es el reflejo de cómo está la comunidad sintiendo o posicionándose sobre ciertos problemas; también lo es sobre la manera en la que las elites, que están detrás de las producciones, están tratando de canalizar esas pulsiones. “Yo creo que la televisión es un medio interesante porque llega a todos los hogares, y vamos a ver de qué forma un medio audiovisual destinado a entretenimiento en gran parte, puede llegar a tener un peso argumentativo en el debate político contemporáneo”, puntualizó Bonorino. Más adelante, hizo referencia a que la tortura, después del 11 de septiembre, pasó al primer plano. Por su parte, lo que él desea es demostrar de qué manera se llevó a cabo una batalla en un ámbito cultural y argumentativo. Para esto, comparó la presencia de la tortura antes y después de los atentados del 11 de septiembre en las series norteamericanas. Señaló que la forma en la que abordó el análisis, fue selectiva, ya que en las series anteriores aparece muy poco y en las posteriores “hay de sobra”. El primer cambio es cuantitativo, ya que luego de los atentados la presencia de la tortura se multiplicó, seguido de uno cualitativo fundamental, que se puede percibir si uno sigue a la figura del héroe, su paso como víctima de la tortura y luego, su actuación como perpetrador, inmediatamente después del 11 de septiembre. El segundo cambio, se encuentra en el escenario que se plantea: ticking bomb, donde se presenta una situación en la que para poder evitar una explosión, que va a terminar con la vida de millones de inocentes, nosotros tenemos la única opción de obtener la información para desactivarla y encontrarla, de un sujeto que no la quiere dar y por lo tanto, tenemos que proceder a su tortura. Posteriormente, identificó una popularidad creciente de las ficciones a medida que incorporaron el motivo de la tortura “(...) En algunos casos, como en 24,el motivo de la tortura era fundamental para ese crecimiento exponencial. (…) El intento de naturalización de la tortura resultó, en gran parte, exitoso, aunque aquí es donde yo no creo que podamos encontrar una especie de explicación unidireccional, para tanto la aparición del cambio del registro, como para los resultados. No es una decisión maquiavélica”, manifestó el expositor.

Por otra parte, definió lo que es, a su parecer, la tortura: “Acto por el cual se inflige intencionalmente dolor o sufrimiento severos, físicos o mentales, a una persona”. Asimismo, expuso las cinco finalidades históricas que cumplió la tortura: festividad; obtener la sumisión y generar miedo en una comunidad; castigo; medio para obtener la confesión y por último, para influir en el futuro comportamiento del delincuente o de sus secuaces.

“La televisión es un medio interesante porque llega a todos los hogares (…) y puede llegar a tener un peso argumentativo en el debate político contemporáneo.”, puntualizó Pablo Bonorino, catedrático de la Universidad de Vigo.