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Año VIII - Edición 145 02 de julio de 2009

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La Revolución de Mayo y la Argentina del Bicentenario

  • Notas

En el marco del Seminario Transdisciplinario Permanente “Argentina: Poder, Estado, Pobreza y Distribución”, coordinado por los Dres. Carlos Mallmann y Tulio Ortiz, se desarrolló el pasado 16 de junio la Segunda jornada de reflexión transdisciplinaria “La Revolución de Mayo y la Argentina del Bicentenario”.

Presentaron sus exposiciones el Ing. Guillermo Andreau y los Dres. Raúl Cuello y Héctor Raúl Sandler.

En primer lugar, el Ing. Guillermo Andreau afirmó que la revolución tenía dos brazos: uno correspondiente al Derecho y otro a la propiedad. El cambio propuesto significaba dejar atrás la propiedad romana para pasar a un sistema de propiedad con participación del Estado en las rentas fundiarias. “No se podía pensar en un hombre libre ni en una sociedad igualitaria si los recursos eran quitados del trabajo de la inversión y del consumo”, sintetizó.

Por otra parte, se refirió a la implantación del “Derecho de los modernos”. A este respecto, hizo hincapié en la importancia de la Constitución Nacional, más específicamente en la declaración de derechos contenida entre los artículos 14 y 20, a los cuales calificó como la definición del derecho de los modernos. En este sentido, citó a Alberdi, quien sostenía que la declaración de derechos debía ser protegida por una muralla inexpugnable.
De esta manera, reconoció que, definida y reglamentada la propiedad de los modernos e implementado el Derecho a través de la Constitución, los dos brazos de la revolución estaban en pie. A continuación, explicó que las fuerzas contrarrevolucionarias pronto intentaron desmoronar lo actuado. En tal sentido, se refirió a la implacable crítica que Alberdi hizo al Código Civil y manifestó que el destacado publicista vio el recorte que, en el ámbito de los Derechos reales, se manifiesta respecto de los principios de la revolución, volviéndose al modo de organización romano de la propiedad.
También, en su solitaria queja, Alberdi observó que con la vuelta al sistema antiguo la sociedad se iba a fragmentar en dos partes: una receptora de los beneficios de la renta fundiaria y otra que pagaría el costo, repitiéndose los procesos esclavizantes y jerarquizantes que tuvieron lugar en Roma. En consecuencia, de acuerdo con el expositor, Alberdi anticipó la historia de enfrentamientos y alta conflictividad que esperaría a nuestro país.

A su turno, el Dr. Raúl Cuello recordó que la teoría económica comenzó a desarrollarse sobre la base del estudio del impacto de los impuestos y el gasto público sobre la sociedad. En este sentido, hizo referencia a la obra de William Petty, pensador inglés del siglo XVII, a quien consideró fundador de la economía clásica.

Luego, reseñó los principios básicos establecidos por Petty y, posteriormente, por Adam Smith, en lo atinente a la orientación de una buena política impositiva: equidad, certeza, conveniencia y eficiencia.

Destacó que las tres fuentes de imposición son las ganancias, los gastos y la propiedad y que las estructuras impositivas surgen de una combinación apropiada, según el país que sea, de la participación de cada impuesto en el total. Y agregó que cada impuesto impacta, incide y se traslada sobre alguien, de modo tal que puede ser trasladado e incidir sobre alguien que no está contemplado en la ley, que sólo fija el responsable de derecho, más no el de hecho, del pago de un impuesto.

Por otra parte, reflexionó acerca de los objetivos adicionales a la financiación del gasto público que persigue el establecimiento de impuestos. Estimó fundamental tener en cuenta que ellos tengan como consecuencia una eficiente asignación de recursos, que contribuyan a una mejor distribución del ingreso en la sociedad y, naturalmente, estén exentos de manifestaciones inflacionarias. A continuación, apuntó que varios de aquellos objetivos pueden entrar en contradicción cuando el hacedor de la política presupuestaria sólo piensa en el impuesto como un elemento de captación de recursos del sector privado, independientemente de sus efectos.

En otro orden de ideas, analizó la situación derivada de la insuficiencia de los impuestos para el financiamiento del gasto público. “Cuando esto ocurre, se financiará con emisión monetaria y deuda pública”, sintetizó. Y adicionó que ello lleva a una combinación perversa que justifica las grandes distorsiones de la actual economía argentina, arrastradas desde mucho tiempo atrás.

Hacia el final de su exposición, abogó por un replanteo a fondo de la estructura tributaria argentina, desde un enfoque multidisciplinario.

En último lugar, el Dr. Héctor Raúl Sandler aseveró que Argentina reconoce una doble organización inicial. Una, que viene en su cuerpo físico desde la sociedad colonial y se extiende hasta la fecha; otra, la ideología liberal que se impregna apoyada por millones de trabajadores sin ideas liberales.

Entonces, reconoció en el país un problema que hace crisis y se manifiesta en el golpe de Estado en 1930 y se replantea en 1944, cuando no obstante, las fuerzas viejas encuentran canales en la idea nueva del asistencialismo social. En tal sentido, reafirmó que Argentina tiene una marca de sangre permanente entre dos figuras entrelazadas en constante lucha, lo cual es un gran desafío para la intelectualidad argentina. En idéntica tesitura, estimó que los intelectuales locales carecen de visión sistémica, en el sentido de comprensión de la realidad de tal modo.

Seguidamente, expresó que nos encontramos en una época, a nivel mundial, en que el conocimiento tiene una fragmentación que hace insuperable poder conocer lo que queremos conocer. “No estamos preparados para conocer ninguna totalidad”, añadió. Y señaló que en el ámbito del Derecho, la consecuencia ha sido la descalificación del derecho natural.

Más adelante, manifestó la necesidad de fundar la sociedad en la que tiene que desarrollarse el hombre en la idea de libertad y se preguntó de qué depende ella. La respuesta la halló en la igualdad y afirmó que, más allá de sus diferencias, los hombres tienen un conjunto común de características y necesidades, como la tierra. Para finalizar, abogó por la reformulación de los conceptos fraguados inicialmente por los fundadores de la ciencia económica y una reforma espiritual que, no obstante, arranca de lo material.