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Año XIV - Edición 255 24 de septiembre de 2015

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Ciclo de almuerzos académicos de la Facultad

La Facultad de Derecho de la UBA en la Historia Argentina

  • Notas

El pasado 1º de septiembre se realizó un nuevo almuerzo académico en la Sala de Profesores de la Facultad de Derecho. En esta oportunidad, el profesor emérito Tulio Ortiz brindó una conferencia acerca de la Facultad de Derecho de la UBA en la historia argentina.

Para empezar, la Decana Mónica Pinto dio la bienvenida y agradeció a los asistentes. “En el día de ayer comenzamos una semana en la cual la Facultad de Derecho de la UBA está celebrando los 200 años de la enseñanza de la abogacía y hemos llegado a la conclusión, con Tulio, de que los 200 años convocan. Estamos felices de que esto sea así”, expresó.

A continuación, el profesor Tulio Ortiz realizó algunas reflexiones sobre la historia institucional de nuestra Facultad. “Como protagonista, siempre, generadora de hechos, ideas y grandes hombres, luchando contra todas las adversidades para, como decía Estanislao Zevallos, fortalecer el idealismo y elevar el nivel cultural de los ciudadanos, porque no hay democracia sin cultura”, declaró. De esta manera, recordó que cuando se crea la UBA no existía aún la República Argentina. En este orden de ideas, resaltó que en 1821 todavía no había terminado la Guerra de Independencia, la cual recién finaliza en 1824. A pesar de esto, se creó la UBA con un gran esfuerzo, “de dos planetas que se conjugaron, Antonio Sáenz, el gran precursor, y Bernardino Rivadavia, que firmó el famoso Edicto de Erección de agosto”. Así, la inauguración se produce el 12 de agosto de 1821. El disertante sostuvo que Rivadavia precisó de Sáenz y viceversa, por lo que no se debe hacer una dicotomía. “Sáenz y Rivadavia son los fundadores de la UBA”, subrayó. Del mismo modo, analizó que nació a partir del Estado provincial, ya que era una Universidad de la Provincia de Buenos Aires, la cual asumió el compromiso de financiarla con fondos públicos. La segunda característica es la gratuidad de la enseñanza y, además, se trataba de una institución laica. “Nace con ese laicismo, que admitía sacerdotes, porque laicismo no es lo contrario a determinada religión, es tolerancia”, explicó.

Luego, Ortiz se refirió la época de Juan Manuel de Rosas. “Rosas le saca el subsidio y deja de financiar a la UBA en 1838, con el argumento de que había un bloqueo —el bloqueo francés— que impedía el ingreso de los fondos a la Aduana”, evocó. Sin embargo, el bloqueo francés finalizó y la gratuidad desapareció hasta la caída de Rosas. En la misma línea argumental, Ortiz opinó: “La Universidad siguió existiendo en la época de Rosas, no gracias a Rosas, sino a pesar de Rosas, por sus estudiantes, por sus profesores que venían y renunciaban a cobrar sus honorarios”. Posteriormente, un decreto de febrero de 1852 de Vicente López y Planes restablece los fondos para la UBA. Respecto a esto, aseveró que los fundamentos están escritos con gran pasión por la justicia y con un tono poético propio del autor del Himno Nacional. Asimismo, Ortiz comentó que a veces las adversidades provienen de la propia Universidad. “Para el año 1871 el nivel académico había decaído, los profesores no venían (…)”, afirmó. Así, en este año se produjo un hecho muy lamentable en el que un alumno, Roberto Sánchez, se suicida tras ser reprobado en un examen de Derecho Romano. “Eso produce una reacción, no solo por la injusticia del hecho en sí, sino por todo un marco de situación. Se formó un movimiento que tomó el nombre del momento trágico en que el alumno se suicidó, el Movimiento 13 de diciembre”, relató y lo consideró el primer movimiento reformista de la UBA, antes de la gran Reforma Universitaria de 1918. El movimiento consiguió una gran cantidad de objetivos y entre sus líderes se encontraban Estanislao Zeballos, José María Ramos Mejía, Pedro Arata y Francisco Ramos Mejía. “La reacción era contra la adversidad interna. La adversidad interna era la decadencia. La fuerza salió de los estudiantes de la Facultad de Derecho, en esa época le decían Departamento de Jurisprudencia y se lo llamó así hasta 1874”, manifestó. También hizo mención del año 1912, en el que se dicta la Ley Sáenz Peña. “En realidad, esta ley es producto de un acuerdo entre dos hombres que querían a su patria. Hipólito Yrigoyen y Roque Sáenz Peña, ambos habían pasado por las aulas de nuestra Facultad”, destacó. Con relación a la Reforma de 1918, señaló que fue difícil instaurarla en la Facultad de Derecho e hizo alusión a la lucha entre profesores reformistas y antirreformistas. El orador prosiguió diciendo que José Luis de Ímaz, en Los que mandan, sostiene que “en la década del 30 la sala de profesores de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales es la antesala de los ministerios”. Hizo referencia, además, a que entre 1943 y 1946 hubo tres intervenciones en la Facultad, siendo la más publicitada la de 1945. “A partir de ahí nace una etapa, el llamado peronismo de la primera época, que tiene una especie de bifronte. Por un lado, una Facultad de Derecho y Ciencias Sociales que aparentemente funcionaba normalmente (…) Es impresionante la cantidad de egresados de la época”, resaltó y adicionó: “La calma. Después, la resistencia frente a eso, resistencia que la sintetizo en personalidades, muchas de ellas nos acompañan, que querían una sociedad justa, pacífica y democrática”. En este sentido, describió que algunas de estas personalidades le han dicho que “caminando la Facultad de la doctora Pinto se encontraron con que los sueños de ellos se habían hecho realidad: los claustros, la convivencia, las elecciones periódicas”.

Hacia el final, Ortiz citó a Estanislao Zeballos: “Nuestra vieja y amada casa no debe existir rezagada como fuente de satisfacciones utilitarias. A ella deben acudir no solamente los que ambicionan títulos profesionales, sino los que quieran fortificar y regenerar su mentalidad. (…)”.

“Como protagonista, siempre, generadora de hechos, ideas y grandes hombres, luchando contra todas las adversidades para, como decía Estanislao Zevallos, fortalecer el idealismo y elevar el nivel cultural de los ciudadanos, porque no hay democracia sin cultura”, declaró el profesor Tulio Ortiz con relación a la Facultad de Derecho de la UBA.