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Año XI - Edición 203 08 de noviembre de 2012

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La agricultura en el siglo XXI. ¿Dominada por la propiedad intelectual?

  • Notas

Bernard Remiche, profesor de la Facultad de Derecho de la Université Catholique de Louvain, fue invitado por el Centro de Estudios Interdisciplinarios de Derecho Industrial y Económico (CEIDIE) el pasado 22 de octubre para expresar sus ideas en torno a la situación de la agricultura en este siglo y su vinculación con la propiedad intelectual. Obró como moderador Jorge Kors.

En primer término, Bernard Remiche advirtió la complejidad de este tema interdisciplinario y explicó que la agricultura es un sector económico particular debido a que es la base de la alimentación, siendo esta una actividad vital para la humanidad. No se trata de una mercancía más, sino que la agricultura se encuentra íntimamente ligada con los derechos humanos.

En estas últimas décadas se pudo percibir un fuerte avance en materia de nuevas tecnologías que indudablemente repercute sobre la agricultura. “Quizás la tecnología va demasiado rápido y la sociedad no sabe seguir ese ritmo”, reflexionó. Se refirió a cómo las presiones de la industria pueden agravar lo antes mencionado. Esto se enmarca en un contexto en el que la biotecnología suministra con mayor frecuencia elementos químicos para la actividad agropecuaria. Sumado a ello, la elaboración de semillas también ha sufrido cambios radicales. Hoy por hoy se observa una alarmante concentración sobre la elaboración de las mismas, quedando así solo unos pocos grupos económicos con el control del mercado. Dentro de estos se puede mencionar a Monsanto, Syngenta, Dupont, Dow Chemical y Bayer. Todas estas concentran alrededor de un 80% del mercado. “La propiedad intelectual […] ha tenido un gran desarrollo con un aumento de los derechos del titular, una disminución de sus obligaciones, un desarrollo de los derechos protegidos, entre otros”, explicó.

El debate sobre el sistema de patentes no es reciente. De hecho, ya el canciller germánico Otto von Bismarck, previo al inicio del siglo XX, estimaba que de crear un sistema de patentes serían los ingleses quienes dominarían a la joven Alemania. Sin embargo, la historia terminó siendo otra debido a que en el presente Alemania cuenta con un fortalecido sistema de patentes. Pero lo verdaderamente curioso es que los argumentos que se empleaban en aquella joven Alemania son idénticos a los que en la actualidad utilizan los pueblos latinoamericanos. Remiche reconoció que “actualmente hay muchos abusos del sistema de patentes en general y claramente yo pienso que se ha roto el difícil equilibrio entre el interés general y los intereses particulares de los distintos actores en el sector”. No podemos olvidar que un derecho intelectual en nuestro sistema jurídico es la excepción, siendo la libertad de copia la regla. Sólo la ley podrá crear algunas excepciones. Es decir, como regla general puedo copiar a mi vecino, puedo competir con él, puedo empezar un nuevo negocio libremente, aunque esta libertad cuenta con algunas limitaciones.

La protección de las innovaciones en la agricultura se efectúa por medio del Certificado de Obtención Vegetal, capaz de crear un monopolio de explotación comercial. Para lograr esto último, la innovación debe ser distinta a otras, debe existir homogeneidad y una estabilidad. Desde algunos años atrás, la protección a través de estos certificados se ha extendido a todas las especias vegetales por un plazo de 25 años, constituyéndose como un derecho exclusivo que recae sobre el producto pero no sobre el procedimiento. Salvo acuerdo del titular y más allá de algunas excepciones no se puede utilizar una semilla protegida por un certificado. Más tarde, el orador comentó sobre el régimen comunitario europeo sobre esta materia. Explicó que en Europa existe un férreo control de los organismos genéticamente modificados, al punto tal de que algunos de ellos están prohibidos. Por otro lado, sostuvo que no deben confundirse las patentes con un Certificado de Obtención Vegetal. “Son patentables los procedimientos técnicos y microbiológicos; las invenciones de las cuales la factibilidad técnica no está limitada a una variedad vegetal determinada; las plantas que salgan de un procedimiento de producción esencialmente biotecnológico; los genes y secuencias de genes si se detallan las funciones a ser protegidas”, señaló. Hay una cohabitación entre los Certificados de Obtención Vegetal y las patentes, pero hay intenciones que sean las patentes quienes ocupen todo el espectro de innovación en el mundo vegetal. A decir verdad, se ha podido constatar un aumento exponencial de las patentes en Europa, un crecimiento proporcionalmente mayor al de los Certificados de Obtención Vegetal.

Desde siempre el derecho de patentes ha evolucionado paso a paso y nunca han existido revoluciones en esta temática que provoquen cambios drásticos en la legislación. Fueron cambios paulatinos que terminaron engrosando la normativa en cuanto a protección de la propiedad intelectual.

“Quiero insistir sobre la importancia de la agricultura y sus aspectos específicos. Las plantas no son mercancías ordinarias y los agricultores tienen un papel esencial en la organización social”, resaltó Remiche. A su vez, se mostró preocupado por las manipulaciones genéticas porque estamos cambiando el paradigma tradicional de la humanidad. “Hasta ahora la humanidad quería controlar a la naturaleza para utilizarla a su propio beneficio, a su servicio. Ahora con las nuevas tecnologías estamos modificando poco a poco esa naturaleza, estamos creando algo nuevo y hay peligros”, concluyó.

“Hay muchos abusos del sistema de patentes en general y claramente yo pienso que se ha roto el difícil equilibrio entre el interés general y los intereses particulares”, reconoció Bernard Remiche.