Justicia, no venganza. Homenaje al 15 aniversario del fallecimiento de Simon Wiesenthal
El 24 de septiembre de la Cátedra libre sobre Holocausto, genocidios y lucha contra la discriminación y el Centro Simon Wiesenthal Latinoamérica organizaron esta actividad, titulada “Justicia, no venganza. Homenaje al 15 aniversario del fallecimiento de Simon Wiesenthal”.
En este marco, participaron Marcelo Gebhardt (vicedecano de la Facultad de Derecho, UBA), Roberto Malkassian (coordinador de la Cátedra libre sobre Holocausto, Genocidios y Lucha contra la Discriminación), Ariel Gelblung (director de la Oficina del Centro Simón Wiesenthal para América Latina), Elizabeth Odio Benito (presidenta de la Corte Interamericana de Derechos Humanos), Silvia Fernández de Gurmendi (expresidente de la Corte Penal Internacional y embajadora Argentina ante la IHRA) y José Antonio Dias Toffoli (juez de la Suprema Corte Federal de Brasil).
Para comenzar, Marcelo Gebhardt manifestó una serie de agradecimientos y dio inicio a la jornada.
Luego Roberto Malkassian compartió que “la cátedra libre es sobre Holocausto, genocidios y lucha contra la discriminación y fue creada en el año 2007 con el fin de vincular nuestra Facultad con la sociedad civil en el tratamiento de temas tan cruciales para todo ser humano como son la discriminación y el genocidio”. Y señaló que “si bien la humanidad no ha podido erradicar manifestaciones tremendas de la crueldad humana, como los genocidios, al menos se han podido implementar en el último medio siglo mecanismos de investigación, detención, juzgamiento y castigo de los responsables de crímenes contra la humanidad”.
En cuanto al homenaje a Simon Wiesenthal, expresó: “Se debe a la inmensa y dolorosa labor de un hombre que no quiso descansar, que no quiso perdonar y no quiso olvidar. Wiesenthal eligió el sacrificio personal en aras de la memoria para que las generaciones futuras comprendan que no puede haber impunidad para los criminales y que debe haber justicia, no venganza”.
A continuación, Silvia Fernández de Gurmendi se refirió al “concepto de justicia que inspiró a Simon Wiesenthal y el concepto de justicia que prevalece hoy en el sistema global de justicia por genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra”. Y señaló que “Simon Wiesenthal se adelantó en varias décadas al exigir investigación y enjuiciamiento de los responsables individuales por genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra”.
Por otro lado, recordó que “debimos esperar al final de la Guerra Fría para volver a redoblar esfuerzos para combatir la impunidad por este tipo de crímenes”. Y detalló: “A finales del siglo XX se crearon tribunales especiales para Yugoslavia y Ruanda y la Corte Penal Internacional (CPI) en 1998 con carácter general y permanente. A eso siguió la creación de otros tribunales y se fueron multiplicando los procedimientos penales por este tipo de crímenes gravísimos”.
En esta línea, indicó que “no solamente hubo un impresionante desarrollo del sistema de justicia penal internacional, sino que se confirmó el concepto de justicia tal como lo entendía Simon Wiesenthal. Se trata realmente de un sistema de justicia retributiva o punitiva, es decir, procedimientos penales para esclarecer los hechos y para enjuiciar a los acusados a fin de sancionarlos con penas proporcionales a la gravedad de los hechos. Y sumó que “con la creación del Estatuto de Roma, estos principios están implícitamente indicados en el preámbulo pero hay algo más porque en el Estatuto de Roma se agrega una dimensión nueva este concepto de justicia: la CPI es justicia retributiva, es justicia punitiva para esclarecer hechos y para enjuiciar y sancionar a los culpables pero además agrega el elemento de justicia restaurativa para las víctimas”.
Hacia el final, concluyó: “Así entendido y ampliado el concepto de justicia, el lema de Simon Wiesenthal ‘justicia, no venganza’ está hoy más vigente que nunca”.
A su turno, José Antonio Dias Toffoli destacó el compromiso que siempre tuvo Simon Wiesenthal con un sistema de justicia para enfrentar las tragedias humanas como las guerras y los genocidios. Afirmó que es necesaria una reflexión colectiva, un aprendizaje para neutralizar la manipulación de masas como medio para el odio y la intolerancia. Gracias a Simon Wiesenthal se detectaron numerosos criminales nazis en Latinoamérica, muchos de los cuales fueron llevados a juicio. “Debemos estar alertas en cumplimiento del legado de Wiesenthal sobre la continuidad del negacionismo histórico, el odio, el racismo y la intolerancia de los enemigos de la convivencia democrática. No podemos dejar que el miedo y el odio entren en nuestras vidas”, dijo el jurista brasileño y agregó que “tenemos que mirar hacia el futuro con esperanza, en el camino de la libertad, la fraternidad y la igualdad”. “El trabajo del Centro Simón Wiesenthal va en esa imprescindible dirección promoviendo la tolerancia y los derechos humanos mediante la constante vigilancia y la justicia”, expresó Días Toffoli, quien terminó su exposición haciendo referencia a su propia lucha contra las fake news y la defensa de las libertades en Brasil.
Por su parte, Elizabeth Odio Benito manifestó que “este aniversario es una oportunidad magnífica para renovar nuestro compromiso con la justicia y los derechos humanos”.
Seguidamente, expuso que “la comunidad internacional después de la Segunda Guerra Mundial asistió a los juicios de Núremberg en procura de justicia por lo menos parcial para dejar memoria de lo que había ocurrido en el régimen nazi con las víctimas del Holocausto. Esta aspiración por la justicia es la que de alguna manera ilustra todos los esfuerzos que en la comunidad internacional se emprenden a partir del año 1945 para que no vuelva a ocurrir lo que había ocurrido”. Y sostuvo que “antes de que pudiéramos acudir a tribunales a reclamar la responsabilidad individual de los perpetradores de los crímenes de lesa humanidad, estaban los esfuerzos por los derechos humanos, los esfuerzos de lucha contra la discriminación y contra todo el racismo y los genocidios”. En esta línea, remarcó: “Aquí es donde la figura de Simon Wiesenthal cobra una enorme importancia: sobreviviente él mismo y su esposa del Holocausto, consagra su vida a la lucha por la justicia, que es, desde que conocí su vida y su obra, lo que me impactó siempre”. Y añadió: “Simon Wiesenthal abogó por que la impunidad no fuera la norma, sino por que aboguemos por llevar ante la justicia a los responsables de los crímenes como un acto reparador y como un acto de preservar la memoria histórica para las víctimas”.
Finalmente, Ariel Gelblung expresó que “Wiesenthal vivió una larga vida después de haber sufrido lo que sufrió y después de haberla dedicado a la justicia, pero él no podía entender cómo tan poco tiempo después de haber terminado la Segunda Guerra Mundial el odio seguía tan fuerte y con una presencia tan importante”.
Asimismo, puntualizó que Wiesenthal consideraba que “la justicia reparadora y punitiva era necesaria como testimonio, no como un fin en sí mismo”. Y contó que, cuando se crea el Centro Simon Wiesenthal en 1977: “Nos deja a nosotros la tarea de seguir adelante su legado y su legado no era recordar solamente lo sucedido durante la Segunda Guerra Mundial, sino buscar justicia y que quede testimonio en los tribunales de todo lo sucedido y que sirva para evitar la repetición”.
Luego reflexionó: “El legado de él no se lleva adelante solamente buscando esa justicia. Nosotros estamos presentes en el aula, estamos presentes en el deporte, en las redes sociales, donde hoy el odio ha tomado una plataforma enorme para poder ser diseminado, y trabajamos siempre a favor de la convivencia y del reconocimiento del otro”.