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Año XIX - Edición 343 02 de septiembre de 2020

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Jorge Luis Borges y el Derecho

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El pasado 18 de agosto se llevó adelante la jornada "Jorge Luis Borges y el Derecho", organizada por el Seminario Permanente de Investigación en Derecho y Literatura del Instituto Gioja.

En este marco, expusieron Mariela Blanco (investigadora independiente del Conicet, docente de Literatura Argentina en la UNMdP, autora de la obra Invención de la nación en Borges y Marechal. Nacionalismo, populismo y liberalismo (EDUVIM, 2020); y directora del proyecto para realizar la herramienta digital "Conferencias de Jorge Luis Borges", junto a investigadores de la Biblioteca Nacional) y Leonardo Pitlevnik (profesor adjunto regular de la UBA y director académico del Centro de Estudios de Ejecución Penal. Sus investigaciones se centran en diversos aspectos de la obra de Borges y su relación con el Derecho).

En primer lugar, Jorge Roggero recordó al profesor José Calvo González, pionero de los estudios en Derecho y Literatura. “Fue él quien me hizo conocer esta cita de Borges de una entrevista de Herencio Manso: 'Quizás los expertos en derecho a los que no les interesa la literatura tengan miedo de que sus alumnos lleguen a la conclusión de que sus libros son en realidad literatura fantástica. Sin embargo, la literatura es necesaria para desarrollar especialistas en derecho más avanzado'”, rememoró.

Luego planteó que Borges encuentra ciertas similitudes entre el derecho y la literatura a nivel textual, de estrategias de lectura de escritura, de lectura y de interpretación. Además, reconoce que la literatura ofrece algo a la enseñanza del derecho. “Cuál es la noción de justicia y cuál es la noción de derecho que aparece en la obra de Borges. Algunos cuentos, por otro lado, analizan problemas de derecho penal”, afirmó y agregó que “podríamos preguntarnos cuál es la idea borgeana de castigo, cómo se puede pensar la idea de justificación de la pena”.

A continuación, Mariela Blanco indicó que una de las posibles entradas al tema está vinculada a las indagaciones sobre las formas de funcionamiento social: “Es aquello que Sarlo en su brillante libro Borges, un escritor en las orillas define como 'los modos en que el orden se consolida, se conserva o se destruye'”. En relación con esta idea analizó el cuento Utopía de un hombre que está cansado que se publica en La Nación en 1974 y luego fue incluido en El libro de arena. “Lo que para Borges es justicia está precisamente opuesto a todo lo que vendría a ser la ley del Estado. Todo esto conecta con esta idea del orden deseable con la menor o el menor grado de intrusión del Estado”, sostuvo.

Asimismo, retomó algunos de los cuentos protagonizados por Isidro Parodi. “Es una especie de juez porque resuelve los enigmas que los otros personajes le plantean pero a la hora de ejercer un veredicto repite esta sentencia: 'Allá se lo haya cada uno con su pecado'. Eso está tomado del Quijote. 'No es bien que los hombres honrados sean verdugos de los otros hombres'”, señaló.

Por su parte, Leonardo Pitlevnik se refirió al cuento Pierre Menard, autor del Quijote paraanalizar cómo leemos. “A veces la ley se entiende y a veces no se entiende. Y a veces se entiende pero lo que el intérprete quiere que la ley diga”, expresó. Y sumó que “La Corte dice que cuando una ley es contraria al texto constitucional, los jueces deben esforzarse por encontrar una interpretación que encaje, con lo cual la propia Corte está invitándonos a pensar que este texto puede decir algo distinto de lo que nos parece que dice en principio”.

A continuación, afirmó que Borges sostenía que la lectura es la que define el contenido de un texto: “El texto ocupa un espacio y va eclipsado la figura del autor hasta desaparecer. La ley es el non plus ultra porque no tiene autor definido. (…) Las leyes tienen por definición desbordar la individualidad porque son textos que como comunidad nos damos a nosotros mismos para regularnos en nuestra vida cotidiana. Y a su vez, a pesar de que son textos, también es cierto que el texto jurídico, a diferencia del texto literario, tiene un efecto sobre la vida cotidiana”.

Finalmente, explicó que “todo texto al poder ser leído es materia de interpretación. El problema que tengo acá es contra cierta sobreinterpretación pero lo que no puedo negar es que la interpretación existe porque es parte de la manera de leer”. Y añadió que la posibilidad de solución tiene que ver con la idea de sentar un contrato de lectura.

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