¡Seguinos!

Año XI - Edición 193 24 de mayo de 2012

Buscar

Integración y modernización. Un nuevo marco conceptual para entender la Unión Europea y el MERCOSUR

  • Notas

Organizado por el Centro de Excelencia Jean Monnet, junto con la Facultad de Derecho de la UBA, la Universidad Nacional Tres de Febrero y el Istituto Italiano di Cultura, durante los días 7, 8 y 9 de mayo se desarrolló en la Facultad de Derecho el Seminario internacional “Integración y modernización. Un nuevo marco conceptual para entender la Unión Europea y el MERCOSUR”.

Luego de las palabras de bienvenida de la Decana Mónica Pinto, Lorenza Sebesta (Universidad de Bologna) señaló que este proyecto para reflexionar el vínculo entre integración y modernización, tiene dos puntos comunes: la modernización se tiene que ver con un concepto de temporalidad, referidos a los proyectos modernizadores que se insertan en una cultura que poseen una visión de desarrollo; a su vez, las modernizaciones se llevan adelante mediante fracturas y necesitan agentes modernizadores. Dado que el Estado es el gran modernizador, se cuestionó entonces si puede haber otros agentes para un progreso continuo.

En primer término, la exposición de la Dra. Mónica Pinto se centró en los “Nuevos desafíos de la modernización y el Derecho Internacional”. Así, se remontó a los orígenes del derecho internacional, resaltando el modelo bilateral en que la autonomía de la voluntad dominaba todo el proceso de creación normativa, y la costumbre y el Tratado eran sus expresiones. Indicó que la Segunda Guerra Mundial marcó un cambio hacia un esquema de agenda común, analizando los temas sensibles para evitar una guerra, vinculado con mantenimiento de la paz y seguridad, relaciones de amistad, descolonización, cooperación económica y social. De tal modo, el derecho internacional brindaba el sustento a un esquema convencional que sustancialmente iba a tener como primer objetivo el mantenimiento de la paz. Mencionó la creación de las comunidades europeas con el mismo propósito de mantener la paz. En consecuencia, se han creado órganos propios con capacidad para emitir normas jurídicas. En la misma época, en Europa se da un sistema de derechos humanos. Precisó entonces que actualmente hay armonía entre los dos sistemas. Además, subrayó que las ciencias y tecnologías van a aportar algunos datos que van a hacer que determinadas cuestiones sólo puedan regularse por el derecho internacional.

Pinto entendió que si bien la globalización está primariamente asociada a los negocios, los negocios globales, es sin dudas bastante más que eso. Con ello en mente, indicó que “la integración económica, el terrorismo internacional, la degradación del medioambiente, el espacio virtual, demandan mayor coordinación entre los Estados no sólo a través de las cancillerías sino también de las policías, los agentes locales, los jueces, para tratar cuestiones trasnacionales”. Por todo esto, para la oradora, el derecho internacional debe trabajar en un escenario complejo en el que la línea entre lo local y lo internacional sea desplazado, en el que los actores principales no son sólo los Estados, en el que los gobiernos no son los únicos con voz. En este modelo, se pone de resalto el papel que juegan las organizaciones internacionales, no sólo como foros sino también como regímenes. “La democracia a nivel nacional ingresa en la agenda internacional -en la agenda de Europa occidental se estableció no bien iniciada la posguerra como requisito efectivo para ingresar al Consejo de Europa- a inicios de los 90 con la caída del Muro de Berlín”, enseñó Pinto. Por otro lado, destacó que los derechos humanos no son sólo uno de los objetos de la agenda multilateral sino fundamentalmente un instrumento hermenéutico del orden jurídico vigente en cada Estado. La decisión política de respetar la libertad y la dignidad de todas las personas en condiciones de igualdad y sin discriminación supone un compromiso para la responsabilidad internacional del Estado en caso de violación no reparada.

A su turno, María del Carmen Squeff desarrolló “¿Problemas globales, respuestas globales? El caso del hambre”, refiriéndose a que la aldea global cuenta con instrumentos, cuerpos y formas de representación de la democracia hacia instituciones multilaterales. Señaló entonces que el imperativo del siglo XXI exige construir más y mejor ciudadanía en el mundo entero. Hizo mención a los planes y programas nacionales e internacionales públicas o privadas que dan respuesta a estas problemáticas pero aseguró que no son eficientes ni suficientes, porque el hambre, las hambrunas y la desnutrición siguen creciendo en el mundo.

Aludió a la Organización para la Alimentación y para la Agricultura (FAO) y advirtió que fue la primera entidad que empezó a cuantificar el hambre en el mundo. Así, detalló que para las problemáticas generales universales es necesario tener en cuenta las propias particularidades en cada región, opinando que no es posible resolver de una sola manera un problema global. En tal sentido, analizó que la globalización económica, financiera y cultural, y la revolución tecnológica han posibilitado el acceso a la información y han homogeneizado expectativas y deseos. Por lo tanto, estimó necesarias “respuestas al hambre focalizadas, localizadas, particulares y flexibles según los grupos sociales y territorios afectados para lograr efectos, no parches como respuestas momentáneas”. Comentó también las afecciones a la salud y al intelecto que genera el hambre en relación con la imposibilidad definitiva para poder desarrollarse como adultos libres y responsables. Además, hizo referencia al proceso de reforma del Comité de Seguridad Alimentaria Mundial que brinda las directrices del derecho a la alimentación. Señaló los cuatro aspectos principales de la reforma: la gobernanza, el trabajo en el terreno, el panel de expertos y movilización de recursos.

Por último, aseveró que las respuestas a los grandes problemas no pueden provenir de un sólo actor, ya que existen situaciones complejas que muchos están en condiciones de aportar conocimientos y acciones según sus competencias y responsabilidades.

Por su parte, Gianni Vattimo se refirió a “La Unión Europea entre la tiranía de los mercados y ‘fantasmagoria de las mercancías’". Explicó entonces que el discurso institucional y el político coinciden, resultando difícil distinguirlos. Abordó también la cuestión de la modernización y el resultado de la globalización en la estructura de la economía mundial. Aportó su experiencia como diputado europeo, haciendo alusión al poder modernizador, de progreso, con el fin de constituir una unión entre los países de Europa para evitar guerras en el continente. Así, remarcó que después de la caída del muro de Berlín y la apertura de las fronteras en el mundo, se intensificó la globalización de la economía, porque los países individualmente eran pequeños para competir con China, Rusia e India, que tienen un mercado interno gigantesco.

Finalmente, analizó el problema del medioambiente y observó que la característica principal de la modernidad es el desarrollo humano a través del tiempo. Hizo mención a la tecnocracia en Italia y trató la relación de Europa y América Latina, con los países suficientemente dotado de recursos.