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Año XIII - Edición 229 15 de mayo de 2014

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Instituciones y gestión política en Brasil y Argentina

  • Notas

En el marco del Seminario Permanente “Derechos Sociales y Políticas Pública” se desarrolló en el Instituto Gioja de la Facultad la jornada “Instituciones y gestión pública en Brasil y Argentina”. La organización del evento estuvo a cargo del Grupo de Trabajo Interdisciplinario Derechos Sociales y Políticas Públicas (DSPP).

El expositor en esta oportunidad fue Vicente Palermo, Investigador principal del CONICET, Doctor en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en temas de política latinoamericana comparada y de historia política argentina reciente. Para comenzar, Palermo indicó que su objetivo fue encontrar una explicación fundada de las diferencias de gestión política entre Argentina y Brasil, teniendo en cuenta la falta de estabilidad política en Argentina y la notoria estabilidad del caso brasilero. Asimismo, destacó que en Argentina los presidentes acumulan poderes y existen gestiones conflictivas y en el caso brasilero las gestiones están signadas por la cooperación. En la misma línea argumental, resaltó que estas diferencias responden en gran medida a las distintas matrices constitucionales de los dos países. “Dicho de manera provocativa, la Constitución argentina es liberal, y la brasileña no lo es tanto”, diferenció. En este sentido, el hecho de que la Constitución argentina sea liberal hace que el sistema de división de poderes y el sistema de checks and balances se combinen y definan una serie de puntos de bloqueo y de veto o semiveto por parte de distintos actores. En cambio, la matriz de la Constitución brasilera es imperial y es la matriz del poder moderador, ya que se centraliza en el Emperador un poder decisorio que está por encima de los otros poderes, por lo que esta Constitución es menos liberal que la argentina. En este sentido, si uno observa el período entre 1946 y 1964 encuentra una serie de institutos fuertemente centralizadores, presentes en la Constitución de hoy. Por otra parte, si se toma en cuenta la Constitución autoritaria vigente durante la dictadura cívico-militar, hay institutos que luego van a ser recuperados para la Constitución ciudadana. Por lo tanto, en la Constitución brasileña hay más incentivos para la cooperación, pero con un fuerte centro decisorio que es el Presidente. “En el caso argentino, hay incentivos a acumular poder y llevarse por delante a los otros actores, ya que se enfrentan vetos y bloqueos”, distinguió Palermo. Respecto a las diferencias, el disertante mencionó algunos ejemplos. En primer lugar, la Constitución argentina incluye cuestiones de índole constitucional y hay una clara dificultad para modificarla. La Constitución brasilera es más fácil de modificar ya que requiere una mayoría de tres quintos. Por otra parte, la Constitución brasilera está llena de cuestiones de rango subconstitucional, como las políticas públicas. “Por lo tanto, si el Presidente quiere cambiar una política pública debe pasar por la Constitución”, subrayó Palermo. Respecto al federalismo, en Argentina las provincias incluso la posibilidad de no allanarse a una ley federal, por lo que en muchos sentidos son completamente autónomas en cuanto a su gestión. En el caso brasileño, el grado de autonomía de las provincias es bajo, ya que gestionan, pero el control y evaluación se deciden en conjunto con el gobierno federal. El tercer ejemplo diferenciador es el caso de los instrumentos proactivos que tiene el Presidente en la formación de las leyes. “El Presidente brasileño tiene la capacidad de solicitar la urgencia de cualquier ley que esté descansando en el Parlamento, por lo que controla la agenda”, remarcó Palermo.

A continuación, Martín D'Alessandro, Investigador del CONICET y Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, realizó algunos comentarios. “El texto de Palermo es una búsqueda de una explicación para el comportamiento del Poder Ejecutivo”, enfatizó. En este sentido, la obra de Palermo es decididamente politológica respecto a su enfoque teórico y a su construcción metodológica. El enfoque teórico, según D’Alessandro, es neoinstitucionalista, siendo el diseño de las instituciones el que condiciona el accionar de los actores políticos. Otro comentario tuvo que ver con el valor normativo del trabajo de Palermo, ya que no se trata de una descripción fría y técnica sino que hay una preocupación y una molestia del autor por la inestabilidad argentina. “Esta inestabilidad, además de ineficiente, es agotadora. Este texto busca una explicación motivada por este cansancio”, sostuvo D’Alessandro. Por otra parte, el especialista señaló que las variables que menciona Palermo en este trabajo están vinculadas con la investigación acerca del funcionamiento del presidencialismo, tales como la reforma constitucional, las elecciones de medio término, los poderes del Presidente, el hecho de que la posibilidad de hacer carrera a nivel político se concentre a nivel provincial, la relación entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, la sobrerrepresentación de las provincias chicas y la subrepresentación de las grandes, el comportamiento fiscal, la competencia política en las provincias y la capacidad de las provincias de aislarse respecto de las amenazas de la competencia política a nivel nacional. “Esta cantidad de factores, constitucionales y no constitucionales, institucionales y no institucionales, son los que permiten generar un diagnóstico negativo para el caso argentino y más benevolente para el caso brasileño”, expresó. Por otra parte, aseveró que si tuviese que recomendar algún factor para incluir serían las capacidades del Poder Legislativo, cuestionándose acerca de si es más redituable políticamente ser un buen legislador o ser obsecuente con el poder presidencial. “Si esto último es así, los propios legisladores no tienen incentivo ni para mejorar las capacidades del Poder Legislativo ni mejorar las capacidades de cooperación con el Poder Ejecutivo”, examinó.

“Dicho de manera provocativa, la Constitución argentina es liberal y la brasileña no lo es tanto”, expresó el Dr. Vicente Palermo.