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Año VII - Edición 133 30 de octubre de 2008

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III Foro de Mujeres contra la corrupción

  • Notas

Con el objeto de analizar y contrarrestar las formas bajo las cuales la corrupción avasalla los Derechos Humanos de las mujeres, entre el 29 de septiembre y el 1 de octubre, se desarrolló en el Salón de Actos de nuestra Facultad el III Foro de Mujeres contra la Corrupción, primero en su versión Interamericana. La actividad fue organizada por la Fundación Mujeres en Igualdad y patrocinada por las Naciones Unidas a través del Fondo para la Democracia y el Fondo para el Desarrollo de las Mujeres (UNIFEM). El acto de apertura contó con la presencia de la Presidenta de la Fundación Mujeres en Igualdad, Lic. Ema Cibotti; la Directora Ejecutiva de la Fundación Mujeres en Igualdad, Lic. Monique Thiteux-Altschul; la Representante de Temas de la Mujer de la Chancillería, Lic. Magdalena Faillace; y la Directora Regional correspondiente a Brasil y Conosur de UNIFEM, Arq. Ana Falú.

“No somos sólo víctimas de flagelos, no nos vence la costumbre, no queremos agotarnos en la expresión de la protesta. Estamos ejerciendo nuestros derechos para desafiar la corrupción”, afirmó la Lic. Ema Cibotti respecto de quienes integran la Fundación Mujeres en Igualdad. En ese sentido, agregó que las actividades que realiza la fundación que preside se efectúan en pos de visualizar las inequidades de género, promover las mejores prácticas institucionales que tienden al bien común, impulsar la cultura de la responsabilidad social, fortalecer la participación de las mujeres en la toma de decisiones, aunar esfuerzos colectivos para reconstruir confianza social y fortalecer el Estado de Derecho.

A su turno, la Lic. Monique Thiteux-Altschul explicó que el Foro es uno de los últimos componentes del Proyecto Mujeres contra la Corrupción y que, a través de él, se intentó plantear el debate sobre género y corrupción ya que el tema no es investigado ni desarrollado en la actualidad. Seguidamente, citó la definición sobre corrupción brindada por la Convención Interamericana contra la Corrupción de la OEA: “es el requerimiento o la aceptación de un funcionario, así como el ofrecimiento o el otorgamiento directo o indirecto a un funcionario público o una persona que ejerza funciones públicas, de cualquier objeto de valor pecuniario u otros beneficios como dádivas, favores, promesas o ventajas para este funcionario público o para otra persona o entidad a cambio de la realización u omisión de cualquier acto en ejercicio de sus funciones públicas”. Posteriormente, y tras enumerar distintos casos contemplados en la Convención Interamericana contra la Corrupción que ligan la discriminación de género con la corrupción, explicó que se recomienda a los Estados la adopción de “Códigos de Conducta” para sus funcionarios públicos, que promuevan la integridad, la honestidad y la responsabilidad.

Al finalizar su ponencia, destacó la importancia del apoyo colectivo en la adopción de medidas y campañas tendientes a luchar contra la feminización de la pobreza y a garantizar la igualdad de participación en la toma de decisiones de mujeres y varones.

Luego tomó la palabra la Lic. Magdalena Faillace, quien, en un marco de análisis de la crisis argentina de 2001, resaltó que no es casual que las mujeres tuvieran un rol protagónico en la recuperación del entramado social y en el desarrollo y el apoyo de la reconstrucción de ese mismo Estado desde sus demandas y sus acciones. Asimismo, subrayó que las crisis más profundas sucedieron en los países de la región con el más alto nivel de corrupción ya que “este fenómeno no sólo cercena los derechos políticos y sociales de las personas, sino que produce fragmentación social y es un hecho de injusticia que siempre quita bienes o servicios que desde el Estado debieran distribuirse y permitir el acceso a las mayorías, en beneficio de la concentración de unos pocos”.

A continuación, señaló que quienes trabajan para favorecer una inserción más equitativa de las mujeres en todas las esferas de lo público tienen en claro que “el derecho a tener derechos” es el punto de partida inexcusable para superar discriminaciones ancestrales que muchas mujeres sufren todavía en América Latina, para que esas mujeres se sientan sujetos de derecho y alcancen el acceso a la justicia y a la autonomía económica que son condiciones básicas para insertarse en el camino a la paridad con los varones.

“La corrupción no deja lugar para la neutralidad”, remarcó. Es por esto que al final de su exposición advirtió que todos podemos contribuir con nuestro involucramiento personal a la construcción de una democracia más transparente y realmente equitativa.

Por último, la Arq. Ana Falú se refirió al proyecto, que -a su entender- vincula las desigualdades y los nichos de pobreza, los derechos económicos y sociales de las mujeres y la persistencia de la violencia hacia las mismas. En esa línea argumental, consideró que la participación de la población femenina en la construcción de una gobernabilidad democrática en el mundo es muy importante. “Este proyecto presenta el tema de la transparencia como una dimensión que cualifica a la democracia, transparencia que tiene que ver con las desigualdades de género instaladas por milenios, ya que refiere a la autonomía de la participación política de las mujeres”, añadió.

Finalmente, sostuvo que “las mujeres están dando un avance sostenido en el mundo que les ha permitido rupturar ese techo de cristal que limitaba el ejercicio de sus derechos políticos, económicos y sociales”.