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Año XIII - Edición 239 23 de octubre de 2014

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II Mesa “Poesía y Derecho” (en homenaje a Alejandra Pizarnik)

  • Notas

El Departamento de Ciencias Sociales realizó el pasado 23 de septiembre en el Aula 1 de Extensión Universitaria la II Mesa “Poesía y Derecho” en homenaje a Alejandra Pizarnik. Participaron del evento Natalia Stringini y Guido L. Croxatto.

Para dar comienzo, Ricardo Rabinovich-Berkman, director del Departamento de Ciencias Sociales y coordinador de la actividad, opinó que la formación del jurista tiene que ser integral y humanista, que abarque la aproximación a todo complejo de lo social y a toda la cultura en cuanto construcción grupal. “La literatura es uno de los campos más ricos en contenido social del quehacer humano”, reseñó. De esta manera, manifestó que no se puede despreciar en una Facultad de Derecho el abordaje desde la literatura. “En este segundo encuentro tuvimos la certeza de que había que dedicárselo a Alejandra Pizarnik”, señaló.

Luego, Natalia Stringini enfocó la relación del Derecho y la literatura desde el punto de vista histórico. En la actualidad, los abogados se avocan al estudio de las normas jurídicas debido a que nacimos y vivimos en una cultura legal, es decir, donde el Derecho se asocia a la ley, a la norma escrita. Así, se interrogó qué es lo que sucede cuando alguien quiere estudiar un Derecho de algún siglo pasado, donde la cultura legal está desdibujada. “Esto no significa que no haya habido leyes anteriormente. El Derecho no se identificaba escritamente con la ley, sino que se identificaba con otras fuentes como la costumbre, la religión y las normas morales”, evidenció. De esta manera, advirtió que entre todas estas identificaciones no había un orden jerárquico que ponía a la ley por encima del resto. En este sentido, la literatura, el discurso literario y la poesía ofrecen al historiador del Derecho un discurso que le genera al historiador crítica, pensamiento y cuestionamiento. “La literatura otorga otra visión, ya que el autor del poema o de la tragedia tuvo otra finalidad distinta a la del autor de la ley”, diferenció. Aseveró que la literatura y la poesía le ofrecen al historiador del Derecho un discurso y una visión totalmente distinta de la que pueden dar las normas jurídicas. Hacia el final, concluyó: “La literatura sirve para que el Derecho sea estudiado desde otra visión que no sea la meramente jurídica”.

Posteriormente, Guido L. Croxatto entendió que el cruce entre literatura y Derecho se alimenta del abismo que hay entre la teoría y la experiencia que uno va realizando cuando tiene espíritu crítico. “En el ejercicio del Derecho se va desdibujando lo que uno aprendió a repetir de manera impecable en la Facultad”, consideró. En lo que respecta a las mujeres en el ámbito del Derecho, Croxatto estimó que son ellas las que están problematizando más a fondo cuestiones que tal vez para los abogados varones no fueron y no son tan problemáticas. “Es muy difícil hablar de la relación entre la poesía y el Derecho sin poder hablar de feminismo y Derecho, que es otro aspecto problemático en la administración de justicia”, subrayó. Así, juzgó que las feministas son de lectura casi obligada si uno quiere problematizar al Derecho desde la poesía. Asimismo, recordó que la mujer tuvo que luchar contra el Código Civil y, a su vez, que desconstruir un montón de estereotipos que eran ley. “Yo creo que hoy hay una revolución en la visión del Derecho que la están haciendo las mujeres”, reflexionó. De esta manera, examinó que lo que reproduce el Derecho, a través de los profesionales, es defender intereses que no están visibilizados y estructuras que no son claras. “El Derecho opera sobre el silencio y no sobre la palabra. Es por eso que la misión de la poesía es invertir esto y tener un derecho donde las palabras se empiecen a escuchar un poco más, de modo que aparezcan las víctimas”, finalizó.

“La literatura sirve para que el derecho sea estudiado desde otra visión que no sea la meramente jurídica”, concluyó Natalia Stringini.