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Año XII - Edición 218 26 de septiembre de 2013

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II Jornadas Nacionales de Teoría General del Derecho

  • Notas

El 4 de septiembre se realizaron las “II Jornadas Nacionales de Teoría General del Derecho” que tuvo en su acto de apertura las palabras del Dr. Miguel Ángel Ciuro Caldani y la conferencia inaugural del Dr. Ricardo A. Guibourg.

Para comenzar el Dr. Miguel Ángel Ciuro Caldani, director del Centro de Investigaciones en Filosofía Jurídica y Filosofía Social de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Rosario; agradeció a los presentes y presentó esta segunda parte de las jornadas de Teoría General del Derecho como abarcadora de las normas jurídicas y estrategias jurídicas. La primera parte se realizó en la Universidad Nacional de Rosario los días 2 y 3 de septiembre.

De acuerdo con el orador, “parecería que el Derecho suele ser pensado o bien como una mezcla o bien como un análisis desarticulado en materias, en ramas que luego no se recomponen. Parecería que un método adecuado para pensar el Derecho es el análisis y la síntesis, pero nuestros planes de estudio están prisioneros del análisis; por lo que los jóvenes estudian una cantidad de materia que luego no articulan”. Como resultado de ello, cuando se gradúan se encuentran con un mundo demasiado extraño; el exterior reclama una integración porque no hay íntegramente casos constitucionales o civiles, etc., sino que son casos en los que se necesita movilizar todo lo que uno estudió. Esa desarticulación de las ramas jurídicas ha bloqueado la posibilidad de pensamientos dinámicos y estratégicos. “Los juristas hemos perdido la visión de la estrategia del Derecho”, puntualizó Ciuro Caldani.

A continuación, se llevó a cabo la conferencia de apertura a cargo del Dr. Ricardo A. Guibourg, director del Departamento de Filosofía del Derecho. Para comenzar, se abocó en definir el término “estrategia” y sostuvo que no vivimos sin ella, que la ejercemos a cada momento, en lo pequeño y en lo grande. De esta manera, se refirió a una estrategia previa para conformar las estructuras de nuestro pensamiento, “de manera tal que nos permitan trazar en cada caso las estrategias particulares más convenientes para apoyarnos en ellas sin necesidad de retorcerlas e infringirlas para servir a nuestros intereses”.

De acuerdo con Guibourg, la primera trampa en la que se suele caer en la lucha contra los propios defectos es la de dar por sentada la estructura habitual, que nunca ha sido analizada críticamente, por lo que uno se limita a discutir los conflictos que se muestran en su periferia sin averiguar los conflictos que se esconden en su subsuelo.

“Cada pensamiento, idea, preferencia reposa sobre una profunda construcción teórica y el análisis de esta construcción hasta llegar a sus cimientos nos obliga a zambullirnos en este profundo lago de la filosofía”, reflexionó. Así, introdujo la segunda trampa de la estrategia intelectual la cual proviene del encierro político: las limitaciones que muchos colegas se autoimponen para reducir toda discusión filosófica a una ideología social. La costumbre de pensar todo el tiempo en términos de relaciones humanas lleva a muchos a restringir sus juicios de relevancia a un ámbito menor que su entendimiento, es decir lo ven todo, pero prestan atención a algunas cosas, explicó.

En cuanto a las pautas de conveniencia relativas a la estrategia en la formación del pensamiento mencionó la razonabilidad, palabra que por su vaguedad obliga a remitirse a su significado original de ratio: proporción. El paradigma de la razón es la lógica y su primera manifestación es la ausencia de contradicciones. Ahí es donde pueden encontrarse las pautas estratégicas del pensamiento, distribuidas en tres niveles distintos de análisis: un primer nivel lógico; un segundo nivel subjetivo: el sujeto como primer usuario de su pensamiento es responsable ante sí mismo del sistema que vaya a elegir y, por lo tanto, no debería elegir un sistema que lo condujera a conclusiones que él mismo no pudiera aceptar; pero al mismo tiempo tampoco tendría que elegir uno que satisfaga su pensamientos, sentimientos y preconceptos por lo que no le permita interpretar útilmente el mundo que lo rodea. El tercer nivel es el intersubjetivo. Los sistemas de ideas de uno y sus consecuencias prácticas entran en conflicto con otros. Las ideas pueden ser inaceptables desde uno o más sistemas de pensamiento que se toman de referencia y en especial, pueden ser incompatibles con el propio.

Comentó, además, la diferencia entre significado cognoscitivo y efecto emotivo de las palabras, se refirió a la vaguedad y a las valoraciones.

“El derecho ha cambiado su contenido a lo largo de los siglos, pero su estructura epistemológica y su discurso predominante no han cambiado nada desde la época de Justiniano”, sentenció Guibourg.

Para finalizar, hizo referencia al Renacimiento y su estrategia de pensamiento la cual daba buenos resultados, “esa revolución no ha llegado todavía al campo del Derecho, ni llegará mientras nosotros no nos empeños en producirla”, concluyó.

A lo largo de la jornada, tuvieron lugar las exposiciones de Eduardo Lapenta, Roberto Campos y Diego Duquelsky; Alfredo Soto, Elvio Galati y María Isolina Dabove.

“El derecho ha cambiado su contenido a lo largo de los siglos, pero su estructura epistemológica y su discurso predominante no han cambiado nada desde la época de Justiniano”, sentenció el Dr. Ricardo Guibourg.